The American Good Boy (Homelander) *FINALIZADA*

1x04 'Lo veo todo rojo'

[Disclaimer] Este capítulo incluye contenido adulto explícito. Si eres menor de edad sigue leyendo bajo tu propia responsabilidad. 

—Eres exactamente lo que esperaba de ti. —Sonríe acariciando mi mejilla con su mano enfundada en el guante. —Fuerte, poderosa y despiadada. Eres mi mejor soldado. Y ha llegado el momento. Vístete. —Dice apuntando a la ropa que hay sobre la cama. —Lo han hecho especialmente para ti.

—¿Tengo que disfrazarme? ¿En serio?

—Piensa en ello como en una armadura de guerra. —Se jacta y yo pongo mis ojos en blanco. —Te ayudaré con la cremallera.

Al menos no es una faldita. Me habría negado en rotundo a llevar falda. Se trata de un traje de una sola pieza de neopreno elástico y una mezcla de gomas y tejidos el cual me explica que es a prueba de balas. Como si nosotros necesitáramos eso. Es por la imagen supongo. Por no necesitar un traje para cada día. A juego con el suyo. Se ajusta a cada centímetro de mi cuerpo. De un azul índigo precioso, tiene unos ribetes dorados en la cremallera que sube hasta el cuello. Dos hombreras doradas con la cabeza de un águila a cada hombro, como las suyas. El body que queda superpuesto sobre la tela azul tiene el estampado de la bandera americana, porque yo no llevo capa. Gracias a dios que al menos no llevo capa. Los guantes rojos a juego con las botas me llegan hasta los codos. Me miro al espejo y resoplo, pero al menos este traje es cero sexista, es de agradecer que no haya encargado algo con lo que enseñara mucha carne. Se coloca detrás de mí con los brazos cruzados, henchido de orgullo y sonriente. Aparta mi pelo hacia un lado y me besa detrás de la oreja. Entonces me gira y me pone sobre la cara algo que estaba sujetando en las manos. Es un antifaz pulido y bañado en oro.

—Resistirá los lásers. Es de Zinc.

—Esto es ridículo. Parezco tu versión con tetas.

—Eso es justo lo que eres. Vamos, las damas primero.

Dice abriéndome la puerta y conduciéndome por los pasillos de Vought. Los pasillos en los que me perdí aquella primera vez. Todo ha quedado tan atrás. No sé qué va a pasar, y no sé hacia dónde nos dirigimos. Nos subimos al ascensor y pulsa el nueve dos veces, así que allí es a donde vamos, a la sala de reuniones.

—Deberías decirme qué es lo que tengo que hacer.

—No tienes que hacer nada. Hoy no va a pasar nada. Stormfront no está aquí. Solo acompáñame y sígueme la corriente en todo. —El ascensor hace ding y las puertas se abren. Agarra mi mano y da un fuerte apretón. —Y tranquilízate. Solo es una aburrida reunión de directivos.

Al cruzar el pasillo hasta la gran puerta de madera maciza que custodia la sala de juntas, nuestras suelas de goma resuenan en el brillante suelo de mármol. Me cruzo con el gran póster de su cara. Patriota. Siempre ha sido Patriota. Me quedo embobada mirándolo y él tira de mi mano haciéndome caminar a trompicones. Cruzamos a la sala y está la chica pelirroja que me acompañó el día de la entrevista. Un señor afroamericano que parece bastante importante, debe ser Stan Edgar. Un chaval trajeado que parece un abogado. Otro tipo con pintas de friki. Y ellos... O al menos los que quedan de ellos: Queen Maeve, Starlight, Black Noir y The Deep. Todos me miran sin quitarme ojo e intento mantener la compostura, pero es mi primer día y ni en mis peores pesadillas me habría imaginado verme convertida en una Súper.

Homelander retira una silla a su lado y me hace un gesto para que me siente. Todos se encuentran estupefactos. Nadie se atreve a decir nada, nadie excepto él, el jefe por encima de Homelander. Stan Edgar.

—¿Y bien? ¿Quién es la chica?

—Mientras ponías a Stormfront en mi lugar, manchando mi nombre con memes y mierdas, yo he aprovechado las vacaciones para seguir trabajando. Necesitábamos un súper para el puesto de A-Train. Aquí la tenéis. Además es una chica, no podréis quejaros de la diversidad. Los Siete son oficialmente una mayoría de mujeres fuertes y empoderadas. ¿No es eso lo que la compañía quería, una buena imagen?