Capítulo 11

12.9K 830 69
                                    

En cuanto he leído el breve fragmento que Seth me ha entregado, no he podido evitar sentir la necesidad de saber más sobre lo que parece que soy. ¿Un fae? ¿Una maldita ninfa? No sé que pensar sobre mí, simplemente pienso que hay cosas que no entiendo.

—Seth, ¿cómo me encontrasteis? —Pregunto en voz baja mirando las palabras del libro que brevemente me dan una explicación de lo que soy.

—¿No recuerdas nada? —Pregunta Seth sorprendido, pero al verme negar, suspira y se rasca la nuca. —No te encontramos nosotros, estábamos corriendo por el bosque y te vimos frente a nosotros, pero tenías los ojos de color morado, y tus rasgos eran más finos, tus orejas como las de los elfos de las películas, y nos mirabas de forma fría, dabas... Dabas miedo.

—¿Qué pasó? —Pregunto con miedo de saber la respuesta, pues parece que no era muy amigable con la manada. Seth parece reacio a decirme que ha pasado, y sigo mirándole con más insistencia.

—Simplemente nos atacaste. —Dice Seth, y sé perfectamente que me está escondiendo algo importante. Dejo el libro sobre la cama y me siento al lado de Seth para agarrar su mano, pero noto como se estremece al tocarme, así que me alejo un poco dolida y miro mis manos.

—Seth, ¿te hice daño? —Murmuro en voz baja con la voz tomada. —¿A quién dañé?

—La manada evitaba hacerte daño, pero hacías aparecer raíces que nos agarraban de las patas y nos atrapaban con fuerza, incluso alguna pata se rompió, pero nos curamos rápido. —Dice Seth mirando unos segundos su pierna derecha, rápidamente mi mirada se dirige a su pierna y veo como está un poco roja e hinchada, signo de que está curándose. —Paul está un poco peor que los demás, pero simplemente porque se removía entre las raíces para salir de ellas.

—¿Y luego?

—Tus ojos cambiaron a naranjas y te desmayaste. —Dice Seth. —El abuelo de Quil dice que nunca había oído de nada parecido, los Ancianos quieren saber qué eres y si supones un peligro para la Tribu.

Asiento una vez, y antes de pensarlo mucho salgo corriendo por las escaleras fuera de mi casa, necesito aire y a alguien que piense que no soy una maldita amenaza o que no tenga miedo de tocar mi mano sin miedo a que le haga daño.

Corro lo máximo que puedo hasta que algo dentro de mí parece despertar, y rápidamente me veo rodeada de animales en mitad de un bosque. Sonrío un poco al ver todo tipo de animales que se supone que son enemigos mirándome con curiosidad, sin pelear, como si yo les causara paz.

Camino rodeada de animales que no me temen hasta el porche trasero de la casa de Paul dispuesta a disculparme. Los animales se quedan en el límite del bosque y me observan caminar hacia la casa, toco a la puerta y espero pacientemente.

—¡Está abierto, Camila! —Exclama Paul desde el interior. —¡Simplemente entra!

Abro la puerta y me guío por el sonido de la televisión hasta la habitación principal, donde Paul está tumbado en la cama, vendado en el pecho y en las piernas, con el mando de la televisión en una mano.

—Hola, Paul. —Murmuro desde la puerta, con miedo a que Paul también me rechace, o que tenga asco de tocarme, como Seth.

—Pasa nena, no te quedes ahí. Habrás venido por alguna razón, ¿no? —Pregunta Paul enarcando una ceja curioso, me siento en la cama a su lado y observo las heridas que parecen estar curándose.

—Yo te he hecho esto. —Susurro con lágrimas en los ojos. —No sé quien soy, soy algo malvado que al mismo tiempo puede cuidar de la naturaleza al mismo tiempo que la daña. ¿Qué está mal contigo?

—Nena, nada está mal contigo. No eres mala. —Dice Paul con seguridad colocando una mano en mi nuca para acercarme a su rostro, quedándonos a milímetros.

NUNCA ANTES  |SETH CLEARWATER|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora