♦┏ Capítulo ┛¹

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Gustabo se encontraba en una mesa, sentado junto a sus amigos mientras tomaba una deliciosa malteada de fresa.

Horacio, Segismundo y Emilio se encontraban tratando de animar un poco al rubio que se veía decaído.

-Esto es una mierda-

Suspiró mientras dejaba de lado su malteada.

-Estamos casados pero nisiquiera puedo verlo antes de dormir-

Miró con tristeza el anillo con un bonito diamante en su dedo anular.

-Sabemos que el Supermariconetti tiene mucho trabajo, pero tampoco debe dejarte solo-

Segismundo abrazó con cariño a su amigo, no le gustaba verlo así.

-Solo tenemos un día para nosotros, y a veces debe que volver al trabajo por urgencias-

Dejó caer su rostro a la mesa, mientras Horacio y Emilio lo miraban con empatía.

-Bueno, al menos estamos nosotros bebé-

Dijo Horacio tomando la mano de Gustabo por sobre la mesa.

Gustabo levantó su carita para sonreírle a Horacio.

-Y se los agradezco infinitamente chicos, se que nunca me dejarían sólo-

-Y no has pensado en, no se, ¿Una aventura o divorciarte? Aún eres joven Gustabo y mereces sentirte lleno en lugar de solo-

Dijo el único alfa del grupo, Emilio, cruzando los brazos.

-No, no podría serle infiel a Jack ni tampoco dejarlo, no lo veo-

Negó rotundamente, se sentía solo y su omega necesitado pero no engañaría a su esposo o lo dejaría, no sentía que su soledad llegara tan lejos.

-Bueno, pero si surge algo así sabes que te apoyamos, ¿Verdad?-

Rápidamente Segismundo y Horacio asintieron dando su apoyo, pues sabían que Gustabo comenzaba a ser infeliz.

-Gracias-

Susurró tomando nuevamente de su malteada.

[•••]

Gustabo estaba de camino a casa con una bolsa en mano, había comprado helado, paquetes de palomitas para hacer en el microondas y chocolates, ya que no sabía que hacer miraría alguna serie en Netflix.

Al llegar a casa se topó con la sorpresa de ver el auto de su esposo en el garage de casa, cosa que hizo sentirse alegre de golpe, haciendo que suelte su dulce aroma a bombón, y comenzó a avanzar rápido para entrar y poder ver a su alfa.

Una vez dentro buscó con su mirada pero no encontró a nadie, así que fue a la cocina para dejar las palomitas haciéndose y lo que había comprado, Jack tampoco estaba allí.

Fue a la habitación, pues seguro que estaba allí, al entar miró como se colocaba unas botas negras manteniendo a su lado aquella máscara que utilizaba para ir de incógnito.

-Jack-

Murmuró asomando por la puerta con una sonrisa dulce.

El alfa al ver a su omega sonrió para ponerse de pie y acercarse a él.

-Cariño-

Lo tomó por la cintura dándole un beso en los labios, siendo correspondido de inmediato por Gustabo.

-¿CNI?-

Susurró con su nariz en la de su esposo, haciendo un tierno beso esquimal.

-Así es, tenemos a los verdes bebé-

Dejó un beso en la mejilla de Gustabo, y luego otro en la marca en su cuello, haciendo sonreír al más pequeño.

-Ten mucho cuidado-

Tomó la máscara para colocarla en el rostro de su esposo, dándole un beso antes de cubrir su rostro por completo por la tela.

-Lo tendré-

Conway se separó para dirigirse a la puerta y salir de casa.

Gustabo escuchó el motor del auto ser encendido, cosa que entristeció a su lobo.

Miró las prendas de su esposo, en las cuales estaba el fuerte aroma de su alfa, un aroma a café.

Como su omega lo pedía, las tomó para hacer un pequeño refugio y ver la serie o película que buscaría en Netflix.

Una vez listo un pequeño nido, fue rápidamente por sus cosas, sacando las palomitas del microondas y regresando corriendo saltando a la cama, dónde tomó el control remoto de la televisión de la habitación, para comenzar a buscar algo que ver.




















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Una semana para que comiencen mis clases skfkskf

I•N•F•I•E•L (Nadantabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora