Capítulo 1

316 25 17
                                    

Ya era el final del periodo, por lo tanto el final del día. Thomas se estaba dirigiendo a la oficina de Kem Sharma, jefe del periódico escolar y la persona de la cual depende su futuro.. Bueno, una parte de este.

Es solo una gran oportunidad, y trabajó muy duro para tenerla.

Un paso dentro de la oficina, tratando de mantener sus cansados ojos enfocados en el brillante suelo debajo de sus pies, pero cuando las orbes miles observan más allá de eso, se encuentra con un chico ya dentro de la oficina, un segundo después ya está tomando asiento en la única silla disponible a su lado.

Un suspiro abandona sus labios y con una mano aleja el cabello molesto de su rostro, no sabe cuánto tardará esto pero espera que no sea mucho porque con cada segundo su ansiedad aumenta, su pierna izquierda, en consecuencia de ello, lo sabe, comenzando a moverse de arriba abajo a una velocidad que el castaño no se ve capaz de controlar.

Sus ojos también sufren consecuencias, moviéndose frenéticamente por cada punto del opaco del lugar, solo un momento, hasta que se posan sobre el libro en el regazo de la persona junto a él.

Soneto De Amor XVII
De Pablo Neruda

Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma.

No tiene tiempo de comprender las palabras en su total profundidad, tampoco en el porque de la razón por la cual se encuentran subrayadas con un verde fosforescente sobre las ya casi amarillentas hojas del libro, sus mieles se dirigen al dueño de este, encontrándose con dos orbes oscuras ya sobre él.

—Hola, chicos, gracias por venir—. El jefe de la imprenta se asoma por una de las puertas, llamando su atención—. Por favor entren.

Thomas frunce el ceño, haciendo un vago movimiento entre el chico a su lado y él mismo.

—¿Ambos?

—Sí, ambos estaría muy bien. Vamos.

Genial, ¿ahora qué? Antes de que pueda protestar nada (no que realmente vaya hacerlo), o siquiera levantarse de su lugar, su acompañante guarda su libro y se pone de pie, utilizando un bastón de aluminio en el proceso.

                                (...)

—Newt se transfirió aquí desde East River, donde pasó dos años escribiendo para su periódico. Ambos poseen una profundidad increíblemente notable para escritores de su edad—. El jefe de la impresa se mueve por su oficina, regando plantas y haciendo ademanes con sus manos, hasta que se detiene, una chispa de esperanza se observa en sus ojos al posarse sobre ambos chicos—. Por eso es que creo que ambos serían un dúo verdaderamente dinámico como editores en jefe.

—No.

—¿Qué?

Con ambos jóvenes hablando a la vez, Thomas voltea al chico que habla por primera vez desde que entraron a la oficina.

—¿Podrías repetirlo?

El rubio voltea hacia el jefe del periódico escolar, ignorando las orbes mieles confundidos a su lado.

—No quiero ser un editor. Pero gracias—. Toma sus pertenencias tras ello, colgando su mochila en su hombro, sosteniendo su bastón para ponerse de pie y abandonar la oficina.

Cuando la puerta se cierra tras la mata de cabellos rubios, la oficina se mantiene en silencio. Tras un minuto, quizás dos, Thomas se está debatiendo entre preguntarle a Kem sí aún tiene el puesto como editor en jefe o sí la presencia del rubio es realmente necesaria para que él pueda cumplir su trabajo.

Acaba por abandonar las oficinas a paso rápido, hasta salir completamente del instituto en busca de aquel chico rubio.

—Oye. ¿Por qué dijiste que no?

—¿Qué?

—¿Por qué dijiste que no?— El castaño vuelve a repetir, obligando a sus piernas a moverse hasta quedar detrás del rubio. No es trabajo fácil, en serio se mueve rápido.

—¿Por qué te importa?

—¿Qué?

—¿Por qué te importa?— vuelve a repetir, está vez con una casi imperceptible risa al final.

—Umm— el castaño alcanza a Newt y finalmente camina a su lado lo mejor que puede, tratando de encontrar una respuesta que no se resuma a balbuceos sin sentido saliendo de sus labios—. No lo hago, es solo una buena oportunidad para un escritor, supongo.. Solo, no entiendo por qué dijiste que no.

—Bueno, no dejes que te quite el sueño.

Es justo, piensa el castaño, aminorando su paso puesto que tiene..

—Mierda—. Suspira, la mano que no está sosteniendo sus libros agarra la mata de cabellos castaños.

Newt, a unos pocos pasos de él, también se detiene, observando al castaño con curiosidad.

—¿Qué?

—Um, perdí mi autobús—. Señala el vehículo amarillo alejándose de ellos. Newt lo observa también, antes de volver sus ojos a un abatido castaño.

Hace un ligero movimiento con su bastón señalando el suelo debajo de ellos.

—¿No puedes caminar?

Thomas suspira.

—Umm.. no, quiero decir, sí puedo, solo que está lejos.. — El rubio ya está retomando su camino mientras el castaño habla—.. Por eso tomo el autobús.

                               (...)

Sabe que probablemente es su falta de ejercicio, porque el sol ya se ocultó y lo único que cubre el cielo es una mata de nubes grises, además del frío y la neblina, por lo tanto no puede ver otra explicación del porqué está tan cansado.

Por otro lado, la calle está muy empinada.

Guarda sus manos en los bolsillos de su chaqueta y un vaho abandona sus labios. Sus ojos se dirigen al otro lado de la calle, donde Newt se encuentra al mismo paso que el castaño, se pregunta como el rubio del otro lado no parece cansado, teniendo en cuenta el largo trayecto y el hecho de cargar un bastón consigo que, por lo que él a visto, lo ayuda a caminar. También se pregunta que tan cerca de su casa vive. ¿Serán vecinos? Su falta de sociabilidad es medianamente alta por lo tanto no se sorprendería si lo fueran.

—Mi casa está por ahí. Tengo un auto. Puedo llevarte, si quieres.

—¿Sí?.. Gracias—. Thomas observa a Newt asentir y cruzar en su dirección, él decide imitar su acción, ambos caminando en medio de la desierta calle. Thomas guarda silencio un momento antes de volver hablar—. Hey, ¿te gusta Nehradah?

—Neruda—. Le corrige.

—Oh..— una risa avergonzada abandona los labios del castaño—. Umm... Sí, bueno, yo solo leí una estrofa, pero me pareció muy hermosa.

Los labios de Newt se fruncen, formando una fina línea.

—¿Tú crees?— el rubio voltea en su dirección y Thomas también lo hace.

—Sí. ¿Tú.. no?

Newt niega levemente con su cabeza. Alejando sus ojos del castaño.

—No, solo creo que eso es lo que las personas dicen cuando leen un poema que no entienden.

—Oh.

Thomas asiente lentamente, meditando sus palabras, quizá tenga razón, realmente lo único que hizo fue leer aquello que el rubio tenía subrayado a una velocidad sobrehumana porque fue lo primero que se cruzó en su campo de visión.. pero sí cree que fue hermoso.

Quizás al final me equivoque.

Las pisadas cesan, y el ruido del metal también, el castaño se detiene al ver a Newt abrir su mochila y extender el libro en su dirección.

—Termínalo—. Thomas vuelve los pasos que se alejó y acepta el libro que el rubio le ofrece—. Y dime si aún piensas lo mismo.

CHEMICAL HEARTS |NEWTMAS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora