Luego de haber llegado a casa y dormir como oso, me encontraba en una linda plaza que habíamos ido alguna que otra vez con Chase, tenía tantas preguntas en mi cabeza, que hacía Dereck ahí? En verdad iba tras de mi? Sentía algo por mi? Que hicimos anoche?. Pero nada. No había nada, no encontraba nada en mi tonta cabeza.
Baje del columpio para recostarme en el césped, unas hermosas estrellas estaban brillando en un manto azul como pequeñas manchitas, eso me recordaba a su rostro, sus ojos azules como el cielo, su piel blanca como el brillo de las estrellas y esas manchitas llamadas pecas que el tanto odiaba. Él era algo nuevo para mi, como se podía llegar a sentir tanto por una persona en tan poco tiempo? El sentirá algo por mi? Mi vida se ha vuelto complicado en cuestión de un par de meses, donde está aquella chica aburrida que se encerraba en su habitación a leer y mirar tv? Definitivamente yo ya no era esa chica, he cambiado; pero... Estoy a gusto con el cambio? Cerré mis ojos disfrutando de la hermosa noche, del viento golpeando suavemente mi rostro, del césped en mis manos....
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Me desperté y no supe en qué momento me había quedado dormida, ¡diablos! ¡Las 4:27 a.m!
Tenía 59 llamadas perdidas de mi padre y 123 mensajes, ¿en serio? ¿Es que a caso no se cansa? También tenía llamadas de las chicas, incluso de Dereck, pero no de Chase.
Me senté en el columpio y comencé a mecerme, luego de un rato largo decidí irme a casa, no padre me matará...
Abrí suavemente la puerta, haciendo el más mínimo ruido y cuando pasé por la sala vi a unos señores desconocidos para mi, aunque uno sabía que le conocía de alguna parte, las chicas y los chicos estaban aquí, sonreí al ver a Chase; vinieron rápidamente a abrazarme, algunos con los ojos rojos e hinchados. Diablos, si que se habían preocupado, pero sólo me había quedado dormida en un parque!
Luego de hacerme mil preguntas y de varios castigos por parte de mi padre, me quedé a solas con Chase. Joder, nunca había estado tan nerviosa en mi corta vida. Comencé a tronar mis dedos y luego jugar con ellos, miraba mis zapatos, se me hacía imposible mirar sus ojos, me mordía el labio tan fuerte que seguro y no tardaría en sangrar. Sentí como se acercó a mi y puso un dedo sobre mis labios, incitándome a dejar de hacerlo. Levantó mi barbilla y nos miramos a los ojos, sentí como mi piel hormigueaba ante su tacto, y me encantaba...
-Me has dado el susto de mi vida, mocosa.- sonrió de lado.
-Lo siento, me he quedado dormida, creí que no te importaba, ni siquiera me mandaste un tex...-
-No sabía que habías desaparecido, me enteré un rato antes de que llegaras. Por cierto... Donde estabas? Busqué en todos lados.- su mano abandonó mi barbilla y extrañe su tacto.
-Recuerdas aquel parque que visitamos un par de veces?.- dije mientras volvía a mirar el piso.
-Ey. Mírame. No se como no se me ocurrió buscar ahí, lo siento, siento mucho lo que sucedió.- se acercó a mi, si respiración y la mía se mezclaban, me acerqué un poco más, podía sentir su aroma a vainilla, sus labios rozan los míos... Estamos a punto de besarnos...
-Ejem... Creo que ya es muy tarde jovencito, debería marcharse.- dice mi padre en las escaleras. Mi cara se vuelve un tomate, pero me relajo al sentirlo sonreír. Me da un beso en la mejilla y se despide de mi.
-Buenas noches, pequeña.-
-Buenas noches, Chase.-
Definitivamente tendré una buena noche! Pensé mientras sonreía, en qué nos deja esto? Estamos bien? Estamos mal? Aplicamos la ley del hielo? O nos quedamos juntos? Mi sonrisa fue decayendo.
-Ey, si tu.- miré a mi padre.- ve a dormir, aún nos queda una sería charla pendiente.- esperó a que subiese las escaleras y besó mi frente.
-Te amo, papá.-
-Yo a ti.- seguro y zafo del castigo, pensé.
-pero sigues castigada.- gritó antes de que cerrara la puerta de mi habitación, sonreí, por poco lo logro.
Me dejé caer en mi cama, pensando en el, en mis amigos, mi padre, el cambio en mi vida, y si, me gusta este cambio.
