Anhelo

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Hacia tanto años que Viktor había perdido la esperanza.

Quince inviernos que pasó sólo, tiempo en que sólo pudo pensar en que su amor había muerto, porque no le encontraba otra explicación, y que su ineficiencia como alfa había ocasionado aquella pérdida.

Muchos se le habían acercado, omegas y betas que pensaban que porque estaba sólo él podría serle infiel a Yuuri, pero no. Él le amaba y nada cambiaría eso.

El pelinegro se veía cohibido, no lograba articular palabra, su rostro estaba inundado por un notable sonrojo y Viktor juraría que lloraría si llegaba a ponerse de humor.

Se acercó con cuidado, deseando que no fuera un sueño lo que sus ojos presenciaban, con una ligera sonrisa producto de la felicidad que no podía explicar con palabras y los ojos soltando lágrimas silenciosas. No quería despertar, por más que lo que pasaba no fuera cierto, pues ya no lo sabía con claridad, por el simple hecho de que su omega estaba ahí justo como tanto soñó con anterioridad.

El olor de la cocina era profundo, las fragancias dulces eran las protagonistas de ese duelo entre ese alfa y aquel omega que no podían ni siquiera decidir si lo que ocurría era real o no. Y si, de ser correcto, era bueno o malo.

Viktor estaba llorando, su mente le estaba traicionando y la felicidad le hacía acercarse hasta llegar a tocar a su omega.

Su mano se posicionó en su mejilla, era cálida y suave, justo como la recordaba, la tocó con amor y esperanza. Ya no había duda.

Yuuri estaba ahí con él.

---Yuuri, al fin te encuentro--- su voz salió en un susurro, su alfa estaba ronroneando por la cercanía con su pareja y el olor a rosas estaba tan brillante que no dudaba cualquiera en un radio de un kilómetro pudiera sentirlo.

Yuuri se dejó hacer, restregó su mejilla contra la mano del alfa buscando más cercanía y cerró los ojos aspirando más a las rosas que le hacían imaginarse en un bello jardín en medio de esa tormenta. Viktor seguía igual a la última vez que lo vio, alto, guapo y tan enamorado que no pudo evitar caer ante el beso que fue depositado en sus labios.

Era un movimiento lento, sereno y amoroso en el que ambos participaban. Estaba lleno de tanta añoranza que llegaba a asustarle.

Yuuri no quería separarse de él, deseaba seguir probando sus labios, quería que Viktor le hiciera sentir amado como hace quince años. Pero, sabía que no podía ser.

Con una mano lo separó de sí, empujó con poca fuerza el pecho del alfa y desvió la mirada con vergüenza por lo que acababa de pasar.

--- ¿Qué haces aquí?--- No quería mirarlo, deseaba que fuera una mala broma y que Viktor no estuviera ahí.

Sabía que si pasaba mucho tiempo con él terminaría por caer de nuevo y eso es lo que menos quería.

---Vaya, pensé que te alegrarías de verme---su tono era de decepción, nunca pensó que su Yuuri lo trataría así y que de repente ocurriera le dejaba mal.

---Hola, Viktor---el pelinegro evitó seguir mirándolo a los ojos, la tristeza que se había apoderado de ellos hacía que su omega deseara calmarlo y dejara de lado todo intento de separarse de él.

Viktor esbozó una sonrisa, Yuuri no había cambiado nada, seguía siendo aquel chico gentil que no soportaba la presión. Lo miró de arriba a abajo, su cabello seguía igual de largo, tenía unas cuantas canas y todavía necesitaba lentes. Su cuerpo se notaba más rellenito, no tanto como la vez que apareció en su vida en Japón, pero si había un ligero cambio en él.

Seguía viéndose tan hermoso como la última vez.

---Supongo que no me extrañaste--- el omega frunció los labios en señal de que no diría nada, su cara seguía roja, por la vergüenza o el frío de la noche, y sus manos temblaban por la cercanía del alfa.

Yuuri no respondió, pero Viktor sabía que quería decir con eso.

---Ha pasado un tiempo ¿Verdad? ---sabía que no era buena idea empezar a hablar de eso, Viktor sólo quería escuchar su voz un poco más y decir lo que ocurrió en todo ese tiempo de soledad más que reconfortarlo le dañaba por dentro.

--- No has cambiado nada.

---Tú tampoco.

Era verdad, pero ya no eran los jóvenes de esa vez. Algo había cambiado.

--- ¿Puedo preguntar qué ocurrió para que te fueras? --- su alfa estaba cabizbajo, el rechazo de su pareja le había dolido, pero no se acobardó.

---Solo quise irme, nada más--- Yuuri era un pésimo mentiroso, Viktor lo sabía mejor que nadie, cuando mentía tendía a huir de la otra persona y por la manera en que se había dado la vuelta entendía que estaba en lo correcto.

--- ¿Ah, sí? Ya veo--- miró la tetera que ya estaba hirviendo y el como Yuuri parecía no haberlo notado---. Entonces sí fue mi culpa.

El pelinegro giró alarmado, las palabras calaron profundo en su culpa y antes de que se detuviera a pensarlo ya estaba explicando de más.

--- ¡Claro que no! Sólo decidí hacerlo, tú no tienes la culpa de nada---Viktor sonrió con dulzura, su omega era tan puro, justo como lo recordaba.

--- ¿Entonces te aburriste de mí y te fuiste? ---estaba jugando con fuego, lo sabía, pero necesitaba aclarar sus dudas antes de continuar--- ¿Es eso Yuuri?

Él calló al darse cuenta de que había terminado contando sobre lo que no quería.

---Tal vez...

Viktor lo tomó de la barbilla y le obligó a mirarlo, en esos ojos castaños podía ver tanto miedo e incertidumbre que no pudo evitar imaginar sobre que más mentiría.

--- ¿Sabes qué? No te creo--- alejó la mano y Yuuri se veía desconcertado.

---N-no me i-importa que no me creas, es la verdad y ya está--- se recriminó mentalmente, el olor a rosas lo estaba desorientando y si quería seguir firme debía olvidarse de su instinto.

El peliplateado notó como miraba sus manos, como si deseara que estas lo escondieran de ese inexistente peligro llamado Viktor Nikiforov. Le daba un poco de gracia.

--- ¿Entonces ya no sientes nada por mí, Yuuri? --- se acercó más invadiendo su espacio personal y dejándolo contra el mesón.

---Absolutamente nada---de forma curiosa no parecía decirlo enserio, pero eso Viktor no lo mencionaría.

--- ¿No sentirás nada si te beso? ---dejó su rostro a unos escasos centímetros del otro y susurró contra sus labios--- ¿De verdad, Yuuri?

---Papá, te hemos dicho que no estés despierto hasta tan tarde--- dijo una voz familiar, ambos voltearon en dirección al sonido y vieron a Ayna en el umbral de la puerta, aunque había otra Ayna también ahí, la que habló los miró y luego tomó el hombro de la que parecía su gemela---. Lamentamos interrumpir.

--- ¡E-espera Sayna! No es lo que creen---dijo Yuuri y con un rápido movimiento se separó de Viktor y fue detrás de las chicas.

Viktor siguió mirando la salida anonadado, procesando lo que había pasado.

Su mente hizo clic al recordar algo.

--- ¿Papá?

Ay Dios, ¿Qué había pasado en esos quince años?

Luces Apagadas [Viktuuri] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora