Recuerdo a ese chico, es imposible que lo olvidé. Era alguien muy lindo y atento, para que negar que incluso me llegó a gustar, le tenía un aprecio enorme. Lo consideraba el ser más perfecto de este mundo. Sus cabellos eran tan brillantes y preciosos, sus ojos que habían robado un pedazo de vida destacaban a cualquier lugar que fuera, siempre sonreía, dándole un aire angelical a dónde fuera. No tenia nada en contra de nadie, era muy querido por sus amigos y familia.
Aún que ocultaba secretos que incluso yo desconocía.
Por alguna razón entro en mi corazón, escarbó en este hasta integrarse en lo más profundo y formar parte de mi, era especial. Recuerdo que agarro una manía por decirme "madre". Aclaro, esto trae al muy oscuro y triste de por medio, él decía constantemente que ello era eso para el, que porque lo cuidaba mucho, al grado de que algunos creían que éramos pareja. Adopto ese apodo para mí ya que él decía que me parecía mucho a su mamá, le daba esa calidez de hogar y amor que le hacía falta después de perderla tras una lucha perdida contra el cáncer. Era algo muy triste.
Nos llevamos de maravilla, incluso eramos una especie de pareja, en el sentido de que eramos equipó, mi hermano de otra sangre y compañero de travesuras y locuras. Mis sentimientos hacia el florecían con cada día a día que pasábamos juntos, sentía que éramos como algo así un equipo imparable.
Para ser sincera él había llegado en una horrible época para ayudarme a olvidar, en la que me sentía excluida y no era nada. Al ser de fuera de la ciudad no conocía a nadie, podía ser amigos rápido pero en ese ambiente había algo extraño, no me daba la seguridad para hablar, era solitario. Por las noches rogaba y pedía regresar a mi ciudad, en dónde había dejado a todos y todo, dónde me sentía yo y estaba cómoda, pero el llegó, a rescatarme de aquella soledad en la que los sentimientos tristes comenzaban aflorar de manera constante en mi corazón.
Él la convirtió en la mejor época de mi existencia.
Llego la temporada de vacaciones, según me habían contado, su familia tenía la costumbre de ir a un especie de casa de campo, me había invitado a ir pero de igual forma mi familia ya tenía planes ya que casi era un año que no los veía. Me deseo bien en el viaje y yo a él, partimos a rumbos distintos.
Por obvias razones nos comunicabamos todo el tiempo por medio de mensajes y llamadas, platicábamos por horas y horas hasta cansarnos, o más bien hasta que los padres de uno de los dos nos detuviera.
Cierto día algo comenzó a cambiar, no se conectaba muy seguido, no me respondía las llamadas y cuando contestaba mis mensajes preguntaba por su bienestar y él siempre me cambiaba el tema, preguntando por mi y por mi estadía, le contestaba lo mismo de siempre
—estoy bien, te extraño mucho. y me respondía con un— Yo igual, ¿Te parece si hacemos memorias, Emma?Nunca le entendía a que se referia con hacer "memorias", y era una de las pocas veces que me llamaba por mi nombre, pero acepte su petición, porque era grato pasar tiempo con él, hablábamos de cualquier cosa hasta que de la nada se volvía a desconectar.
Estuvimos así por unos meses, al menos lo que duraban las vacaciones. Cuando regresamos estaba ansiosa por verlo, quería platicar con él sobre las veces que no hablabamos, contarle lo mucho que lo había extrañado y como por fin me pude aprender la fórmula general. Algo bobo, pero me fascinaba el tiempo juntos, era el único momento en el que tiempo se hacía corto y la vida se tornaba de bellos colores.
Pero...
Él no estaba. Lo busque, lo busque, lo busque, lo busque, lo busque y lo seguí buscando.
Pero no lo encontré.
Fui a su casa y está estaba vacía, no había nadie y el patio estaba solo, al igual que el interior y sus alrededores. Le dejaba mensajes todos los días sin excepción alguna, hasta que de la nada estos dejaron de llegarle. Estaba inquieta, no sabía que pasaba, pensaba que tal vez estaba ocupado o le había surgido un problema con su familia y que por este motivo estaba ocupado y no me respondía. Me justifique con eso por unos meses más, no sabía nada y la escasez de información no ayudaba.
Hasta que un día recibí un llamada.
Es gracioso, pese a estar angustiada recuerdo que esa vez yo estaba tirada en el piso pensando en tontería y media después de divertirme con Oliver, Gilda y Don en el arcade.
Conteste porque venía de un número extranjero. Era un chica, no supe exactamente quién era pero creo que era su hermana. Lo que me dijo me perturbo, el sentimiento más horrible y macabro me invadió aquella tarde. Ella había dicho que él me extrañaba y pedía perdon por no contestar los mensajes pero no se le permitía tenerlo cerca. Le pregunté a ella el motivó, su voz era ronca, como si hubiese llorado, incluso sonaba melancólica.
El pánico no se hizo esperar en mi persona.
Me dijo lo siguuiente:
—Lamento no haberlo cuidado, se que era importante para ti y ahora él está luchando por su vida. Me dijo que si salía bien te llamaría y te explicaría todo, solo se paciente y la tormenta pasar, Emma.
Tras esto colgó, era obvio que el miedo consumía cada átomo de mi cuerpo, el hecho que pronunciará mi nombre era motivo suficiente para tenerme en pánico y pensar la peor cosa del mundo.
No, no, no ,no ,no
Por favor ¡No!
Todo estaba demasiado rápido, los nervios y las náuseas invadieron mi estómago. Estaba llorando y seguido de esto procedí a devolver lo ingerido en mi almuerzo.No recuerdo exactamente lo que hice después, creo que llore por mucho, mucho tiempo. Me angustie, y decidí esperar aquella llamada. Pasaron dos años y medio y en ese tiempo intente comunicarme con ella y con el número desconocido hasta que decidí hacer caso a lo último que me pidió.
Actualmente sigo esperando esa llamada, el perfil ya no existe y el parecer el número tampoco, pero muy en el remoto de mi corazón se que esa llamada llegará, no sé cuando ni en que momento, solo sigo esperando, esperaré y esperaré el tiempo que sea necesario porque se que está vivo y con bien, sano y salvo en alguna parte de este mundo, hasta entonces yo seguiré viviendo, no importa cuánto espere.
Por cierto, el nombre de aquel chico, es Norman.
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La brisa es fresca pero no fría, el sol le da un toque al clima perfecto, sin mucho calor ni mucho frío, el día perfecto que nos gustaría tener a diario.
Se inclina, dejando una pequeña veladora enfrente de aquella lápida, agachando la cabeza y hacer un pequeño rezo. Suspira, la primavera ha llegado y se siente culpable. Su vestimenta negra es movida por el bien al igual que sus cabellos de oro que estaban resplandeciendo con el sol. Mira la lápida una vez más, pasa sus manos por el nombre del fallecido, sonriendo triste y con arrepentimiento.
—Lo siento mucho, pero ella tiene que seguir encontrando un motivo para vivir. ¿Estás enojado? Ja, bueno, quizás no lo estés, ella sabe que regresaras algún día.—Traga pesado, hace una sonrisa torcida, pues el dolor en su corazón y el nudo en su garganta le impiden ser fuerte. Llora en bajito, lo extraña mucho. Se remueve sus lágrimas y sonrie con melancolía.—Es cruel, pero tiene que seguir creyendo en tu regreso. Aún que eso implique no crear su vida como tal...
Palabras que fueron llevadas por el viento, nadie más que los árboles y las almas perdidas fueron testigos de aquello, de aquella confesión y realidad oculta.
Un amor a mentira que es oculta por la muerte
Nota: Basado en hecho reales.
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Light
Fiksi PenggemarOne-Shot The Promised Neverland +Te deseo una larga y felíz vida+ ✓. Los personajes no me pertenecen, créditos a Kaiu Shirai y Posuka Demizu. ✓. Noremma. ✓. Solo me quería desahogar ¿Ok?