Nunca había sido la chica más guapa. Ni la más divertida. Y, por supuesto, tampoco la más popular. Pero eso nunca me había importado. No necesitaba que toda la secundaria sepa mi nombre, ni que esten hablando sobre mis zapatos. No quería que un chico silbe cuando pase por su lado, ni que me inviten al baile. No me importaba estar sola, y mucho menos tener novio. No me gustaban las fiestas, en las que adolescentes hormonales se restregaban entre ellos. Yo no era así. Quizás era mi problema, por no encajar, pero tampoco me quejaba de los que disfrutaban de esas cosas. Aunque estaba segura que había algunos otros marginados que pensaban como yo, pero el miedo a la soledad, o a ser diferentes, los hacía actuar como los demás. No funcionaba así para mí, era una autentica inadaptada social, pero estaba totalmente orgullosa de serlo.
Mi único interés era salir de allí. En la universidad tendría tiempo para novios y fiestas. Pero no ahora. Mi mayor entretenimiento era llegar a casa un viernes después de la escuela, quitarme el corpiño, atarme el cabello, y retomar mi serie de televisión favorita. Nunca hubiera esperado lo que paso ese viernes, cuando todo cambio.
ESTÁS LEYENDO
Bad Blood
Teen Fiction;-No sé que estés buscando...pero esto -señale con el dedo el espacio entre él y yo- no va a pasar. Nunca.; Y es que en realidad, yo no salía con chicos, ni iba a fiestas, ni me divertía de forma salvaje. Solo quería sobrevivir a la secundaria. Pero...