♦┏ Capítulo ┛¹²

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3 años después...

Gustabo se encontraba quitando su uniforme lleno de aceite y sus guantes.

Estaba agotado.

Trabajar en el taller era complicado cuando todo garage central venía a tunear y reparar sus autos, y mucho más cuando unos venían simplemente a tocar las pelotas.

Había visto incluso a Emilio golpear a una señorita con una llave inglesa en toda la cabeza, por suerte llegaron primero la ambulancia que los policías, pues así pudieron mentir fácilmente que era todo una mentira lo dicho por las personas de fuera y que lo sucedido realmente es que se había desmayado, según, por un golpe de calor.

–Joder, la que has liado–

Dijo divertido el omega con olor a bombón al alfa de olor a tequila.

–Era muy insoportable, tenía que hacerlo por el bien de todos nosotros–

Dijo levantando los hombros.

Gustabo solamente rió, tomando de su pequeño casillero un anillo, el cuál puso en su dedo anular.

–¿Le dirás a Segismundo finalmente?–

El alfa de coleta soltó su cabello, para atarlo nuevamente recogiendo aquellos cabellos rebeldes.

–Si–

Afirmó con una sonrisa confiada.

–A por todas–

Gustabo le dió unas palmadas en el hombro a Emilio, seguido fue directo a buscar a Armando.

Entró en la pequeña oficina donde se podían hacer algún café durante el trabajo, encontrándose a su alfa con algunos recibos en manos subiendo todo a una hoja de Excel de las reparaciones del día en una silla frente al computador.

–¿Todo bien?–

Preguntó Gustabo llegando una vez a su lado.

–Si, solo debo poner unos cuantos recibos más, y podemos irnos–

Se dieron un pico y Armando siguió en su labor, mientras Gustabo se ponía detrás de él masajeando suavemente los hombros de su alfa.

Alfa y esposo.

Porque sí, hace dos años que Armando, Yun, Tonet, Manolo, Juanjo y Emilio habían dejado finalmente la mafia sin dejar rastro alguno.

Cosa que enloqueció al CNI al no poder dar con ellos.

Pero que dejó en clara victoria a los ex mafiosos, que ahora podían armar sus vidas tranquilamente como si nada hubiese sucedido en un pasado.

Y también, trajo un matrimonio el cuál fue el gran chisme de los santos, pues se hablaba de como el ex omega del jefe de la ciudad ahora después de 3 años de el divorcio de ambos, se casaba con el mecánico de los santos.

Algunos opinaban mal, otros bien, otros se preguntaban que había pasado para que el anterior matrimonio rompiera, y otros solamente lo ignoraban, pues no les incumbía.

–Listo–

Dijo Armando levantándose de esa silla, tomando por las caderas al rubio omega.

–¿Estás seguro de querer ir hoy con Horacio y Claudio?–

Preguntó en un susurro Armando en el oído del menor.

–Si, recuerda que necesita- –

Fue rápidamente callado por un beso, que lo sorprendió, pues Armando no era de dar besos tan intensos y menos inesperadamente.

I•N•F•I•E•L (Nadantabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora