Capítulo 1

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Aviso: mi Quil Ateara es interpretado por Carlos Pena.

Me detengo en mitad del camino, suspirando con cansancio, ¿de verdad mi hermano me está haciendo llevar esta enorme bolsa hacia la casa de los Black? "Tienes que conocer a la gente de la Reserva, por algo eres originaria de aquí".

No ha parado de repetir una y otra vez esa frase desde que me he despertado esta mañana. Pero solo es una simple excusa, ya que Emily se lo había mandado a él, pero ha denigrado el pedido a mi persona. Vuelvo a agarrar la pesada bolsa y sigo caminando por el dichoso camino de tierra.

Por lo menos en Portland habían autobuses, aquí, en el culo del mundo, no hay ni asfalto. No sé por qué mamá me ha mandado con Sam después de tantos años. Camino durante quince minutos más hasta que, según las indicaciones de Sam, llego a la casa de los Black.

—Hola, debes ser Kala. —Me saluda un hombre en silla de ruedas. —Yo soy Billy, dame la bolsa y pasa. —Asiento nada convencida y lo sigo. Preferiría haberle dado la bolsa y haberme ido. Al entrar, lo sigo hasta su cocina y veo que coloca las cosas de la bolsa, me ofrece un trozo de tarta, se sienta conmigo y comenzamos a hablar brevemente de mi vida en Portland y de cosas similares hasta que la puerta de la entrada suena.

—Papá, solo venimos a por unas cosas y nos vamos. —Exclama la voz de un chico que entra en la cocina al instante seguido por dos chicos más. Por lo que me ha contado Billy, son Jacob, Quil y Embry. Quil al verme no sonríe y asiente como los demás, sino que cae de rodillas frente a mí y comienza a temblar hasta que su rostro comienza a caer en una paz absoluta.

—¡Quil! —Dice Billy con una sonrisa enorme y llena de orgullo. Claramente, hay algo que me he perdido, porque luego sus dos amigos lo agarran y hacen que se levante del suelo. Intentan acercarse a mí, pero frunzo el ceño y me voy corriendo de esta casa de locos. Ni loca me acerco al tal Quil de nuevo. Pero hay algo que me persigue, como si fuese un perro enorme con pelaje marrón. Ahogo un grito y corro lo más rápido hasta que llego a casa y veo a Emily cocinando.

—¡Emily, un chucho enorme me ha perseguido hasta casa! —Exclamo antes de salir corriendo a mi cuarto y encerrarme. Me da pena que Emily muera primero, pero no pienso abrir mi puerta. 

De vuelta a casa |QUIL ATEARA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora