Capítulo 1.

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Hogar dulce y agrio hogar.

¡Hace horas que estamos en este maldito auto! Dios, ¿a caso mi padre no sabe el dolor de culo que tengo? Ya no siento mis piernas, el aire-condicionado del coche me está matando, con cada curva siento como me mareo. Devolveré toda la comida, lo se.

-Papá, para el coche.- Me miró por el espejo retrovisor algo extrañado, ¡HOMBRES! Nunca entienden.

-¿Qué sucede beba?- Okey, debo admitir que amo su forma de ser, al menos cuando era así.

-Querido padre, si no quieres que lance toda la comida en tu tapizado, te sugiero que pares de una vez.- Pude verme en el retrovisor, rayos, me veía muy pálida, juro que hace unos minutos mi tez estaba en perfectas condiciones.

-¡Ya voy! Tranquila beba, baja tu ventanilla y toma aire fresco.- Había tráfico como parar así de la nada, aunque comenzó a disminuir la velocidad mientras se orillaba.

Aquí voy, mi padre se bajó del coche y abrió mi puerta, logré desprender el cinturón de seguridad, pero no logré pararme por si sola, me tambaleé pero con la ayuda de Alexis *mi padre* llegué hasta el pasto y devolví mi estómago, el tenía sujetado mi cabello mientras yo sufría como una condenada. Odiaba tanto que me sucediera eso. Entré al auto ya con más color, tomé algo de agua para luego quedar dormida. 

Sentí como paró el auto, no tenía fuerzas para levantarme, pero aún así lo hice, fui hasta mi nuevo cuarto, el cual ya estaba todo decorado, tenía mi propio baño según me había contado mi padre, era la habitación más grande de la casa y la habían decorado tal y como a mi le gustaba. Me acosté a seguir durmiendo tal y como me lo recomendó mi padre, quise despertarme cuando sentí el delicioso aroma a comida pero algo me decía que debía seguir en ese sueño, si es que era un sueño.
Corría y corría sin rumbo alguno, sólo sabía que debía correr. Hasta que me detuve y me desplomé, comencé a ver que un extraño ser se me acercaba mientras mis ojos se iban cerrando, lo último que logre ver fue que una extraña luz con los colores del arcoiris me iluminaba y entraba en mi cuerpo, de mí salió una pequeña luz negra, la cual se hizo una esfera. Y así mis ojos se cerraron.

Luego de dormir un par de horas me levanté, sentía felicidad de estar en mi nuevo hogar, pero un sabor agrio me recorría, seguramente era por el vómito, pero ¿cómo? Me había cepillado los dientes antes de dormir, pero no era eso, era algo de mi interior, algo aquí estaba mal o lo estaría en un futuro no muy lejano.
Bajé las escaleras y me encontré con un padre adormilado en un sofá muy grande de color negro, en frente  a el había una mesita de vidrio, me llamó la atención la forma en la que estaba decorada, habían fotos mías y de mi papá, pero había una en la que aparecía una mujer, esta estaba en el centro. Esa era, ¿quién es? Al parecer lo pregunté en voz alta, mi padre se despertó y logre ver que alrededor de él había un álbum de fotos. Se había quedado dormido mientras decoraba la mesita.

-Es tu madre, querida- ¿Mi madre? Agarré una de las fotografías, nunca hablábamos de ella por lo tanto no la recordaba, debía admitir que me parecía mucho a ella, los ojos, mis labios, mi cabello... Unos vagos recuerdos vinieron a mi, cuando me dijeron que ella había muerto en un trágico accidente. Lo unida que éramos, cuanto cuidaba mi papa de ambas, las idas al parque..

-¿Cómo era ella? Me refiero a su forma de ser...- dije mientras baja la vista hacia la fotografía.- es bellísima.

-Pues si, es igual a ti.- me sonrió cálidamente.- nos conocimos en la universidad, teníamos apenas unos años más que tu, tu mamá no era una chica de muchos amigos, siempre estaba sola, era todo un misterio para mi. Se sentada en una esquina de la cafetería con uno de sus libros y su café- río amargamente.- nunca quiso que me le acercase, más yo era un tonto jugador de basquetbol, poco a poco fui demostandole a tu mamá quien realmente era, en cuestión de meses éramos novios. Le gustaban las rosas amarillas.- como a mi, pensé inmediatamente- prefería el fútbol, los libros de ciencia ficción y de fantasía, amaba la playa, siempre había soñado con una niña y un niño, era carismática, complicada de entender... Estaría días para definirla...

-¿Por qué nunca tuvieron al niño?- esa parte se me había quedado sumamente grabada, ¿un hermano? Eso sería genial, siempre quise tener a un pequeño corriendo por la casa.

-Cuando tu mama desapareció, ella...- sollozó.- ella estaba embarazada.

Abrí mis brazos y mi padre lloró en mis hombros mientras que yo estaba atónita, ¿embarazada? ¿Desaparición? Tenía que hablar seriamente con Alexis.

AimlesslyWhere stories live. Discover now