ᴘᴀʀᴛᴇ ꜱɪᴇᴛᴇ

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Lograr llegar hasta el supermercado no fue una tarea sencilla. Llegar ileso fue aún más díficil. Reconocer las maneras en las que podría salvarme de esas criaturas (a las que había decidido llamarles sensoriales, a su muy desarrollado sentido del oído) había sido casi imposible.

Ahora, haber sobrevivido fue cosa de suerte y de mi habilidad (recién descubierta) para estar en silencio y camuflarme entre los autos o árboles.

Encontrar a Felix con vida y totalmente ileso fue un gran alivio para mí y el alma volvió a entrar al cuerpo.

Teníamos que largarnos lo más pronto posible del supermercado, y claro que eso hubiéramos hecho si Felix no hubiera estado reacio en que lleváramos a todas esas personas con nosotros.

Si ya había estado pensando en como demonios llevarnos a mi chico y a mí a salvo hasta nuestro departamento, ahora no tenía jodida idea de cómo llevaría a todas esas personas extras.

Además, ¿A dónde se supone que iban a ir ellos después? ¿Felix también los dejaría quedarse en nuestro departamento?

Dios, necesitamos discutir esto.

Claro, si no estuviéramos todos demasiado preocupados por sobrevivir.

-Bien.-Hablo rompiendo el silencio. Todos estamos sentados formando un círculo. Felix está sentado sobre mi regazo con su espalda recargada en mi pecho, acurrucándose en mí como si fuera un pequeño gatito en busca de mimos, y yo me abrazó a él buscando el calor de su anatomía.-Esto es lo que descubrí mientras venía para acá.

-Te escuchamos.

-Esas criaturas, que llamaremos sensoriales, no tienen ojos.

-¿Qué?-Pregunta asombrado uno de los hombres.

-¿No han visto uno aún?

-Escuchamos gritos y ese chico dijo que corriéramos acá.-La mujer dice señalando a mi chico.-No vimos nada ni a nadie, nos mantuvimos en silencio ocultos aquí, como él nos dijo.

-Excelente trabajo, bebé.-Le susurro orgulloso de su rápida reacción, y le dejó un beso en su cuello.

-Cualquiera lo habría hecho.-Dice tratando de quitarse mérito.

-No, en realidad. Pero eso lo discutiremos después.-Le digo entrelazando muestras manos sobre sus muslos.

-Bien, ¿Qué otra cosa debemos saber?-Pregunta la mujer.

-Debido a que no tienen ojos, su sentido del oído está sobredesarrollado, por lo que, siempre deberemos ir en silencio. No importa cuánto nos cueste, ni cuánto tiempo nos tome. Debemos asegurarnos de no hacer ruido alguno que pueda atraerlos hacia nosotros. Si nos llegamos a encontrar alguno deben mantener la calma.-Todos me miran como si me hubiera crecido una segunda cabeza.-Sé que es díficil debido a las circunstancias, pero es de vida o muerte el mantener la calma. No pueden hacer ruido ni al respirar, y deben quedarse parados en el lugar donde estén.

-¿Estás loco, chico? Ellos podrían ir tras nosotros enseguida, siendo tan vulnerables en medio de la calle.

-Moverse es arriesgarse a hacer ruido y condenarse a muerte.

-¿Y sólo nos quedaremos allí parados sin hacer nada esperando a ver si esas cosas deciden irse? ¡Podría tomar horas que se muevan!-Bueno, este hombre está amando llevarme la contraria.

-Señor, le pido baje el volumen de su voz. A menos que quiera atraerlos hasta aquí.-El señor se queda callado, aunque noto que maldice entre dientes.-Tomaremos piedras u otros que no hagan ruido al ser transportados, de esta manera podremos lanzarlos lejos de nosotros y los sensoriales irán a esa dirección, dándonos oportunidad de escapar.

ɴᴏ ʜᴀɢᴀꜱ ɴɪɴɢÚɴ ʀᴜɪᴅᴏ  [c h a n l i x]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora