Resubido.
Para muchos dejo de importarle desde hace meses atrás, aunque se esmeren en tratar de hacerle pensar que debe dejar dicho lazo, ella se aferra a el. No importaba si llega a ver marcas en su piel, si su rostro estaba llendo de manchas moradas y gotas de sangre escurrieran de sus labios, total, existía el maquillaje.
Olvidó lo que era tenerse amor propio, si hacía falta se arrodillaria ante él con tal de que no cruzará esa puerta con pase al final de una triste relación. Sus pensamientos entran en conflicto, es cierto, no quería que se fuera y estaría sumisa ante lo que él quisiera, pero no lo soportaba.
El reloj marca la 3:46 de la madrugada, no ha dormido en lo absoluto, está nerviosa, mira su celular cada cinco minutos para ver si hay existencia de alguna clase de mensaje o llamada.
No hay nada.
Mira a sus lados, como si la solución estuviese jugando a las escondidas y ella trarase de encontrarla. Coloca una mano a su costado, pero al hacerlo siente un pinchaso y se da cuenta que tienen incrustados un pequeño vidrio en la palma de su mano, no hay sangre pero duele. Mira con que se ha lastimado, y después de horas capta todo el desorden a su alrededor. Los cuadros que antes estaban colgados en la pared estan destrozados, mismo destinos que recibieron algunas fotografías enmarcadas y las almohadas, la tenue luz de la cocina es lo único que le deja apreciar lo que había hecho horas atrás, cuando lo había llamado y tuvo el descaro de contestarle cuando estaba encima de otra mujer. Su enojo fue tal que lo dejo dominar, dejo que controlara su cuerpo y comenzó a tirar todo lo que tuviera cerca, los muebles no se salvaron de su irá, y cuando por fin el coraje despareció, se tiró en medio de vidrio rotos a ponerse a llorar y preguntarse del porque de esa pobre y miserable vida a tocarle, del porque la persona que amaba con su vida misma le hacía eso.
Fue otra hora en la que se dedicó a llorar, mientras tomaba uno de los cuadro en dónde aparecían ambos en sus primeros meses de relación, para después aferrarse a el mientras sus lágrimas salían sin parar. En algún momento se quedó dormida, con las mejillas levemente rojas y pequeñas lágrimas aún rodando por su rostro.
Era doloroso.
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Alrededor de las ocho de la mañana volvió a despertar, gracias a unas voces detrás de su puerta acompañado de algunas risas. Curiosa se asomo por la ventana y pudo ver qué no muy lejos de ahí se encontraba él, pero no estaba solo, estaba con una mujer, y no cualquier mujer, sino que estamos hablando de quien en algun momento en su época de estudiante fue su mejor amiga.
Ambos estaban riendo, tocándose muy coquetos y dandose uno que otro beso. Cómo si da la nada todo lo que había llorado horas atrás y su desvelo no hubiesen sido nada, salió de la casa, armando un escándalo algo golpear a la chica de cabellos verdosos haciendo que cayera al suelo.
—¡¿Que demonios te pasa?!—Lo escucho gritarle, pero estaba cegada por el odio a esa mujer que lo ignoro.
—¡No te quiero volver a ver aquí!—Amenazo.
Estaba apunto de volverla a golpear pero fue detenida por él, quien la tomo de la cintura para arrastrarla al interior de la casa.
—¡Eres patética!—Su coraje era más que evidente, el agarre al antebrazo de la pelirroja con cada paso se hacía más fuerte, recibiendo una que otra mirada chismosa de lo vecinos que ya no les sorprendía tal escándalo pero les gustaba ver lo que sucedía. Abrió la puerta de su casa, arrojando a la chica al suelo sin tener delicadeza alguna y mirarla con odio.—Armar un escándalo por una estupidez.
—¡¿De verdad creíste que me iba a quedar viendo cómo la tocabas?!—Reprocho, poniéndose de pie e ignorar el dolor que le había provocado la caida.—Y no es una estupidez porque tú eres mío y lo sabes.
Sus pasos eran firmes y pesados, al llegar con ella la tomo del cuello, pasando por encima de los vidrios y golpeándola contra la pared ejercerciendo más presión, mientras que en medio de su desesperación la femenina buscaba oxigeno.
—Siempre es lo mismo y no pienso seguir soportandote más—La soltó, arrojandola por nueva cuenta al suelo e ignorarla, teniendo solo de música de fondo el toser de la joven mientras que el aire regresaba a su cuerpo.
Lo vió abandonar la sala e ir a su habitación, ante la caída se había golpeado las rodillas, las cuales le dolían, pero aún así se pudo levantar y caminar al cuarto, para cuando llego escucho como la puerta corrediza del armario y varios cajones se abrían y cerraban, sus facciones adoloridas cambiaron a una de miedo cuando observo la enorme maleta negra en la cama siendo llenada por varias prendas de ropa del albino.
—¿Qué haces?
—¿No es obvio?—Dijo sin dejar de hacer su labor, metiendo una última prenda y cerrar la maleta—Me largo.
—¿Qué? ¡No! ¡Espera! Lo podemos arreglar.
Fue ignorada, el de ojos azules tomó sus cosas y camino a la salida, siendo intentado ser detenido por la pequeña pelirroja, quien lloraba a mares y evitaba que el chico se acercara a la puerta. En un acto de molestia se detuvo, pero solo para darle una golpe en la mejilla y que se apartarán de su persona, viéndola apenas sostenerse del sillón para no caer.
—Por favor, no lo volveré a hacer. Lo juro. Castigame, golpeame todo lo que quieras pero solo, por favor, no te vayas—Su llanto no paraba, se acercó para quedar de rodillas e implorarle que no se fuera, aferrándose a sus ropas y decirle lo mucho que lo amaba.
No le importaba ser lastimada o maltratada, su vida dependía solo de una persona y era de él, la única persona de la que se ha enamorado, y aunque la engañara sientas de veces con varias mujeres y fuese golpeada mil veces sin piedad, ella seguiría enamorada de él. De su único amor.
La observaba lagrimear, torció ligeramente los labios y soltó la maleta, quedando a la altura de la pelirroja y ser abrazado por esta misma. Desde que había llegado se tomó la molestia de mirar como era que casi toda su casa estaba hecha un desastre, ya no le tomaba mucha importancia a eso. Se concentró en corresponderla para después apartarse un poco, limpiando las lágrimas que escurrían por sus mejillas, al igual que pudo notar como el golpe que hace poco le había dado estaba de un torno muy rojizo, besando a este mismo.
—¿Me prometes no volver hacer otro escándalo así?
—¡Te lo prometo! ¡Lo juro! ¡No lo volveré a hacer!
Tras decir eso lo beso, siendo correspondida con la misma intensidad con la que lo había hecho. Los besos al igual que todos comenzaron a ser pasionales, al punto en el maldecir por ser humanos dependientes de oxígeno, siguiendo así una danza con sus bocas hasta el punto en el que la pelirroja olvidó por completo que sus nudillos estaban sangrando, en el que sus rodillas dolían por las caídas y en qué su cuello estaba marcadas las manos de su amado, en casi un intento de asesinato.
Pero no importa, porque ella lo ama y él a ella, y el amor como bien dicen todo lo puede.
Los moretones, la sangre y lágrimas derramas son sacrificios que ella tiene que hacer por amor.
Porque al final es amor.
Es su vida.
Y es su todo.
Y al igual que siempre
Con algunos besos y cobijas, vuelven a ser la misma pareja feliz de siempre.
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Light
FanficOne-Shot The Promised Neverland +Te deseo una larga y felíz vida+ ✓. Los personajes no me pertenecen, créditos a Kaiu Shirai y Posuka Demizu. ✓. Noremma. ✓. Solo me quería desahogar ¿Ok?