Cuarto piso.
Al parecer estaba en un edificio, yo era una especie de fantasma si así podía llamarme. Ya había pasado por tres pisos y en casa uno de ellos aparecían las mismas personas matando a todo ser vivo que se les cruzase.Quería ayudar a esas personas. Pero yo sólo podía ver, analizar y estudiar los los movimientos de esas personas, cada movimiento quedaba grabado en mi mente, cada ataque. Nadie me veía ni me escuchaba, pero una fue diferente, en el cuarto piso. Me sentí diferente, como si ya no fuese un fantasma, me sentía de carne y hueso, me sentía real.
Quería dejar de ver, esto me estaba torturando, pegaba gritos, tiraba puños y patadas al aire. Quería dormirme y no ver nada más de eso, pero mis ojos no se cerraban ni para pestañear. En el cuarto piso tenía una misión, comprendí que pasé por esos pisos y vi morir gente sólo para saber cómo atacar, para saber sus debilidades, para saber su forma de combate, para saber como derrotarlos. Por eso quedaban grabados en mi cerebro.
El cuarto piso X:
Me encontraba dentro de un departamento, en una habitación. No sabía que hacer ni sabía que rayos sucedía, no sentía miedo, no sentía diversión. Sentía asco. Asco por esas personas, las mismas que torturaron a los demás. Y lo vi, vi al chico más hermoso de todos durmiendo plácidamente en una cama de una sola plaza con una chica. -Diablos, todos los chicos que están buenos tienen novia.- pensé. -¿qué idioteces estoy diciendo?- me reté. Sé que estoy en este piso para salvarlos. No se cómo ni por qué, ¿por qué sólo a ellos? ¿Por qué a los otros no? Creía que era para saber como atacar y defenderme, ninguna de esa opciones se me hacían válidas aún así debía creer que era por eso. Ya sabía como actuaban esas dos personas. Su líder era una chica, la pelirroja. Ellos no te mataban como si nada, te hacían sufrir, te hacían suplicar, te hacían rogar por horas hasta que no soportes la tortura y mueras, generalmente frente a ti torturaban a tu familia, te torturaban aún peor de como lo hicieron con tus seres queridos.
Me paré frente a los dos chicos y pude ver que la chica era menor que él unos seis años tal vez. -Al chico le gustan las pequeñas- me dije.
-Despierten- comencé a sacudirlos, la chica sólo balbuceaba y el tonto chico estaba en el quinto sueño.
-¡Despierten maldita sea!- elevé mi tono, ellos no podían morir. Los necesitaba. La chica despertó y por su expresión iba a pegar un grito descomunal. Le tapé la boca justo a tiempo, en un abrir y cerrar de ojos me tele transporté a su lado. Comenzó a patalear, y pegarme. El chico se despertó y agarro la lámpara que estaba en la mesita de noche y comenzó a apuntarme con ella.
-¡Suelta a mi hermana o te mato!- con que es su hermana- pensé. Se veía sexy, era hermoso, verlo adormilado con el cabello despeinado y esa forma amenazadora le daba un toque sumamente sexy. ¡Ya deja de babear! Volví a retarme.
-No hay tiempo, ya están aquí- diablos, tenía que pensar en algo rápido. Ellos los matarán y a mi también.
Si tan sólo pudiese hac...-¿De qué hablas idiota?- dijo la chica interrumpiendo mis pensamientos mientras se ponía al lado de su hermano. Tenía miedo, lo veía en sus ojos. Quería saber qué pasaba.
-Como dije, no hay tiempo, tú- señalé a la chica- escóndete en un lugar que nadie te encuentre y tú- señalé a su hermano- tendrás que matarlos junto a mi, me ayudarás.- no tenía un plan. Era la verdad pero la chica sólo estorbaría, tenía tal vez unos catorce años y se veía debilucha. Estaban atónitos, de boca abierta, comenzaron a golpear la puerta. Estaban a punto de entrar.
-¡Rápido!- les dije. La mocosa comenzó a llorar y corría de una punta a la otra, se escondió dentro de un armario. Y lo sellé con magia. No se como ocurría sólo lo hacía, levanté mis manos y recité:
