Luces Apagadas [Viktuuri] [Omegaverse]

Extra 5: Cambio

El pequeño alfa sopló las velas de su pastel de cumpleaños número seis.

Yuuri mantuvo su mirada fija en la cámara que su esposo sostenía con esmero, en el flash que alumbró un poco la sala y en la sonrisa de sus pequeños ante las fotos.

Esta era la primera vez que Dimitri viajaba a Japón, la primera vez que conocía a sus abuelos más que por video llamadas, y sobre todo, la primera vez que pasaba un cumpleaños lejos de su casa en Rusia.

Ayna y Sayna estaban celebrando con su hermanito, llenándole los cachetes de betún y aplaudiendo a cada palabra de alegría que el niño tenía para ellas.

Yuuri había decidido ya no tener más hijos, ya pasaba los cuarenta y un próximo embarazo sería más riesgoso que gratificante. Había tenido una familia medianamente pequeña, unos hijos amorosos y mucha esperanza sobre el futuro de su manada.

Vio a Viktor jugar con el gorrito de cumpleaños de su único hijo varón e intentar hacer malabares con un par de pelotas para sacarle una buena foto a su sonrisa, Yuuri suspiró.

Había pasado un tiempo desde la última vez que pensó en tener una familia así de unida, en el pasado solo se limitaba a mantener a sus hijas a salvo del frío en las noches de tormenta en ese pueblecito de Rusia en el que vivía.

Viktor había perdido mucho tiempo de calidad con sus hijas, ellas ya eran unas mujercitas cuando las conoció y la etapa de adolescencia les duró muy poco en esos siete años que llevaban juntos.

Sus pequeñas ya no eran tan pequeñas, lo sabía, ya estaban cada una en la universidad y su pequeña Sayna ya había traído a una linda beta a la casa, el tiempo había pasado demasiado deprisa.

Su hogar se sentía tranquilo y completo, Yuuri no podía pedir más, pero seguía doliéndole que sus niños no fueran pequeños por siempre.

Le dolería verlos crecer, pero no les negaría la oportunidad de vivir.

Ya su vida había cambiado, los años habían pasado y él, en su vago intento de callar su instinto maternal, debía aceptarlo.

Las cosas cambiarían, sí. Pero por esos momentos solo se dedicaría a sonreír ante la cálida mirada de su esposo.

Sí, de eso se trataba su futuro.