Capítulo 5

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Al llegar al club bajamos del el coche y entramos. Nos dirigimos a una sala vip y una vez allí Tony vino hacia mí. Sacó dos minis botellitas que contenían un líquido azul fluorescente de su chaqueta.

-¿Qué es esto? -Le pregunté.

-Esto amiga mía es el alcohol más fuerte que existe asta el momento, media botellita de esto te emborrachará al instante hasta aproximadamente la mitad de la noche, la otra mitad tómatela de mitad noche que te durará más o menos hasta la madrugada. -Me explicó él.

-¿Tony estás seguro que esto funcionará?

-Sí, aunque no lo he probado estoy a un 99% seguro de que funcionará, o más bien a un 95%, siempre puede fallar algo. También he traído otra para el Capi paleta, yo creo que echará de menos ponerse ebrio. -Me explicó. -Y ahora si me disculpas debo explicarle lo mismo al cubito. -Me dijo mientras me daba una de las botellitas y me giñaba el ojo para irse.

Yo la abrí y bebí la mitad del líquido azul. Se notaba que llevaba muchísimo alcohol, era la bebida más fuerte que había probado en mi vida.

En menos de cinco minutos empezaba a notar como el alcohol subía hasta mi cabeza haciendo que mi cuerpo se descontrolara un poco.

Estuvimos bailando toda la noche, incluso Steve estuvo divertido, se notaba que estaba ebrio. A las 12 de la noche todos me felicitaron y nosotros nos acabamos la mini botellita.

Sobre las 3 de la madrugada todos estaban bastante ebrios, excepto el Cap y yo que la segunda dosis ya había desaparecido de nuestro organismo, aunque me había dejado un peco mareada.

Al llegar a la base ayudamos a los más ebrios a entrar en sus habitaciones y luego los dos nos dirigimos a las nuestras.

-¿Bueno, que tal lo has pasado?

-La verdad que muy bien, me he divertido mucho con vosotros. -Le respondí. -Aunque no he dejado de echar de menos a mi familia, este es mi primer cumpleaños sin ellos.

-Lo siento mucho, sé que es difícil, cuando desperté del hielo todos mis amigos estaban muerto o eran ya ancianos, me dijeron que habíamos ganado la guerra, pero yo no estuve allí. -Me dijo él. -Quiero que sepas que puedes contar con nosotros para lo que quieras, siempre estaremos para ti.

-De verdad que gracias por todo lo que estáis haciendo por mí.

Poco a poco nos fuimos acercando hasta que nuestros labios se juntaron, llevaba semanas queriendo hacer eso, desde el día que lo vi me había atraído hasta tal punto que posiblemente me había enamorado. Antes solo me repetía que era muy pronto, apenas nos acabábamos de conocer, pero ahora ya todo me daba igual, lo único que quería era que ese beso jamás se acabara.

Nos separamos pero volvimos a juntar nuestros labios esta vez con mayor intensidad.

Nos separamos por falta de aire y él aprovechó para hablar.

-Creo que deberíamos parar, no quiero besarte estando ambos ebrios.

-Tú sabes tanto como yo que el alcohol hace rato que dejó de hacer efecto. -Le respondí.

Dicho esto volvimos a besarnos y entramos a mi cuarto para no quedarnos en mitad del pasillo. Después de cerrar la puerta detrás de mí él juntó su cuerpo contra el mío empujándome hasta chocar de espaldas contra la pared sin dejar de besarme, poco a poco los besos fueron subiendo de tono y en ellos se encontraba una pizca de deseo que teníamos el uno por el otro.

Después de un pequeño rato conteniendo los besos se separó un poco y me miró directamente a los ojos. A pesar de la oscuridad de la habitación podía apreciar sus hermosos ojos que expresaban inseguridad y ¿amor?

No sabía con certeza lo que aquellos ojos expresaban, lo único que sabía era que no podía dejar de mirarlos.

-Creo que deberíamos irnos a dormir. -Soltó él en un susurro. -Ya es muy tarde.

-Tienes razón. -Pero en realidad quería pasar más tiempo con él, así que no sé como solté esta frase. -Quédate a dormir aquí.

-¿Qué?

-Que si quieres puedes dormir conmigo, no sé, me gusta estar contigo. -Dije sonrojada cabizbaja.

-Está bien. -Me respondió el sonriendo.

Fui al baño me puse el pijama y luego él se puso una camiseta y un pantalón más cómodo que había tenido que ir a buscar a su cuarto.

Luego nos tumbamos en la cama y nos quedamos dormidos ya que era muy tarde.

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Hay que pasar página (Steve Rogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora