El final es solo el comienzo

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Esas pequeñas imágenes que abundan en la mente son como las fotografías, ambas guardan recuerdos de lo que alguna vez se vivieron, pero también pueden ser un mero recordatorio de que hay veces en las que te declaran con seguridad de que aquello puede que no se repita una segunda vez, pero la sensación cálida puede seguir siendo la misma e incluso en distintos eventos.

Incluso si todo aquello navega en un mar sin límites.

Y, aunque se sienta completamente perdida, su corazón no deja de palpitar ante la presencia de todas aquellas personas que la redean, cuando en un principio no tenía ni la remota idea de quienes eran, pero su corazón latiendo y la sensación de hogar recorriendo todo su cuerpo cuando aquel chico le tomo las manos, le dió una completa seguridad y calma que su corazón le dió a entender que todas aquellas personas que la rodeaban no eran unos completos desconocidos, sino que era aquella familia por la que en algún momento en lo más profundo de su ser esperaba.

Cómo ya era de costumbre, solía quedarse parada mirando a través de la ventana como los ya adolecentes disfrutaban de un fin de semana después de tanto trabajo con los estudios y más actividades, ella saldría a entretenerse un rato pero antes tenía que esperar a alguien. Sonrie, pues se le hace una muy hermosa imagen a guardar el como ver a todos conviviendo, e incluso Ray se les había unido a una partida de fútbol.

A su lado ha llegado alguien más, sonriendo pero no precisamente a dónde se encuentra los demás, sino que esa sonrisa es para ella. Lo mira sonriente, haciendo que sus miradas conecten por unos segundos, desbordantes de hermosura y pureza, una conexión que al parecer, ni un mismo dios había podido romper.

—¿Cómo crees que se lo tomen?—Cuestiona la de ojos verdes, regresando a su vista hacia afuera y ver cómo Sherry con dos pompones celebraba la anotación de Phil mientras Ray decía una y otra vez que no era penal.

—Creo que era algo evidente, aúnque supongo que van a celebrar que por fin les decimos.—Responde el albino, mirando de igual forma hacía afuera y reír sutilmente por la rabieta del azabache.

—¿Y de esto?—Se toca el vientre, sonriendo con ligera burla al ver cómo su acompañante se ha sonrojado.

—Definitivamente Ray va a matarme.

—No creo que quiera dejar sin padre a su futuro sobrino o sobrina.

—Todo es posible.

Ambos ríen, pues la verdad era que el azabache era todo un enigma respeto a como fuese a reaccionar con aquella noticia, en la que la pelirroja se esmero mucho por ocultar.

Ambos guardan silencio, la sonrisa que adornaba el rostro de ella se ha borrado por completo y siente su corazón oprimir, como si este le estuviese pidiendo a gritos recordar algo que su cabeza no le permite mostrar. Se marea un poco y se sostiene de la mesa, el albino preocupado la toma de la cintura, evitando alguna caída.

—¿Estás bien?

—Si, solo fue un mareo. Debe ser por el embarazo.—Se justifica, cerrando un poco sus ojos y ver qué esto le llega una imagen, una muy borrosa para ser sinceros, en esta aparecen cuatro siluetas que no logra reconocer.

La promesa se lo impide.

—Norman.

—¿Dime?

—¿Mamá y los demás estará feliz por lo que hice?

Aquella pregunta deja atónito al de ojos azules, ya que no le habían contado mucho a Emma en lo que respecta a su vida en Grace Field. Ella misma había dicho que lo único que la mantenía contenta pese a que no recordaba nada, era estar con toda su familia aunque los recuerdos de los momentos que los unieron y de lo que fueron su hogar se hubiesen perdido, ella estaba feliz, pues esa sensación de estar con todos la mantenía en calma, no importaba que no hubiera imágenes que lo comprobarán, el sentimiento de tener a todos a su alrededor era reconfortante y satisfactorio. Pero, había noches en las que su cabeza le mostraba más imágenes, imágenes en las que al despertar se la llevaba el viento y aunque intentará alcanzarlas estás desaparecían sin darle tiempo de entender quienes eran aquellas personas que no veía consigo.

Personas que quizás no están consigo, pero que las tienen divagando a su alrededor y quizás velando por su bienestar.

Ni ella misma comprende de dónde han salido sus palabras, solo se cubre la boca con ambas manos y se hecha a llorar, pues el corazón le dolía mucho, aúnque no lo comprende siente que hay algo más ahí, como la memoria de personas que no existen en este mundo o que no fueron capaces de llegar con ellos para cumplir su viaje y disfrutar del hermoso amanecer con el que todos añoraban.

Sacrificios era como los pensaba, unos hermosos y brillantes.

Se reconforta al sentirse rodeada de aquellas brazos que le han servido de soporte desde que su cabeza estaba hecha un lío, desde el momento en el que su mente no comprendía nada en lo absoluto.

—Creo que ella y los demás estarán algo furiosos, pero creo que eso se opaca cuando se dan cuenta que sigues viva y que haces todo para seguir. Ellos están muy orgulloso de ti, Emma.

Sus lágrimas calman y ha vuelto a sonreír, él remueve las pocas gotas que quedan en los ojos de su compañera y le besa la frente, demostrando en un simple acto el inmenso cariño que tiene por ella.

—Creo que sí.

—Ahora, vayamos afuera porque no podremos ocultar por más tiempo esa barriga.—Toca el vientre de Emma, pues este ya se veía algo abultado y seguirlo ocultando con playeras largas no va a seguir funcionando más tiempo, además su panza estaba creciendo más de lo normal.

—Norman—Lo toma de la mano, haciendo que este regrese y ella aproveche para juntar sus labios en un corto pero dulce beso.—Gracias, por todo.

—Lo haría una y otra vez de ser necesario.


~Las memorias desaparecen, las fotografías se borran, pero el sentimiento de aquel momento vivido prevalecen, e incluso hasta el día de tu muerte.~

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