XXIII

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Toco suavemente mi mejilla.





Está horrible.





Michael fue un animal.





Me miro atentamente en el espejo, mi mejilla se encuentra roja e hinchada, él nunca me había pegado. Aprieto mi mandíbula, me obligó a decirle todas esas cosas a Max, a mi hermano...



Michael me había amenazado que les haría algo muy malo a Emma y a Max. Traté de no creerle porque pensaba que alguien encerrado no podría hacer tal cosa, pero me equivoqué. Él tiene a mucha gente afuera, en mi casa, en la universidad, en el trabajo de Max, están en todas partes. En sus ojos pude ver que iba enserio, que le haría algo si yo no hacia lo que él quería...no quería que ellos sufrieran, tuve que hacerlo.



Mi pecho todavía duele, el dolor no se va, siento que me adormece, me hace  querer cerrar mis ojos y nunca despertar. Me siento culpable, me siento una tonta, me sient...me odio. Hice todo lo que él quería, yo sola me entregue, pero es que no paro de pensar que en aquel momento me había sentido tan sola y él era el único que estaba ahí, o eso me hizo creer. Me manipuló

Sacudo mi cabeza y decido salir del baño. No quiero seguir atormentadome la cabeza, no quiero seguir pensado en el que hubiera pasado, solo quiero dejar de pensar.



Ahora Max me odiara por haberle dicho todas esas cosas horribles, pero al menos sé que estará a salvo, al menos sé que no les ocurrirá nada. Prefiero a que esté vivo a que muera por mi culpa. Espero poder vivir con el dolor.



Justo en el instante en que flaquee e iba a advertir a Max, Michael me empujó, caí al suelo y ahí fue cuando me golpeó. Él nunca dejará de sorprenderme.



Miro a mi alrededor, mis ojos se llenan de lágrimas, ¿así será mi vida? ¿Estar encerrada para siempre? ¿Sentir el vacío crecer cada día? ¿Estar con Michael?



A veces me pregunto si valdrá la pena intentar luchar, si valdrá la pena tener esperanza. Él me encontrará a donde quiera que vaya, encontrará la manera que vuelva a él, nunca podrá dejarme paz. Todo está locura, toda esta segunda historia lo confirmó.



Sería imposible escapar de aquí, hay mucha más gente que en la casa, y no creo poder convencerlo. Estoy atada, no hay salida.



Siento la rabia apodarse de mi, la decepción conmigo misma me ahoga. No se en que estaba pensado. Quisiera estar con Max, no importa que este molesto conmigo, solo quisiera estar con él. No quiero estar aquí.



¿Acaso Michael no puede simplemente cansarse de mi?



Quiero que me olvide, que deje decir esas cosas, que me deje vivir sin miedo.





No quiero que vuelva a golpearme.





Mis ojos se llenan de lágrimas , las aparto con fuerza. ¿Acaso no puedo dejar de llorar?

La rabia crece y creo y no me contengo cuando comienzo a gritar. Solo grito y grito. Las lágrimas mojan mis mejillas, los gritos hacen doler mi garganta, pero no me importa, estoy tan enojada conmigo misma. Mis manos van hacia mi cabello y lo jaló, no paro de gritar. Quiero destruir todo a mi alrededor, quiero descargar toda la rabia.



Quiero hacerme daño.



Desesperada vuelvo a mirar mi alrededor, no logro encontrar nada. Vuelvo a gritar, quiero mi hermano esté aquí, quiero que me abrace.



ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora