Dulzor

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Yuuri no podía atreverse a mirar a Viktor.

Los recuerdos de la noche anterior y lo que había hecho pensando en él seguían frescos y verlo ahí en el comedor tomando un desayuno que él mismo preparó sin siquiera pensar en lo mucho que había profanado su rostro anoche le llenaba de culpa y vergüenza. Él se notaba tranquilo, Yuuri sabía que en parte era por haberse reencontrado (y tal vez por lo ocurrido en el lago ayer), por lo que extrañado no estaba.

Ayna y Sayna estaban jugando en la nieve, haciendo muñecos de nieve y quizás haciendo guerras de bolas de nieve, todavía eran unas niñas, pequeñas y dulces e imaginaba que debían estar curiosas por la llegada de Viktor, no creía que supieran la verdad (o tal vez sí, sus pequeñas eran inteligentes) por lo que el hecho de dejarlos solos no sabía por dónde tomarlo.

Pasó a un lado suyo llevando los platos sucios al fregadero y, justo cuando había llegado cerca de él, Viktor le tomó de la mano.

---Me gustaría hablar contigo---Yuuri no quería escuchar sus dudas, no deseaba contarle de más por la culpa que le proporcionaba esa cara triste. Intentó negarse, pero Viktor se levantó y le arrinconó contra la mesa--- ¿Por qué no quieres volver conmigo?

Esa pregunta le tomó desprevenido, esperaba que le cuestionara sobre la identidad del padre de sus hijas, pero eso no había sucedido.

No sabía si eso era bueno o malo.

--- ¿Q-Qué? --- se atemorizó cuando él arrimó más su rostro al suyo y pudo percibir más de cerca el olor a flores.

--- ¿Por qué te niegas a hacerme caso cuando ambos sabemos que me deseas? --- sus profundos ojos azules lo estaban escudriñando, buscando la verdad en los suyos y haciendo que se pusiera más nervioso.

---L-Lo que pasó ayer sólo fue...

--- ¿Por tu celo? ---dijo con un atisbo de gracia, sonrió un poco y continuó--- ¿Entonces lo de anoche también fue por eso?

Yuuri abrió los ojos sorprendido, su rostro perdió el color y empezó a tartamudear como loco.

--- ¿A-Anoche?

Viktor mostró sus dientes en una brillante sonrisa.

---Eres muy ruidoso, Yuuri. No te recordaba de esa forma.

El omega se sonrojó hasta las orejas, su cara estaba caliente y la felicidad en el rostro de Viktor le indicaba que se creía el vencedor de esa batalla.

---P-pues verás, no es nada de lo que estás pensando, te lo aseguro yo solo estaba...---intentó explicarse, pero un dedo fue puesto en medio de sus labios silenciándole.

--- No importa si te tocabas pensando en mí, lo que me interesa es saber si de verdad te gustaría que yo te hiciera todo eso---susurró en su oído y lo mordió ligeramente---. Dime Yuuri... ¿De verdad vas a negar que aún me quieres?

Yuuri tragó en seco, el olor de Viktor le hacía vacilar sobre si corresponderle o apartarlo. Suspiró cuando Viktor empezó a meter su mano debajo de su camisa llevándola hasta el inicio del pantalón.

---Oh, que veo aquí. Ya estás duro ¿Me negarás eso también? ---apretó el bulto por sobre la ropa y besó su cuello--- ¿No quieres ayuda con eso, Yuuri?

Katsuki era una fábrica de gemidos, la mano de Viktor se sentía muy diferente a la suya y los besos que recibía le decían que de esa no se salvaba.

Culpó a su celo por lo susceptible que estaba a las caricias ajenas y por lo rápido que era calentarlo. Mordió su labio inferior al ver como su pantalón caía después de haber sido desabrochando y como Viktor seguía moviendo su mano allá abajo. Viktor le obligó a sentarse en la mesa.

Luces Apagadas [Viktuuri] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora