Honor

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Fuerza, agilidad, destreza, inteligencia, velocidad, entrega, esa y otras cosas eran las que Garu necesitaba para poder vencer el bosque negro, lugar que necesitaba atravesar para poder llegar al templo donde se encontraba el maestro Soo quien lo esperaba pacientemente para dar por terminado su entrenamiento y restaurar por completo su honor. 

HONOR.

Esa palabra al fin estaba a su alcance, después de tanto tiempo. Necesitaba apurarse, Sooga lo necesitaba, no podía permitir que ese pueblo, el cual se había convertido en su hogar fuera destruido por una tontería de su infancia. Ya habían pasado al rededor de tres días desde su partida, desde la última vez que vio a Pucca, no mentiría que tenía miedo a lo que podría pasar entre ellos dos, pues aún sentía las piernas temblar de nervios de pensar en todo lo sucedido anteriormente. 

Se reprochó mentalmente una vez más, no debía pensar en distracciones cuando su vida estaba en peligro. Desde que entró al bosque negro su vida había estado en peligro mínimo como tres veces, si bajaba la guardia un momento estaría acabado.  Le dio una checada al mapa que el maestro le había dado para no perderse más de lo debido, sin embargo los garabatos eran casi nulos de entender, era como ir a ciegas. Tenía que llegar en dos días al dicho templo sino, todo estaría mal, muy mal. 

garu pensaba que estaba por la mitad del bosque, pero ¡cómo saberlo! Si todo estaba casi oscuro en su totalidad , no por nada era el bosque negro, todo era negro: las flores, los árboles e incluso, lo animales. Las arena era pastosa y aguada en algunas zonas, así que debía tener mucho cuidado de no pisar aquello y que su fuego no se apagara. Sin duda, Soo se la había puesto bastante complicado. 

Desde un inicio penso que sería una batalla o una situación que implicara toda su fuerza y habilidad pero estaba muy equivocado. El bosque ponía en práctica todo lo que había entrenado en todos esos años, llevándolos al máximo; mientras tanto seguiría caminando un poco más, quería llegar antes al templo si eso era posible.

[...]

"Vaya suerte la mía... sabía que era mala idea seguir esa extraña luz." Se reprochó mientras corría a toda velocidad, huyendo de unas cosas semejantes a unos orangutanes peludos. Algo dentro de él le decía que no debía utilizar su espada, no sabía qué con exactitud pero esa corazonada nunca le había fallado. Los gruñidos se escuchaban muy cercar, tenía que huir por otro medio sino quería ser comida para bestias. 

Dando un brinco, aterrizó en una rama de una árbol y continuó de esa manera. Árbol tras árbol, rama tras rama hasta que los sonido fueron cesando para dar paso una vez más al silencio. Sus piernas le dolían un poco, la verdad no había caminado tanto sin ningún descanso. Entre las ramas, encontró un buen sitio para dormir: la rama era muy ancha y gruesa, si se ataba a ella con el lazo que cargaba en su mochila podía dormir tranquilamente sin temor a caerse. Una vez ya sujeto a la rama, se permitió relajar el cuerpo. Este crujió y le reprochó los dos días sin descanso, estaba molido; no tardó mucho para que sus parpados pasaran y lo llevaran a un lugar lejos de ese bosque.      

El viento golpeaba su rostro enrojecido. Frunció su ceño y gruñó, en un intento por disimular su vergüenza pero era demasiado tarde, lo había visto. Lo sabía. 

La tenue risa de ella se lo confirmaba, eso solo lo hizo sentirse más abochornado. ¿Por qué había aceptado? Era mil veces mejor encontrarse en ese momento en el fondo del armario de su casa que estar en frente a ella, tomados de la mano por primera vez. Quería huir, correr, salir, pero el agarré se lo impedía al igual que sus piernas. 

Otra vez la risa se escuchó, ¿está ocasión por qué fue? Él ya no había hecho nada, giró su rostro para encontrarse con esos bellos ojos color café. Sintió que caía en picada, sin piedad a esos profundos ojos que lo envolvían en un extraño pero cómodo calor que se expandía por todo su pecho y, por primer vez, desde hace mucho tiempo, sintió la necesidad de besarle...  

Una sacudida lo despertó abruptamente. Con lo ojos aun entre abiertos, intentó visualizar entre toda esa oscuridad pero no había nadie ahí, entonces... ¿qué era? movió un poco su cuerpo para comprobar que estaba mucho mejor, más relajado. Comió un poco de semillas que traía consigo al igual que lo último de aquel pan de arroz, tomó un poco de agua y prosiguió con su camino. Su fuego había obtenido un color azul, lo que indicaba que estaba por acabarse. 

[El fuego que te daré no necesitara de combustible, es mágico, por lo tanto, no debes preocuparte por eso pero debes cuidarlo, pues se puede apagar. Cuando se apagué, debes estás aquí, de lo contrario no hay forma de que salgas de esa oscuridad, Garu. Si te quedas en penumbra, el bosque hará de todo para que te confundas y te pierdas en él.] 

Recordó. Tenía que correr, esta vez optaría por seguir en los arboles, así se evitaría más problemas y haría rendir el tiempo. De manera hábil, saltaba con rapidez entre los árboles, utilizando el viento a su favor.     

[...] 

Si el mapa era correcto, el templo debería estar en frente de sus narices. ¡Dónde diablos estaba entonces! Había tratado de brincar por arriba de él y nada, incluso había bajado al suelo para ver si había alguna pista y nada. observó por doceava vez el dichoso mapa, la luz era casi nula y él ya estaba preocupándose. ¿Qué seguía? ¿Se quedaría ahí para siempre? ¿Qué pasaría con Sooga y... con Pucca? ¿Lo perdonaría por fallar? ¿Lo vendría a buscar? esperaba que no, era muy peligroso. 

El fue se extinguió dejándolo en una perpetua oscuridad. Quiso gritar, maldecir, golpear algo, total, ya todo estaba perdido. Su honor jamás se restablecería, había fallado.No estaba listo pero se había obligado a adelantar su misión final. Pero había hecho todo bien, ¿no? Había adivinado el acertijo de la entrada y conseguido adentrarse. 

No se dejó engañar por el bosque, quién lo hacía sentirse confundo durante el laberinto y fuera de este, también había salido casi ileso de esos orangutanes, así como de esa parvada de aves enormes. No había fallado, ahí estaba él, antes de que el plazo se acabara, en el dichoso templo. Levantó la vista, seguro, sin saber muy bien a donde mirar y, habló: 

---Y-yo... Garu Sana..da  he cumplido con mi entrenamiento. Yo he... --- su voz, esa que solo había escuchado en su conciencia sonaba tan, pero tan diferente. Un tanto ronces, pero gruesa. Sin darse cuenta, él había pasado por todos los procesos para convertirse en un hombre. --- ¡Yo he restaurado mi honor! 

Con su mano izquierda echa puño e instalada justo en su corazón, gritó. Su honor había sido restaurado para él, eso era lo que importaba. 

--- Así es, Garu. Tu honor ha sido restaurado, haz pasado la prueba final, la restauración del honor perdido de tu familia solo podía ser devuelto cuando uno de sus miembros lo aceptara de vuelta, ni yo, ni nadie podía haberlo hecho. 

Mientras la voz de maestro So se escuchaba, todo parecía tomar forma de las sombras. En realidad, el templo sí estaba en frente de él y el bosque negro había dejado de ser negro para tomar color. Garu no sabía muy bien que estaba pasando, ¿Acaso estaba a salvo o era una ilusión del bosque de nuevo? 

--- No te preocupes, Garu. Todo es real, la prueba final no era una lucha de titanes o algo parecido, más bien era tu perdón hacía ti mismo y a tu familia y lo has superado. ¡Te has devuelto tu honor!   

El ninja no daba credito a las palabras que oía. Era libre, al fin. Después de tanto tiempo él al fin podía vivir su vida como alguien normal. Agradecido, se inclinó, tratando de mostrar su gratitud. Nada de esto había pasado sin la ayuda del maestro Soo. 

--- Bien, ¿por qué no entramos al templo? debo sanar tus heridas que te hiciste, también tienes que contarme todo lo que pasaste, esto será una muy buena historia.

[...] 

En otra parte, Las llamas consumían el bosque de bambú. Los ciudadanos ya habían sido desalojados y una lucha se encontraba el el centro del pueblo así como en las afueras. El enemigo había llegado con pólvora y una sed de recuperar lo inevitable. 


Holaaaaa. ¡He vuelto! ¿Cómo has estado? espero que lo hayan disfrutado y no se preocuen, la inspiración me ha llegado de nuevo para garucca. La verdad, no había actualizado por esa razón, espero que me comprenda. Actualizaré pronto, de hecho ya estoy trabajando en el siguiente. 

¡Nos leemos pronto!

Mi tímido ninja. (Garucca)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora