Prólogo:

132 20 2
                                    

La lluvia caía a raudales aquella fría noche en la cuidad de Chicago, las personas que vivían en los barrios de clase alta y media dormían o se preparaban para dormir, parecía para todos aquellos ajenos a la situación una noche perfectamente normal. Pero más allá en aquella casa que intentaba ser una emisora de radio había tensión pues la tormenta se avecinaba, no se trataba de aquella que bañaba la cuidad, sino de una lluvia de sangre que seguramente se derramaría muy pronto, aquellos dentro de la casa/emisora se preparaban para esto con las armas que llevaban. Entonces un joven de cabellos negros, cuerpo algo tosco y rostro mal encarado dijo mientras dejaba escapar de su boca el humo de aquél puro:

___¿Me quieres recordar porque nos metimos en esto Alastor? ¿Qué pasó con dejar la violencia y vivir un sueño musical? ¿Realmente crees que vale la pena sacrificarlo todo por él? ¿Siquiera crees que te lo agradezca?

___No lo hago sólo por él Husker, sabes perfectamente que esto es algo que yo no busqué, yo deseaba alejarme de las armas y los horrores que conllevan, traté de borrar con música la huella que la milicia dejó en mí, pero pareciera que el destino se ríe en mi rostro, realmente no sé que pasará esta noche, pero si caigo sé que al menos valió la pena.

___Y sabes que aquí voy a estar cubriendo tu espalda cómo en los viejos tiempos Al, si no morimos me debes una ronda de cervezas.

___Eso dalo por hecho amigo, gracias Husk.

___Vamos, carga esa arma y no te pongas sentimental.

Mientras el pelinegro y el castaño cargaban sus armas preparandose para luchar por las escaleras unos lastimeros y lentos pasos se dejaron escuchar, por las escaleras bajaba un joven rubio y muy blanco lleno de vendajes y golpes, tenía el dolor grabado en los ojos, pero su expresión aún así era descarada, así que sin importarle su estado se acercó a una caja, pero antes de que pudiera abrirla una chica pelirroja, pequeña y menuda le detuvo con suavidad mientras decía con preocupación:

___Angel ¿Que haces levantando? Acabo de ponerte esos vendajes, no estás en condiciones de estar levantado y mucho menos de luchar.

El rubio tomó aire, estaba apunto de hacer un comentario filoso y descarado cómo los que era su costumbre hacer, sin embargo una suave mano deteniendo las suyas hizo que las palabras se congelaran en su boca, el castaño joven de apariencia refinada se acomodó los anteojos con la mano libre y dijo con voz condescendiente:

___Niffty tiene razón Angel, no puedes hacer esto, te harás más daño, debes volver arriba, es seguro, tienes que descansar.

Angel entonces alejó sus manos de las de Alastor y miró al suelo sin decir nada por unos momentos, luego volvió a tomar aire y abrió la caja tomando sus armas mientras decía con su tono característico:

___Te lo dije la noche que nos conocimos y lo diré de nuevo ¡No necesito tu maldita lástima! No soy un juguete roto que puedes arreglar Alastor, y sabes que ellos vienen por mí, así que si alguien va a ponerle una maldita bala entre los ojos a ese hijo de puta voy a ser yo, y ni tú ni nadie lo va a impedir ¿Entendiste?

Alastor asintió con un suspiro, bien sabía que Angel nunca había sido ni sería fácil de convencer, también sabía las razones por las cuáles quería ser él quién terminara con la vida de Valentino. Así que volvió con Husk junto a la ventana esperando cualquier movimiento enemigo, pero también en el fondo deseaba que todos salieran vivos de esto, pues con todo y lo mucho que le costaba crear lazos lo había logrado con todos los presentes, aunque con unos eran más fuertes que con otros, por ello sabía lo mucho que le dolería perder a cualquiera de ellos. El sonido de la puerta abierta de golpe sacó a Alastor de sus cavilaciones, por la puerta entró una chica rubia con unos vaqueros rojos y rotos, se veía agitada, entonces dijo sin más:

___Puse las trampas cómo dije que lo haría, pero él no estaba ahí ¡Era un puto anzuelo! Vienen para acá y están armados hasta los dientes, traje un poco más de armas, pero no serán suficientes.

___Gracias Cherry, haremos lo que podamos.

Dijo Alastor intentando confortar a Cherry, que lucía realmente preocupada. Mientras tanto Cherry abrazaba con cuidado a Angel, al hacerlo sus ojos se llenaron de lágrimas, pues ambos compartían ya mucha historia, Cherry sólo quería ver a Angel feliz y nada más, pero sabiendo el batallón que aguardaba las posibilidades se veían casi risibles, de pronto un joven de cabello negro, liso y largo con un delgado cuerpo entró sin complicaciones pues Cherry había dejado la puerta abierta en su agitación, todos le apuntaron al joven pero Cherry pidió que bajaran las armas y se acercó dandole un golpecito en la cabeza mientras decía:

___¿¡Que demonios haces aquí Pen!? ¿Acaso no sabes lo que viene?

___¡Auch! Primero claro que lo sé, segundo sabes que desde hace mucho quiero ver caer a Valentino y los suyos, por eso traje refuerzos y tercero, tú estás aquí y no voy a dejarte sola.

___Eres un idiota Pen, pero gracias, y bueno dejémonos de estupideces y a sus lugares, ya no deben tardar en llegar.

Cherry se aseguró esta vez de cerrar bien la puerta mientras Pen cargaba sus armas y se colocaba junto a ella para cubrirla. Afuera los hombres de Pen se desplegaron cubriendo por completo la casa, todos estaban atentos y esperando lo que fuera y también deseando salir con vida de esto. Afuera se vieron luces de varias camionetas llegar y una voz que Angel conocía muy bien dijo a través de un megáfono en un tono meloso y a la vez cargado de malicia:

___Angel, pastelito, será mejor que salgas o Papi comenzará a enfadarse, sabes que nada bueno pasa si Papi se enfada.

Sólo hubo silencio después de eso, así que Valentino furioso subió a la camioneta con el mejor blindaje junto a sus socios y entonces se desató el infierno, las balas volaban por todas partes y todos intentaban defenderse lo mejor posible, sin embargo entre el ensordecedor ruido de las balas se dejó escuchar la voz de Husk:

___¡Niffty trae tu equipo! ¡Le dieron a Al!

___No Niftty, cubrete, estoy bien, sólo fué el hombro.

___¡No vamos a resistir mucho así y lo sabes!

Entonces de pronto la voz de Valentino se dejó escuchar de nuevo gritando una orden:

___¡Alto al fuego! Si le disparan los mato, sabía que volverías con Papi pastelito.

Todos dentro de la casa estaban estupefactos al mirar cómo Angel había salido sin que se dieran cuenta y ahora se dirigía de vuelta a aquél del que tanto trabajo le había costado huir, pero antes de estar más cerca de Valentino que abrió la puerta para él Angel volteó a dónde sus amigos se encontraban y sonrió con los ojos llenos de lágrimas.

Continuará....

"Castillos de Polvo" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora