03

54 15 0
                                    

La noche había transcurrido lenta y con ese toque de tristeza e impotencia para Cherry, que no se había separado de su amigo en aquél oculto hospital para criminales, Cherry sabía que tenía que liberar a Angel de esa vida si no quería verlo morir, pero no sabía cómo, se sentía realmente sola, recordaba cómo Angel había estado allí para ella cada vez desde que eran muy pequeños, aún cuándo las alianzas de sus familias se rompieron y se volvieron enemigos ellos siempre se veían cómo hermanos. Hasta que un día Angel desapareció, Cherry lo buscó sin darse por vencida, sólo para encontrarlo atrapado bajo el cruel yugo de Valentino. Había amanecido ya pero Cherry no se atrevía a dormir, quería estar pendiente de Angel, de su única familia.

Mientras tanto, después de una agitada noche de fiesta Valentino despertaba en su mansión sobre el estudio, había sido una noche bastante lucrativa para él pues había logrado tratados con poderosas mafias de otras cuidades, sin embargo tras haberse duchado y tomado su remedio para la resaca envío a sus hombres en la limusina para que fueran por Angel a su apartamento, había llenado la mansión de rosas y había mandado comprar chocolates de distintos tipos, todo para demostrarle a Angel que sentía su comportamiento de la noche anterior, no importaba lo que debiera hacer pero él tenía que compensarlo, pues él no podría vivir sin Angel, era tan necesario para él de una forma que no entendía, su obsesión con él era inaudita y enfermiza. Mientras la limusina llegaba con su adorado pastelito Valentino se miraba al espejo, acomodaba su abrigo, su sombrero, se colocó refrescante de aliento con aroma y sabor a chocolate, ya no podía esperar más, sin embargo algo interrumpió su rutina de vanidad, pues su teléfono sonó, era el jefe de los hombres de la limusina:

___Jefe tuvimos un percance.

___¿Qué fué? ¿Llantas? ¿Gasolina? ¿Percance mecánico? No importa que sea ahora resuelvelo, llevan suficiente dinero para eso, ahora pon a mi pastelito al teléfono.

___Esa es la cuestión jefe, no podemos.

___¿¡Porque no!?

___Porque no está en su apartamento, ya buscamos de arriba a abajo y no lo encontramos.

___¿Qué?.....¡pastelito! ¡Busquen por toda la cuidad y si vuelven sin él se mueren!

___Si jefe.

La ira comenzó a arder dentro de Valentino, no concebía que Angel se hubiera escapado frente a sus ojos sin que pudiera evitarlo, no podía irse, jamás podría irse, él iba a encontrarlo aunque tuviera que mover cielo mar y tierra, aunque debiera buscarlo en el mismo infierno él lo iba a encontrar, pues todo reino tenía dos tronos, había un rey y su reina, y él no podría reinar sin su reina, Valentino debía satisfacer sus ansias de dominación con alguien y sólo angel podía ser ese alguien. Se colocó frente al gigantesco poster de angel y comenzó a arrojar y patear todo a su paso para luego dejarse caer frente al póster chillando y pataleando cómo un niño, era risible ver al gran Valentino llorando y pataleando cómo un niño que ha perdido su helado, cualquiera que lo viera así dudaría de que fuera quién todos decían, sin embargo su personal temían, pues sabían que en ese estado frenético era capaz de lo que fuera. Sin embargo un toque en la puerta lo interrumpió y lo hizo ponerse de pie, pues un potencial socio vino de Nueva York, para hablar sobre sus tratados, el hombre entró y dijo jovial:

___Hola gran V, estoy aquí para hablar de negocios.

___Largate no estoy de humor ¡Vox revisa cada puta cámara de la cuidad! Lo tienes que encontrar.

___Eso estoy haciendo Val, estoy revisando las de su edificio.

___Oh gran V, realmente no entiendo porque sufres tanto por esa puta, tienes muchas y hasta mejores haha.

___¿Muchas? ¿Mejores? ¡Nadie es cómo él! ¡Él es el único que puede llenar este vacío! Mi vida está vacía sin mi pastelito, pero es algo que un imbécil cómo tú no entendería.

"Castillos de Polvo" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora