"Pétalos de verdad."

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El lunes, cuando lo ve entrar al salón de clases más pálido que la nieve, Nezuko tiene que admitir que se preocupa. Lo ve disculparse con ellos para después salir corriendo un par de veces.

Y finalmente lo retiene.

—Profesor, un momento.

Él se queda esperando, en un pasillo fuera del salón.

Le dice a Tanjiro que ya la alcanzará al rato, que solo se le olvidó algo en los vestidores y que no se atreva a dejar que el imbécil de Inosuke le gane en Mario Kart, o peor, que Zenitsu toque alguna de sus cosas.

Espera, hasta que Kyojuro sale.

—¿Cómo se encuentra?

—Nezuko, no quiero discutir.

—No estoy discutiendo— argumenta él, porque su pregunta no tiene signos de confrontación, considerando cómo es él en la vida— Solo le hice una pregunta.

—Ahhh... —suspira él— de todas formas no es tu asunto.

—Decidí que era mi asunto cuando...

—¡Kamado! —Kyojuro se detiene y Nezuko se ve obligado a detenerse y lo mira y ve su miedo en la cara. Se calla de golpe.— No fue algo intencional.

—De todos modos, yo tengo que cargar con el conocimiento de que...

—¡NEZUKO!

La gente en ese pasillo voltea a verlos. Por suerte ya solo quedan estudiantes rezagados —que Nezuko no conoce y que le importan tres pepinos— y algunos profesores que solo los pasaron de largo.

Caminan en silencio, al menos unos cuantos metros.

—Me imagino que Kanae lo sabe, ¿No?

—Sí.

—¿Y?

—Bueno. Me prohibió hacer actividad física— Kyojuro sacude levemente su cabeza— Todo mi sistema respiratorio está arruinado por el momento— suspira —Tengo que curarme.

«Tengo que curarme». Muy bien, al menos no está planeando dejarse morir.

🍁

El hanahaki le parece algo absurdo. Digno de intensos que no saben como confesarle sus sentimientos a nadie.

Pero luego se acuerda que él se dedicó a intentar que Shinazugawa adivinara que le gustaba sin darle ni media pista, así que no le dice a Kyojuro nada de eso.

Quizás lo que le parece absurdo es que sea mortal.

🍁

Van camino a la salida y Renguko camina más lento que de costumbre. Nezuko, como siempre y con ese resplandor de amabilidad que lo caracteriza, le sigue el ritmo.

—¿Qué planea hacer?

—No sé. —vuelve a sacudir su cabeza un poco— ¿Qué harías tú?

—¿Uhm..?

—Hablo en serio.

Considera que Renguko está mal de la cabeza, para considerar pedirle un consejo de ese tema a él.

—¿Intentarlo? —se pasa las manos por la cabeza, entre los cabellos negros y sus mechas rojas.

¿Qué es lo que haría?

Porque sabe exactamente por quién empezaría a toser flores, si le hubiera ocurrido alguna vez. (Pero no le pasó, porque es Kamado Nezuko y a él no le ocurren esas cosas, o eso quiere creer, porque muy bien pudo haberle ocurrido porque él, definitivamente, no fue él que confesó sus sentimientos por nadie. Tuvo que llegar Sanemi y ponerse un cartel neón en la frente).

𝐇𝐀𝐍𝐀𝑯𝑨𝑲𝑰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora