Capitulo 19

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—Bienvenido a casa —bromea Kim mientras recorremos las estancias de Claringdon.

Suspiro familiarizándome de nuevo con la madre de todos los palacios reales. La diferencia es que ahora es mi residencia oficial, no la de mis padres.

Aparte de la visita a Portsmouth, no he salido del despacho de mi padre o de mi nueva suite en los dos días que llevo en Claringdon. Ver cómo se llevaban las posesiones de mis padres de un modo tan militar no fue agradable. Todo resultó muy impersonal, como si despedir a un soberano y dar la bienvenida al siguiente fuera algo normal. Y supongo que lo es, pero es que el antiguo monarca era mi padre. La maldita culpabilidad que espero librarme algún día me atenaza el pecho una vez más.

—¿Qué tal te llevas con el mayor Davenport? —le pregunto a Kim, para pensar en otra cosa.

Supongo que debería haberle avisado de su regreso, pero lo cierto es que pensé que, tras rechazar mi oferta, no iba a volver.

—Bueno, la verdad es que se ha quitado buena parte del palo que llevaba metido por el culo —admite secamente—. Diría que ahora ya sólo lo tiene apoyado en la entrada.

Me echo a reír.

—Me alegro de oírlo.

—El hombre sabe lo que dice. —Kim se encoge de hombros—. Y es más paciente de lo que esperaba con mi falta de experiencia.

—Bien, muy bien.

Sabía que formarían un buen equipo, y que el uno cubriría las carencias del otro.

—Y fue agradable tener a alguien cerca con quien poder reírme cuando se publicó el comunicado para aclarar las cosas entre Jennie y usted.

Contengo la risa.

—Todavía parece que a David y sir Don los hayan abofeteado.

—Me gusta verlos con esa cara.

—A mí también —admito—. ¿Tienes localizado a Taehyung? —pregunto, pasando un dedo por una repisa de roble macizo; por supuesto, no hay ni una pizca de polvo en la madera.

—Me han dicho que sigue en cama.

—Con resaca monumental —murmuro.

—O tal vez lo esté evitando —añade Kim.

Supongo que no le falta razón. Kim encontró una clínica privada que sería perfecta para Tae, pero éste no se tomó nada bien mi sugerencia cuando se lo propuse durante la última cena que compartimos en Kellington. Al parecer, no tiene ningún problema con la bebida.

Al parecer está estupendamente y lo único que hace es ponerse al día de toda la diversión que se ha perdido todos estos años.

—Me odia.

Me encojo al pensarlo. No me ve como alguien que trata de ayudarlo, sino como a uno de los demás que intenta imponerle cómo vivir su vida. Me acusó de haberme tomado el cargo demasiado a pecho.

—No lo odia. Sólo está un poco perdido en estos momentos. El primer paso para resolver un problema es admitir que se tiene, y, por lo que a su alteza real se refiere, no ha admitido nada todavía.

—Es verdad.

—De todos modos, no conozco a muchos héroes de guerra que se vayan de fiesta como lo hace el príncipe Taehyung —comenta Kim, como si nada—. Quiero decir, que pensaba que los soldados con estrés postraumático estaban deprimidos.

MI ALTEZA II: Mi Unico Rey ~KOOKMIN~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora