Capítulo IV

77 18 0
                                    

Todavía no anochecía pero estábamos todos preparados para las primeras pruebas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todavía no anochecía pero estábamos todos preparados para las primeras pruebas. Se iban a realizar en Karnor, la ciudad del príncipe Jude. La noche estaba fresca a pesar de ser un lugar caluroso.

Mientras entrabamos a la ciudad la gente salía de sus casas y se formaban unos junto a otros a celebrar nuestra llegada con carteles. Estaba bastante sorprendida de ver unos cuantos carteles con mi nombre, porque ni siquiera me conocían, pero, la mayoría tenían el nombre del príncipe Jude.

—Gran bienvenida, parece que te quieren —me dirigí hacia el príncipe, que estaba vestido con un pantalón deportivo y una campera de jogging.

—Sí, eso parece, son buenas personas —dijo sonriendo.

El príncipe comenzó a saludar a sus fans y un grupo de chicas gritó cuando el príncipe las saludó.

—Admiradoras ¿eh? —La verdad las entendía, era bastante atractivo.

—Sí, es que es imposible no quedar anonadado por mi belleza —bromeó.

No pude evitar reírme—. Eso lo noto —dije bromeando tomando un mechón de mi pelo con mis dedos.

Ambos nos miramos serios por unos segundos y de la nada comenzamos a reírnos. Presentí que nos íbamos a llevar bastante bien.

Ya llegando al castillo pude notar que se encontraba en la punta de una montaña llena de vegetació. El castillo era de un tono gris y contaba con muchas ventanas.

Un puente comenzó a bajar para que pudiéramos cruzar el río. Del otro lado dos caballeros comenzaron a saludarnos.

—Bienvenidos al palacio, princesa Eve y príncipe Jude —dijo el guardia haciendo una pequeña reverencia.

—Gracias. Un placer poder estar acá —mencioné amablemente.

—El gusto es mutuo —contestó el guardia.

—¿Cómo está todo? —preguntó el príncipe.

—Todo está saliendo de maravilla señor —afirmó.

—Me alegro, tengan un buen día —se despidió.

—Nos vemos luego —agregué yo.

Nos bajamos del carruaje y entramos al castillo, era bastante antiguo pero muy pintoresco y amplio. Apenas entrabas veías un ventanal enorme que daba hacia el exterior. El castillo tenía forma rectangular, en el centro se encontraba el patio de armas y el jardín, donde pronto iba a suceder la magia y en las esquinas del castillo habían cuatro torres.

—Me imagino que tenías problemas al encontrar un lugar para esconderse cuando jugabas a las escondidas, ¿no?

El príncipe sonrió—. Créeme, ese no era el problema. El problema era encontrar a Anastasia en un lugar tan grande.

Reinas y Reyes [La Competencia Por La Corona]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora