[Kimetsu No Yaiba] ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ qᵘᵉ ⁿᵃᵈⁱᵉ ᵖⁱᵈⁱó ᵖᵉʳᵒ qᵘᵉ ᵗᵒᵈᵒˢ ⁿᵉᶜᵉˢⁱᵗᵃⁿ

💓Rengoku Kyojuro|A Salvo

Pedido por: E-ESM3_

Oc: Esmeralda Zoldyck

¡GRACIAS POR LA IDEA!

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Bajo la mirada del chico de cabellos rubios, Esmeralda saltaba de un lado a otro, esquivando los ataques de aquella maquinaria de madera, un muñeco hecho para entrenar a los cazadores.

Rengoku insistió en ir a entrenar con la chica, a lo que ella muy alegre aceptó. Los cazadores suelen ir a la aldea de los herreros no sólo para solicitar una nueva espada, sino para también poner a prueba dichas espadas.

Esmeralda había logrado cortar uno de las brazos supuestamente inquebrantables del muñeco, Kyojuro, que estaba sentado en la rama de un árbol,bajó.

―¡Vaya, creo que eres la primera que logra hacer eso!― dijo Kyojuro animado, mientras se acercaba a la chica castaña, ella sonreía calidamente

―¡No digas cosas como esas Kyojuro, no es para tanto, tu también pudiste haberlo hecho!―dijo Esmeralda

Rengoku se echó a reír.

―¿¡Quieres volver a la Sede?! Ya está oscureciendo, pronto será hora de cenar

La chica castaña asintió, caminando junto con Rengoku tranquilamente. Kyojuro y Esmeralda eran amigos desde hace tiempo, se habían conocido luego de que la castaña fue salvada y traiada por el mismo.

Caminando tranquilamente, bajo los últimos rayos del sol, Rengoku y Esmeralda llegaron a la Sede, hasta se sorprendieron que no hubo problema alguno con demonios, puesto que cuando llegaron ya había anochecido.

Mitsuri pasó cerca de ellos, con platos en la mano, los divisó y sonrió ampliamente.

―¡Han vuelto, Rengoku y Esmeralda!―chilló emocionada, corriendo hasta la cocina, que era una pequeña cabaña de madera, apartada

Rengoku alzó la mano en forma de saludo, sonriendo como siempre.

―¡Hola Mitsuri! ―saludó amablemente Esmeralda―¿Ya esta la cena?―preguntó acercándose a la cocina y entrando

Aoi y las niñas estaban preparando la cena, y Kanroji ayudaba igualmente, dejando platos, limpiando el espacio, iba de aquí para allá.

―¿Ah? ¡No, todavía no, Esmeralda, Rengoku, podrían ayudarme si quieren!―dijo la pelirosa dando pequeños saltitos

―¡Claro que ayudaré! ¿¡Cómo no ayudar a mi antigua alumna!?―dijo Rengoku entusiasta cómo siempre, adentrándose a la cocina, saludando a todas las niñas

―¡Ja, ja! ¡De tu aliento de flama nació mi aliento del amor, estoy orgullosa!―anunció Mitsuri remojando unos platos en el agua jabonosa

―¡Hola, Rengoku-San, Esmeralda-chan!―dijeron las niñas al unísono

―¡Hola niñas, ¿cómo están?! ―dijo Esmeralda muy alegre, acariciando las cabezas de las tres niñas

Las tres contestaron que bien, y recibieron a la castaña con un fuerte abrazo. Aoi, que estaba cortando verduras, alzó la mirada, sonrió levemente.

―¡Gusto en verle Esmeralda-Sama! ¿Podría ayudarme con las verduras por favor?―preguntó amable Aoi

La chica asintió. Mientras Mitsuri y Rengoku charlaban de gatos, Esmeralda de vez en cuando ayudaba a las niñas a cocinar bien las bolas de arroz que salían un poco deformes. Al final, ambos cazadores contribuyeron en la realización de la cena.