11:00 PM

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A bordo de nuestro Tsurito anduvimos un rato entre calles y avenidas, nuestro silencio lo disimulaba el estéreo del auto, escuchando lo que ella quería: música pop. No era lo que más le gustaba pero quería fastidiarme. No le di el gusto de verme enojado, ya estaba decidido. Sólo quería dejarla en un lugar seguro e irme. Al fin ella habló.

-¿Adónde irás?- No apartó la vista del bolso que llevaba en las piernas.

-Tal vez al mercado o al centro, o por la veinte.- una mirada de miedo se formó en su cara. La Cerrada Veinte era una de las áreas más peligrosas de la ciudad.

-Hay historias interesantes por ahí.- dije sin apartar la vista del camino.

-Ninguna vale la pena por tu vida. Te permitiría ir a otros lados pero no vayas allí, por favor.- me tomó la mano, que estaba sobre la palanca de cambios. –Por favor, allí no.- Me volteé a verla, esta vez su mirada era de súplica.

-Está bien, no me voy a acercar a la veinte.- me rendí a ella, otra vez.

-Gracias.- Ninguno habló en el resto del viaje.

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El hospital era enorme, desde la entrada no se podía ver la entrada de las ambulancias y la zona de urgencias. Aun así pudimos ver que había muchas ambulancias atrás y mucha gente en la entrada.

-Debe haberse volcado un autobús en la autopista.- agarró rápidamente sus cosas

-Ya sabes, sin acercarte a la veinte.- dijo mientras se bajaba.

-¿Paso por ti en la mañana?-

-No voy a salir en la mañana, si algo será después del mediodía, y más te vale estar entero en casa cuando llegue- sonrió nerviosamente a su chiste.

-Bueno, cuídate.- le dije. –Tu más. Respondió y se fue.

Maniobrando solo por las calles, puse la música que más me gustaba: cumbia. La primera hora manejando solo de noche era mi favorita porque podía cantar y "bailar" y poner cumbia al volumen que quisiera. Después bajaba del carro y escuchaba los sonidos de la ciudad dormida pero aún activa. Cuando seguía el paseo, dejaba la ventana abierta y bajaba el volumen de la música. Empecé con una sobre miradas oscuras y llenas de reproches, ojitos mentirosos y corazones hechos pedacitos, siguió un "Y hoy te vas" seguido de tres "te vas", una con arpa y finalmente una de ferrocarriles. Disfrutaba mucho esas canciones. Mi primera parada fue cerca del centro, en la central de autobuses. Ahí de vez en cuando platicaba con una pareja de policías que hacían guardia cerca. Los conocí en una de mis primeras "cacerías", aunque no de buena manera. Había discutido con "la señorita enfermera", como ellos la llamaban y me había quedado dormido por el alcohol encima del Tsuru. Ellos me despertaron, me cuidaron un rato, comprendieron mis razones y compartimos cervezas. En la mañana me dejaron en mi casa en su patrulla sin que ella se enterara y desde entonces a veces me paso a saludarlos. Ahí estaban, como siempre, resistiendo el frío con unas cuantas bebidas no permitidas en servicio pero que ayudaban mucho. Me estacioné detrás de su Dodge Charger y me acerqué a ellos.

-Ah mire compadre, quien se digna a saludar a sus salvadores.- saludó uno.

-Si cierto pareja, hasta que al fin se deja ver.- respondió el otro.

-Pus que le woa hacer si la jefa no me deja.- los saludé con la mano derecha porque en la izquierda llevaba mis "brebajes".

Estuvimos hablando y riendo un rato, de lo que había pasado en nuestras vidas, de historias y vivencias, de nuestras respectivas mujeres y otros temas. Después de un rato, al fin les pregunté.

-Oiga comandante, ¿sabe porque había mucha gente en el hospital de allá arriba?

-¿El Hidalgo? Pues ahora que lo menciona no sabía que hubiera más gente de lo normal.- lo pensó un poco –No pues no sé. A ver pareja chéquele.-

El otro se metió al carro y se comunicó por radio a central.

-¿No recuerda algo que haya pasado esta noche?- le volví a preguntar.

-Pues lo más raro que ha pasado hoy fue el apagón.-

-¿Apagón? ¿A poco hubo un apagón?-

-¿No se enteró? Hubo un apagón hace rato, dos horas creo. Si estuvo raro porque se fue la luz en muchos lados. Tuvimos llamadas de la Veinte, del cerro, de Rio de Plata, San Antonio y la Industrial creo. Nos íbamos a quedar en la central para atender llamadas pero el jefe dijo que sería mejor que estemos en la calle. No nos ha hablado. Ahora que lo pienso es raro que no nos hayan hablado. Normalmente ya nos habrían preguntado por un reporte. A ver qué dice este.-

Abrió la puerta para escuchar mejor la radio. Su compañero estaba tratando de comunicarse.

-Central. Aquí unidad 32 llamando a central.- solo se escuchó estática.

Volvió a intentarlo tres veces y a la cuarta por fin respondieron.

-Unidad 32, reporte-

-Pues todo tranquilo acá abajo.- respondió el patrullero. –Oye ¿que saben sobre el Hospital Hidalgo?- preguntó al operador.

Estática. Se podían distinguir algunas palabras pero nada claro.

-Central revise su aparato ese, hay mucha estática, y repita por favor.-

-...muchas llamadas, de todos los hosp... ¿Eh?... el jefe dice algo... muchas personas se quemaron las...-

-Central no se le entiende nada.-

-...las manos, muchos se quemaron las manos, o eso dice el jefe. Lo de las radios es también en todos lados. No sabemos qué...- y se perdió otra vez.

-No pos si esta raro- dijo el comandante.

-¿Muchos se quemaron las manos? ¿Qué quiere decir eso?-

-La verdad, quién sabe.- respondió el otro.

-¿Todos los hospitales? ¿Eso dijo?- pregunté

-Parece que si, ¿Su novia está allá no?- 

-Si- dije secamente, había algo demasiado raro pasando y ella estaba allá, sola, seguramente con muchas preguntas, pero no se iría del hospital, había personas que la necesitaban. Se me ocurrió algo.  

-Oiga comandante, si les interesa podría acercarme a otros lados a ver si averiguo algo.- le sugerí.

-Pues si quiere, a ver que encuentra.-

-Bueno, ¿hasta qué hora están aquí?- pregunté

-De nueve de la noche a cinco de la mañana, para cuidar de los animalillos nocturnos como usted.- dijo el compañero.

-Pues sí, a menos que hablen de central, porque este día ya no sé qué esperar.

-Entendido, a ver si los encuentro al rato, ¿les dejo las...?-

-Si quiere, aquí se las guardamos. Vaya sin prisa.-

-Bueno, hasta al rato.- me despedí de ellos.

Mientras pensaba adónde ir para investigar, muy bajito en el estéreo, una mujer cantaba sobre su secreto sufrir por un hombre, otra sobre un hombre al que le era fácil huir con sus sentimientos y una que llorando se fue. Canturreando se me ocurrió visitar a otro de los "animalillos nocturnos". Estaba metido en asuntos medio turbios, así que, quién sabe, a lo mejor sabía algo. 

Cumbia de Medianoche (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora