Capítulo 8

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Después de pasar un maravilloso día celebrando mi cumpleaños con los chicos, ellos estaban muy cansados y aún tenían resaca así que por la tarde se fueron a descansar excepto Thor, Steve y yo que estábamos bien.

Estaba arreglándome en mi habitación para ir a tomar un café con Steve, cuando ya estuve salí de mi cuarto. Él estaba esperándome apoyado en la pared del pasillo con los bazos cruzados y sus labios formaban una hermosa sonrisa.

-Ya podemos irnos. –Dije yo.

-Genial.

De repente se oyó una puerta abrirse, era Thor que acaba de salir de su dormitorio.

-¿Dónde vais? –Nos preguntó él.

-Vamos a tomar un café y dar un paseo. –Le respondió Steve.

-Vale linda parejita. –Respondió él otro divertido apoyado en el marco de la puerta.

-No somos pareja, solo somos dos buenos amigos que se van a tomar un café. –Me limité a contestar.

-Lo que vosotros digáis. –Dijo para después volver a su cuarto.

Bajamos hasta la calle y justo en la puerta estaba la Harley de Steve.

-¿Iremos en eso? –Pregunté yo como tonta.

-Sí, no tengo coche y mi único transporte es la moto, espero que no te importe. –Contestó él muy tierno y tímidamente.

-Me encantas las motos.

Él se subió a la moto y yo me puse detrás del él.

-Agárrate fuerte si no quieres caer.

Yo le hice caso, rodeé su espalda con mis brazos posicionando mis manos en su abdomen. Yo me puse roja, menos mal que no me estaba mirando, si no habría sido muchísimo más vergonzoso, aun así pude notar como se le formaba una leve sonrisa al hacer este acto.

Después de unos minutos llegamos a la puerta de una cafetería, el aparcó, entramos y nos sentamos en una mesa para dos que había libre.

El sitio era acogedor, luminoso y estaba puesta la calefacción.

-Me gusta el sitio, es acogedor. –Dije yo tratando de que el tema de conversación surgiera ya que llevábamos largos minutos callados.

-Sí, suelo venir bastante a menudo, me gusta porque no suele haber mucha gente y me permite tomarme un café sin que alguien grite, ¡oh mira, es el Capitán América! –Soltó él divertido, a lo que yo reí.

Al segundo llegó la camarera.

-¿Qué van a tomar?

-Yo un café con leche. –Contestó Steve y luego me miró a mí.

-Yo un Capuchino. –Respondí mirando a la camarera.

-Perfecto, enseguida estarán. –Seguido de esa la chica se fue.

Después de unos minutos de espera nos trajeron nuestros cafés.

Estuvimos un rato hablando de temas sin importancia, me estuvo contando sobre el ataque a Nueva York, cuando de repente una chica rubia entró a la cafetería y Steve se le quedó mirando. La chica al ver a Steve se acercó a nuestra mesa.

-Hola Steve, no esperaba verte aquí un domingo y menos acompañado. –Dijo la chica mirando Steve y luego a mí.

-Sí, estábamos tomando un café. Laura te presento a Sharon, es mi vecina, Sharon ella es Laura, una amiga y compañera de... trabajo. –Dijo este pensando en la última palabra.

-Bueno chicos, tengo un poco de prisa porque tengo que ir a trabajar, encantada de conocerte Laura. –Dijo para después ir hacia el mostrador, comprar un café para llevar y salir de la cafetería.

Después de insistir, Steve me invitó al café.

Nos fuimos a dar un paseo cerca de un parque y cuando nos dimos cuenta ya había anochecido.

-Wow, que rápido pasa el tiempo. –Dije yo mirando al cielo ya oscuro.

-Sí, seguramente los demás estén durmiendo por la resaca. –Me dijo él riendo.

-Tienes razón, creo que sería hora de volver.

-Tengo una idea mejor, confía en mí. –Me dijo él mientras me llevaba de nuevo a la moto.

Estuvo conduciendo un rato hasta que llegamos enfrente de un edificio lleno de apartamentos que ocupaban varias plantas.

Él sacó las llaves de su bolsillo entramos y luego nos metimos en el ascensor.

-¿Steve a donde vamos? –Pregunté yo.

-A mi casa. –Respondió él tranquilamente.

Bajamos del ascensor y entramos en uno de los apartamentos que había.

-Con que este es el famoso apartamento en Brooklyn, es bonito. –Dije yo observando el lugar.

Era acogedor, no muy grande y tenía muchas cosas en madera. Fuimos hasta el comedor donde tenía unos grandes sofás y una televisión. Había una estantería con muchos libros antiguos y algunos cuadros con fotos. Me quedé observando una foto donde salía el con otro chico de su edad, aunque la fotografía estaba en blanco y negro se podía ver que el chico tenía el cabello oscuro. Pronto pude deducir que debía de ser Bucky Barnes, el mejor amigo de steve y compañero e la guerra, me había hablado mucho de él, aunque hasta ahora no sabía como era físicamente.

-¿Es Bucky? -Le pregunté sin dejar de mirar la foto, se veían sonriendo y se notaba que se llevaban muy bien.

-Sí. -Respondió bastante deprimido. -¿Qué te apetece cenar? -Preguntó él de golpe cambiando de tema.

-¿Qué?

-¿Que, qué te apetece cenar? ¿No creerías que siendo ya de noche no te invitara a cenar? -Preguntó él soriendo.

-No sé, lo que quieras. -Dije yo aún un poco asombrada.

-¿Te apetece sushi?

-Sí claro.

-Ok. -Dijo mientras con su móvil llamaba para que lo trajeran.

Estuvimos un rato hablando hasta que trajeron la comida. La pusimos en la mesa y él puso dos copas de vino.

-¿No sabía que eras tan moderno que comías sushi? -Le pregunté yo divertida.

-Lo descubrí cuando desperté del hielo, y la verdad es que me gustó bastante. -Dijo él riendo.

-Ya veo. -Dije yo mirando a su plato que ya estaba casi vacío mientras el mío aún estaba por la mitad.

Él se limitó a pegarle un sorbo a su copa de vino para evitar el contacto visual, ya que estaba un poco rojo.

-El otro día Stark me comentó una cosa bastante curiosa y me ofende que no me la hallas contando. -Le dije yo acordando de la conversación con Tony de una semana atrás.

-¿El qué?

-Que tienes una película sobre ti de los años 40 y que al despertar del hielo te dedicaste ha hacer videos para los institutos sobre el comportamiento que deben tener los estudiantes. -Dije yo riéndome a más no poder.

-Oh por Dios, que vergüenza. En mi defensa diré que en esa época de mi vida necesitaba un trabajo y me estaba integrando en la sociedad, espero que no hallas visto ninguno, y recuérdame que mate a Tony cuando lo vea. -Dijo él más rojo que antes.

Hablando acabamos de cenar y recogimos la mesa.

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Hay que pasar página (Steve Rogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora