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CAPITULO XIII: Sueños

CAPITULO XIII:

S U E Ñ O S

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Sueños. Imágenes que llegan a nuestro subconsciente mientras dormimos. La mayoría de los sueños carecen de significado, y se convierten en no más que un vago recuerdo después, pero en raras ocasiones, los sueños nos muestran diferentes imágenes, fragmentos de lo que podría ser nuestro futuro y, con más frecuencia, nuestro pasado. Estar cerca de un vidente es lo que hizo que Kise se diera cuenta de la importancia de los sueños. Por lo tanto, siempre hizo todo lo posible para recordar cada una de las imágenes proyectadas en sus sueños. No fue del todo sencillo. La mayor parte de las veces, pequeños detalles se deslizaban hasta quedar en el olvido, justo como lo hacía ahora.

A Kise nunca le gustó mucho el cambio. Pues en realidad, era algo que siempre lo aterrorizaba. Aún recuerda el primer día que pasó después de salir de su celda, y como su cuerpo se vio inundado por el asombro y la admiración mientras permanecía de pie bajo el inmenso cielo azul, anonadado y con la boca abierta. Estar bajo ese basto e infinito cielo, provocó que Kise se sintiera irremediablemente pequeño, tan vulnerable. Y la felicidad que una vez sintió al verse libre, término convirtiéndose en verdadero terror en tan sólo segundos. Se apegó a Akashi después, aferrado al rey como un cachorro perdido. Y fue aquel cambio lo que trajo consigo tantas cosas diferentes y desconocidas en su vida, al igual que lo hacía con la gente común, pero en él, este descubrimiento ante lo desconocido, sólo causo terror. El mundo externo era aún más grande de lo que alguna vez imaginó. Había gente por todas partes, que iban y veían, y fue el hecho de no haber sido tratado nunca con amabilidad, excepto por Akashi, lo que hizo que desconfiara de los otros.

Y para su alivio, Akashi nunca lo presionó por ello. Nunca, incluso con los consejeros del reino mirándolo con desprecio, como lo harían con cualquier sucio prisionero que se les era presentado. Tampoco lo hizo cuando Kise se coló en su habitación, en completo silencio, buscando alguien con quien dormir en medio de la noche. Fue por ello, que durante semanas Akashi lo mantuvo alejado de las grandes multitudes, dándole su oportunidad de acostumbrarse al mundo a su alrededor, a su propio ritmo, y por mientras le fue enseñando algo de educación, como leer y escribir. Después de un tiempo, le enseñó lo básico en el manejo de la espada. Pero resultó que Kise era un aprendiz veloz, y Akashi parecía contento ante ello. Siendo bañado con alabanzas, y bajo el atento cuidado del rey. Regresó lentamente a ser aquel alegre ser que tanto acostumbraba.

Pronto, llegó su primer encuentro con los otros dos príncipes, quienes se convertirían en su cálida compañía, una vez que Akashi decidiera que ya era tiempo para valerse por sí mismo. Kagami y él, solían discutir a menudo, mientras Himuro los esperaba a un lado, leyendo un libro. Y fue desde entonces, que el lazo que lo unió a Kagami se hizo cada vez más estrecho, aun así, siempre regresó al lado de Akashi, cuando el rey tenía algo de tiempo, entre sus tareas. Siempre le contaba su día al joven rey, al llegar la noche, tumbado en la cama de Akashi, mientras el otro lo escuchaba con una pequeña y secreta sonrisa en el rostro.

La habilidad de Kise en esgrima había mejorado a un ritmo realmente veloz. Akashi tomó nota de esto, y decidió designar a Haizaki Shougo, como el mentor del rubio. Y fue en ese entonces, que Kise pudo darse cuenta de lo que su rey esperaba de él, Akashi lo estaba preparando para convertirlo en su general.

—Tienes el potencial para ser el mejor, Ryouta. —Los ojos de Akashi brillaron intensamente mientras hablaba con un atónito rubio—. No todos han sido bendecidos con una habilidad como la tuya. Si llega a ser pulida, esa habilidad será el arma más peligrosa de nuestro ejército, capaz de proteger a nuestro reino. Sin embargo, para poder lograrlo, deberás dejar de ser honesto. Debes aprender a ocultar tus sentimientos, o de lo contrario perderás a los seres que más amas, antes de que te des cuenta.