メ04メ

338 47 3
                                    

-¿Kate, cariño? La cena ya está servida - la voz tierna de mi madre resonó al otro extremo de la puerta acompañado de dos suaves golpecitos.

Me reincorpore en el borde de mi cama dejando los pies en el suelo e inmediatamente pude sentir lo frío que se encontraba el piso.

-Bajo en un segundo - aviso alzando un poco la voz para que mi madre logré escuchar.

-Esta bien - respondió para luego después quedar en completo silencio, solo logrando escuchar los pasos alejándose de mi puerta.

Despojo un suspiro alzando mis brazos para que mi cuerpo se estire y así logré deshacerme de la flojera, mi boca se abre un poco para bostezar.

Me pongo de pie colocándome mis zapatos, me encaminó hasta la puerta y abro para salir... Una vez afuera bajo las escaleras hasta llegar a la sala yendo al comedor.

Mis ojos captan rápidamente dos figuras en la mesa, una pequeña la cual es de mi hermana y la otra un poco robusta con hombros anchos el cual es mi padre quien está de espalda.

Mi madre se encuentra de pie sirviendo la cena, también está de espaldas.

En silencio me dirijo hasta la mesa para correr una silla y poder sentarme,y sentirme cómoda. Pero no sé si con la mirada molesta de Marta pueda sentirme cómoda.

-Esto es tuyo, cariño- mi madre llega a mi lado colocando un plato con comida en la mesa, este queda justo al frente de mí.

Marta me sigue con sus ojos, puedo decir que si su mirada hablara ya me hubiera insultado de cosas.

-Gracias - agradezco con una sonrisa mientras la miró.

Mi madre la cual se nombra Mary asentió también con una sonrisa sincera para luego retirarse y seguir sirviendo a los que falta.

-Espero que comas todo, Kate - comenta mi padre cogiendo un cubierto del cucharero, me echa una mirada jugas volviéndolo a su plato el cual mamá acaba de poner al frente suyo.

Solo asentí para coger un cubierto.

-¿Deberías de aportar en casa, no crees, Katerina? -Marta sabía perfectamente que no me gustaba que me llamarán por mi nombre completo.

-Lo haré - respondí sin mirarla -. Pero primero quiero terminar mis estudios.

Lleve el primer bocado a mi boca.

-¿Estudios? - se rió por unos segundos sin gracia -. ¿Cuales estudios? Oh ya recordé - me miró con ironía -. Los estudios que dejaste cuando dijiste que era perdida del tiempo, o quizás los estudios que no quisiste echando todo a la basura.

Ella tenía razón, desperdicie la oportunidad que me habían dado solo por el simple echo de que quería vivir mi vida libre sin nada que me detenga. En ese tiempo era una mocosa inmadura de diecinueve años, ahora que ya tengo veintiuno pienso volver a la universidad.

-Cállate, Marta, no estoy de humor - la cuchara que llevaba en la mano la coloque en la mesa.

Sentía el estómago revolotearse quitándome el hambre por completo.

-¡No pidas que me callé! -alzo la voz -. Estoy cansada de ti, de que siempre finjas y te hagas la enferma, de que nunca hagas nada por qué siempre pones la escusa de tu mal estado con el corazón. ¡Ay por favor! Sabes muy bien que en ti todo está bien.

Sus ojos se abrían en grande dilantandose, su mirada me decía te odio.

Me cerré tanto que odie escuchar a mi madre gritar por mí para que no saliera de casa, ya es tarde y es muy entendible que ella se preocupe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me cerré tanto que odie escuchar a mi madre gritar por mí para que no saliera de casa, ya es tarde y es muy entendible que ella se preocupe.

No sé a dónde voy, no tengo ni la más mínima idea donde dormir. El frío va empeorando por cada minuto que pasa y yo en estos momentos me encuentro sin ningún abrigo.

Mis mejillas están heladas al igual que mis manos, enlazo mis dedos y con el aliento cálido intento llevar calor a mis palmas. Pero veo que eso es algo complicado por el frío intenso que se vuelve cada vez más molesto.

Me encaminó hasta llegar al parque solitario del otro día, tiene una aura de paz y tranquilidad, tengo que pensar pronto en donde quedarme a dormir, por qué hoy no pienso volver a casa.

Marta está realmente furiosa conmigo, no puedo hacer nada contra ello. Como sea, en estos momentos me encuentro sentada junto a la noche en una banqueta mientras miró el cielo estrellado.

Una bonita noche.

Cierro mis ojos por unos segundos respirando aire fresco, cuando de pronto y por una extraña razón siento otro peso a mi costado, logrando que la banqueta chille.

Abro mis ojos y miró al chico de mi lado, este al verme me sonríe de una forma rectangular y única, no cualquiera llega a tener esa hermosa sonrisa.

Es él, TaeHyung.

Es tan extraño que siempre aparece cuando necesito a alguien, es como un misterio cuando de un abrir y cerrar de ojos ya se encuentra a tu lado, también cuando llega la hora de despedirme, desparece con rapidez como cuando el viento sopla.

-Es una noche linda ¿No lo crees, Kate? - su mirada encuentra la mía.

Asentí dándole la respuesta muda.

Miradas Al Cielo ➜ [k.th]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora