Un inocente sueño que se convertira en una pesadilla.
La realidad detras de un deseo infantil les mostrara que se debe de luchar contra todo para conseguirlo.
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Alejado de la consternada multitud que dejo en la sala de estar, Todoroki Shouto se encontraba caminando por los pasillos que llevaban hasta el área de los dormitorios.
Parecía que en su mente se había desbloqueado un muy mal recuerdo.
Aunque realmente no fue un accidente el que aquellas imágenes que una vez vio en el diario lo abrumaran actualmente, el lo había hecho para de una vez por todas eliminar ese maldito sentimiento llamado rencor.
Ni si quiera se molesto en llamar a la puerta, simplemente se aseguro de que esta estuviera sin seguro y sin pena alguna entro a aquella oscura habitación.
A pesar de que era evidente que el dueño no se molestaba en realizar mantenimiento diario de su pieza, esta no lucia para nada desordenada.
—¿Que es lo que quieres? ¿Con que derecho vienes aquí?.—Pregunto desde la fortaleza de cobijas que le protegían del exterior, era obvio que tarde o temprano lo descubrirían y reclamaría por su presencia.
Pero Shouto no respondió simplemente se sentó en la suave alfombra que se encontraba a un lado de su cama, mirando con paciencia a aquel ser que al igual que él, quedo en silencio por unos segundos.
Un gruñido se escucho.
—¡¿Que mierda haces aquí?! ¡Lárgate!.—Ahora gritaba mientras lanzaba almohadas y cojines.— ¡¿Por qué no entiendes que quiero estar solo?!.—Su voz se escucho levemente quebrada, fue ahí cuando el heterocromatico reacciono.
—Solo quiero hablar contigo, Bakugo.—
Otro incomodo momento de silencio les rodeaba, Katsuki se preguntaba si seguir aquel juego o sacarlo de una vez por todas.
Shouto, simplemente le miraba con firmeza dándole a conocer que no se iría de ese lugar.
Finalmente el rubio cedió, con la última almohada que tenia aun en sus manos, bajo y se acomodo a un lado del frio chico.
La tensión era muy fuerte, más seria rota de la forma más inusual.
—¡¿Por qué siempre me pasan estas cosas?!.—Pregunto mientras sacaba todo aquel dolor que había guardado por meses.
Todoroki simplemente le ofreció su hombro, sabía que en cualquier momento se iba a quebrar y realmente eso le daba algo de alivio.
—Guardaste mucho tiempo tu dolor, eso no es bueno.—
El llanto ceso lentamente, ahora solo quedaban algunos sollozos provenientes de Katsuki quien se había refugiado en aquel chico del cual lo único que conocía era su nombre y quirk.
