Era una mañana hermosa en la cuidad de Louisiana, llena de aquella magia característica que envolvía a la hermosa Nueva Orleans. Todo transcurría normalmente aquella mañana con los tranvías viajando de un sitio a otro y las personas con su vaivén que casi se veía rítmico. Sin embargo el ambiente no era perfecto para todos, pues las puertas del hospital que daba servicio a los militares se abrieron dejando salir a tres jóvenes de allí el más alto y corpulento tenía unos ojos color miel y un cabello azabache que con sus tupidas cejas del mismo color y su expresión mal encarada le daban un aspecto bastante tosco, él caminaba aún con un bastón. A su lado un joven de cabellos castaños y ojos color chocolate caminaba aún con el brazo izquierdo inmovilizado, suspiró y se acomodó las gafas mientras sostenía la mano de la pequeña y menuda chica pelirroja y de ojos verdes que caminaba a su lado, ya que ella llevaba un collarín y le era algo difícil caminar de esa forma. A pesar de su estado el castaño sonreía con sutileza y con un tono suave y alegre dijo:
___Bueno amigos, creo que nos merecemos un café después de tantos días encerrados en ese hospital.
___Agh, quita esa estúpida sonrisa de tu rostro Alastor ¿Porque estás sonriendo? ¿Acaso no nos ves? Tengo dos clavos en la rodilla, tú tienes dos uno en el hombro y uno en el codo, la pobre Niftty de milagro camina ¿Y tú sonríes y piensas en ir por un estúpido café?
___No seas tan duro con él Husk, sabes que si estamos vivos es porque él nos sacó del frente aún estando herido.
___Y no lo hice para que me lo agradecieran Niffty, lo hice porque ustedes dos son todo lo que me queda, además Husker sé que no estamos en el mejor panorama que podríamos estar, pero tampoco es el peor, volvimos del frente vivos, cuándo nos hayamos recuperado del todo podremos movernos con autonomía, cosa que muchos no pueden hacer, además nos dejaron retirarnos con honores, cosa que tampoco no a muchos se les permite, llámame tonto o loco, pero esto para mí es una muestra de que la vida aún es bella.
___Eso fué hermoso Al.
___Bueno Al tal vez... bueno ya dejémonos de tonterías que tengo hambre.
___Nunca vas a cambiar Husker.
Dijo Alastor con una sonrisa más amplia mientras caminaba con sus amigos a su café favorito, aquél lugar ameno y bonito no estaba muy lejos de allí y todos allí los conocían muy bien pues cuándo no salían a misiones iban muy seguido. Las personas muy bien sabían que eran buenos a pesar de su ocupación cómo soldados, y ya que los tres habían crecido en esa bella cuidad así que todos sabían de sus hazañas, el teniente Alastor era conocido por ayudar en los comedores de bajos recursos con sus deliciosas recetas, el capitán Husker por sus labores prestadas varias veces en seguridad de la cuidad y la enfermera militar Niffty era conocida por su bondad y vocación de ayudar en las brigadas de salud y hospitales comunitarios. Los tres eran queridos y conocidos en Louisiana, pues eran personas muy dedicadas y amables. Sin embargo a pesar de cuánto las personas les tenían cariño y gratitud aquello no mitigaba los horrores que aún acechaban la mente de Alastor en sus pesadillas e incluso despierto, por ello a pesar de que Alastor amaba su cuidad decidió que ya no tenía más que darle a Louisiana, pues su refugio para olvidar lo vivido en el frente era la música y Nueva Orleans ya estaba llena de música. Así que decidió emprender su sueño y llevar su música y el alivio que esta transmitía a una cuidad distinta, su abuelo le había heredado hace mucho una casa en Chicago, así que decidido a probar nuevos aires optó por partir rumbo a Chicago.
Pero esperaría a recuperarse del todo y su ceremonia de despedida de la milicia, pues no quería salir mal de allí, quería salir con el mismo honor que durante tanto tiempo había servido. Pasaron varios meses y tras haberse recuperado los tres de forma exitosa se fijó la fecha de su ceremonia de retiro, la cuál transcurrió con grandes honores, muchos lamentaban su retiro pues les tenían aprecio a los tres y sabían lo hábiles que eran, pero fué precisamente por ello que les habían permitido retirarse con honores, pues su servicio prestado en la infinita guerra había sido de los mejores. Alastor y Niftty recibieron sus medallas con una mirada cargada de orgullo y agradecimiento, pero Husk sin embargo se mostraba casi inexpresivo e incluso algo hosco, pues para él una medalla jamás borraría los horrores que muchas veces trataba de olvidar ahogándose en alcohol. La guerra había dejado una huella profunda en las vidas de los tres y no sólo Alastor había decidido dejar Louisiana, sino que sus queridos amigos habían decidido acompañarlo en la aventura qué estaba por emprender, pues además de querer también cambiar de aires no podrían alejarse, los tres eran cómo hermanos y no se imaginaban separados después de todo lo que habían compartido.
Tras la ceremonia todos se despidieron de sus amigos y superiores, todos ya tenían sus maletas así que los llevaron al aeropuerto y los despidieron con mucho cariño. Los tres estaban expectantes de lo que podrían encontrar en Chicago, Alastor se encontraba realmente emocionado por tratar de cumplir su sueño de llevar su música y esperanza a las personas de Chicago. Mientras viajaban Alastor miraba por las ventanas con hermosas reminiscencias de cuándo su madre vivía, de su cocina llena de deliciosos aromas y sus cariñosos abrazos, Alastor sonrió pues aquellos recuerdos hermosos le hacían sentir una suave calidez en su corazón. Y al día siguiente cuándo todos despertaron ya estaban por aterrizar. Alastor tenía la dirección y todo lo necesario para vivir allí sin problemas, pues la propiedad era suya legalmente, así que mostró la dirección al taxista del aeropuerto que haciendo una mueca los llevó allí. Al llegar la casa no lucía para nada cómo la habían imaginado, era un lugar descuidado y el barrio en que estaba a todas luces se veía uno muy peligroso. Ellos estupefactos bajaron del taxi sin dar crédito, Alastor parecía decidido a entrar pero Husk lo detuvo diciendo con voz fuerte:
___¡Detente Alastor! No vas a poner un pie en esta casa, tomaremos las maletas y nos iremos a cualquier lugar menos aquí, si nos quedamos sólo nos esperan problemas.
___No pienso irme, si hay un lugar que necesita esperanza es este y yo se la voy a dar, no me iré de aquí, es mi casa, voy a ayudar a esta gente cómo pueda, pero ustedes pueden hacer lo que quieran.
___Me quedaré contigo Al.
___Gracias Niffty.
___Carajo... supongo que yo también voy a quedarme, pero cuándo los problemas inicien les voy a decir se los dije.
Cuándo entraron a la casa Husk casi sale de nuevo pero se tragó sus palabras sabiendo que no iban a ser escuchadas, adentro todo estaba lleno de pintas en las paredes y había montado un laboratorio casero para hacer metanfetaminas. Aunque todos estaban impresionados desmantelaron aquello arrojandolo al basurero tras la casa y durmieron en las habitaciones de arriba que estaban en mucho mejores condiciones, poco sabían que estaban metiéndose a la boca del lobo. Pasaron varias semanas y ellos con los ahorros de sus días en la milicia se encargaron de restaurar la casa, todo había transcurrido relativamente tranquilo hasta aquella tarde. Pues no cumplieron quiénes debían con la entrega de metanfetaminas, los encargados del laboratorio le dijeron a Valentino que sus trabajadores se habían ido y estaban perdidos en las drogas pero cómo estaba el laboratorio en territorio de Vox dijeron a él y Valentino que cumplirían con su cuota, sin embargo después de tanto tiempo sin vigilar ese territorio Vox vió en sus cámaras que su laboratorio clandestino era ahora una bonita casa, Valentino furioso envío a Vox y sus hombres a desalojar a los ocupantes. Vox entonces se dirigió allá y golpeó la puerta, con su sonrisa burlona y sus ojos de hielo, Al abrió la puerta y dijo aún educadamente:
___Buenas tardes señor, le suplico que no golpee tan fuerte ¿Qué se le ofrece?
___Bueno, resulta que estás en territorio del V Empire, así que si quieres vivir más vale que se larguen, incluso les damos diez minutos para empacar.
___Señor esta casa es de mi propiedad tengo mis papeles en regla y no tengo ningún problema con la ley.
___¡Hahaha! Aquí no hay más ley que la nuestra, no me importan tus estúpidos papeles ¡Ahora váyanse!
___Ya se lo dije, esta es mi casa y nadie habrá de quitarmela.
___Golpeenlos.
Los hombres de Vox entraron a la fuerza pero jamás esperaron que ellos iban a molerlos a golpes, pues se trataba de tres ex soldados de élite. Vox que no era precisamente brillante en el trabajo de campo se retiró con sus maltrechos hombres, llevó a Valentino el informe de que los ocupantes de esa casa eran huesos duros de roer, a lo que Valentino dijo entre risas que iba a obtener ese territorio de vuelta aunque fuera sobre los cadáveres de esos tres, pues nadie desafiaba al V Empire y vivía para contarlo. Pasaron algunos días desde aquél incidente y nadie más había vuelto a molestarlos, todos aún estaban alertas pues sabían que esos gangsters no iban a rendirse tan fácilmente. Los tres miraban televisión en la sala de estar cuándo se comenzaron a escuchar disparos, eso los hizo sobresaltarse y buscar sus armas, pero entonces notaron que aunque se escuchan cerca ninguno impactaba en su casa, por lo que asumieron que no iban contra ellos esta vez, pero aún así permanecieron expectantes, pues no podían permitirse bajar la guardia ahora.
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"Castillos de Polvo"
FanfictionEn la imponente y caótica cuidad de Chicago se libran constantes batallas entre mafias para tratar de derrocar al famoso y temido V Empire, la mafia más cruel y destructiva que mantiene un control absoluto en la cuidad, Valentino líder de esta infam...