"Felicidad iridiscente."

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El martes empieza con naturalidad. Tose un par de flores y aún así se las arregla para ocultarlas. Se siente muy mal, pero lo ignora. Recuerda las palabras de Kanae diciéndole que fuera a verla cuando empeorará y sabe que ya no puedo adelantar ese momento, pero aún así decide que lo hará al terminar de impartir su materia.

Pero lo que se le hace eterno es esa reunión en donde no tiene escapatoria. Ve como todos discuten por cosas que ni siquiera sabe su origen y no sabe como interpretar, porque Mitsuri está hablando de no-sé-que junto a Iguro, quien intenta sacar la conclusión a toda la lluvia de ideas de parte de Kanroji. Y cuando por fin se acaba, intenta buscar a Kamado, porque él es el único que sabe que está pasando, y sabe que el menor solo se enojará y le reprochara lo que él ya sabe. Pero cuando por fin lo había visto en uno de los pasillos, Tengen se le adelanta y se lo lleva lejos de su vista, alejando cualquier mínima de posibilidad de que Renguko pueda alcanzar al más joven de ellos.

Así que acaba con Gyomei. En condiciones normales, él fácilmente hablaría con él como siempre hacía, después de todo, ambos se conocen y Kyojuro podía decir que eran amigos. Pero esa vez, Renguko no es capaz de mantener, como siempre lo hace, un tema de conversación fijo porque la voz se le ahoga en el dolor de garganta. Al final, Himejima lo nota y como el buen compañero que es le termina diciendo que vaya a la enfermería. Pero su voz solo hace ruido en la cabeza de Renguko. Cuando acaba de hablar, por si acaso, Kyojuro termina asegurandole que pronto acabaría yendo.

No es una mentira.

De verdad planea hacerlo.

No puede dejar que las flores le ganen. Por más que lo piensa, escupir flores todas las noches hasta que la garganta le arde y las ganas de llorar se intensifican debido a la desesperación, no le parece algo romántico en lo absoluto.

Kyojuro maldice al hanahaki.

No puede dejar que gane. Pero tampoco quiere que sus sentimientos le sean arrebatados. Y eso es lo que está haciendo.

🍁

El problema con sus planes, es que Nezuko los termina por arruinar todos. No adrede. No siempre. Pero ese plan en específico se lo arruina cuando el joven de ojos rosas lo jala del brazo al terminar la jornada de aquel día.

-Kamado, iba a ir...

-No iba a ir a ningún lado.

Nezuko gira la cabeza y le sonríe, pero no es de una de esas sonrisas bonitas que el muchacho acostumbra a darle a su hermana o a sus amigos, porque no denota ni pizca de felicidad o amabilidad.

-¡Nezuko! -se queja.

-Esto es importante, así que va a venir.

Y nuevamente se gira.

Kyojuro podría apartarse. Es decir, podría, sino fuera porque todas sus fuerzas se habían disminuido a lo largo de todo el día.

-Kamado, en serio, la garganta me está matando.

-Debió de haberlo pensando antes de contraer hanahaki.

-No seas maleducado. -le reclama, porque está siendo regañado por un persona mucho más joven que él.

-Tsk. -Una pausa. No lo suelta y sigue caminando. Kyojuro tiene que ponerse a su paso. -Tiene razón. Lo lamento.

𝐇𝐀𝐍𝐀𝑯𝑨𝑲𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora