"Kyojuro."

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No es romántico, ni agradable -mucho menos estético-, ni es el preludio de una hermosa historia.

La primera vez en que Kyojuro Renguko escupe un pétalo lo encuentra asqueroso.

Le rasca la garganta y por un momento -efímero, pero aún así horrible- siente que se va ahogar. Tose y en su mano, la misma con la que se estaba tapando la boca, aterriza un pétalo de color blanco. Vuelve a toser, el que sigue es de un tenue color azul.

No le queda ninguna duda.

Agradece estar solo en su recámara. Cierra los ojos. Aprieta los pétalos entre sus palmas, como si quisiera deshacerlos, olvidarse de ellos, aplastarlos, dejarlos irreconocibles, borrarles todo el color y de la existencia misma.

Es horrible.

Esa era la forma en la que el destino decide burlarse de él, de decirle que se va a morir de amor, literalmente, a pesar de que nadie debería morirse por tal cosa.

Suspira.

Antes de salir rumbo al pasillo, deja los pétalos tirados en el bote de basura, pretendiendo que allí no pasó nada.

No sabe que va a hacer, no quiere morirse de amor, pero tampoco dejarlo de sentir.

🍁

Todo el mundo ha oído hablar de la enfermedad. Hanahaki. Hay quien le parece el epítome de lo romántico. Y como no, si la que la causa es el amor. Del que duele por dentro y mata lentamente -y no es una figura retórica de esas que se repiten siempre en los poemas de amor y acaban volviéndose tan gastadas que pierden todo significado-. Hay quienes piensan que es romántico. Pero como Kyojuro lo descubre, sólo puede uno pensar eso cuando no está tosiendo pétalos todo el día, ni está ahogándose, ni siente que le arden los pulmones.

Pasa los días más callado que de costumbre, huyendo a la primera señal de que va a toser y al final, Uzui lo nota.

(Era de esperarse, él se fija en todo).

-¿Te ocurre algo..?

Kyojuro sonríe.

-Obviamente nada.

-¿Estás seguro?

-Claro que sí.

Sigue esforzándose en sonreír, intentando que la sonrisa le llegue a los ojos. Finge que todo está bien porque todavía no quiere enfrentarse a Kanae o cualquier otro médico. Todavía no quiere enfrentarse a la fatalidad de la enfermedad que posee.

Sentir no debería ser una maldición.

-Te ves más pálido -señala Sanemi, uniéndose a la conversación. Y Kyojuro detesta a su persona por pequeños momentos- Quizá solo necesites dormir -Él le dedica una media sonrisa, ofreciéndole ánimos.

(Uzui y Sanemi se merecen el cielo, pero Renguko no quiere que lo miren con tanta atención).

A Kyojuro se le cierra la garganta.

Sale corriendo antes de que alguien de los dos pueda decir una palabra.

🍁

Se encierra en los baños más alejados que conoce, donde sabe que nadie va a buscarlo y tose. Los pétalos salen cubiertos de sangre. Entre rojos y blancos.

𝐇𝐀𝐍𝐀𝑯𝑨𝑲𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora