°Capítulo 7°

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El joven Murdoc se levantó con una resaca insoportable, estaba mareado y apenas podía andar, aunque no quería levantarse de su cama. Si se levantaba, podría ver a Stuart por los pasillos y era lo que menos quería que ocurriera. El mayor recordaba el beso que le dio a su amigo la noche pasada. Murdoc se preguntaba infinidad de cosas, ¿y si sus amigos los habían visto besándose? ¿Y si Stuart ahora está asqueado? ¿Y porque se supone que lo había besado? Realmente no lo sabía, solo recordaba que lo había besado en la acera, y que ponía una cara insegura cundo sus rostros se separaron.

-Idiota, idiota, eres todo un idiota...-. Repetía el azabache, acostado en su cama, mirando a la nada y maldiciendo su propia existencia, intentando no llorar.

Stuart estaba en la cocina. Pensaba encontrarse con Murdoc allí para hablar con él sobre la noche pasada, pero no estaba por ninguna parte de la casa, como es lógico, pensó que estría en su habitación, así que él volvió a la suya, ha hacer cualquier cosa con el propósito de no aburrirse.
Stuart tenía miedo de que Murdoc realmente no sintiera nada por el, porque claro, ¿quien amaría a un peliazul ojinegro tímido y con pintas de muerto? Siempre se preguntaba lo mismo.

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Murdoc necesitaba apoyo emocional cuánto antes, así que se dirigió al restaurante de su querida Noodle, siempre podía confiar en ella.
Abrió la puerta del local y su amiga le dirigió una mira confusa. No era normal que viniera tan pronto al restaurante, y aún menos si ayer había bebido litros de cerveza.

-Hey Mudz, ¿que te trae por aquí?-. La nipona recibió con gusto a su amigo, este se sentó en la barra. Noodle notó que tenía más ojeras que de costumbre, y que sus ojos estaban apagados.

-Noodle, no estoy bien-. Dijo el mayor con un tono serio que no solía poner. No había nadie en el restaurante tan temprano así que tenía toda la libertad de expresar lo que sentía.
Noodle se acercó a su amigo, apenada, y le dio un cálido abrazo. El azabache hizo un esfuerzo para abrazarla también. No tenía energía en los brazos.

-Dime que ha pasado, si hace falta, mato a alguien-. Dijo lo nipona, intentando sacarle una sonrisa a su amigo, y lo consiguió. Murdoc rió, le habría gustado la idea si no se tratara de Stuart.

-Tranquila, el problema soy yo, siempre estropeo las cosas-. Contestó Murdoc, decaído, haciendo un esfuerzo por seguir sonriendo.

-Pues entonces cuéntame que hiciste, lamentándote con conseguirás nada-. Noodle, ya cansada de su teatro, le suplicó que le explicara que pasaba, ya que era por eso que Murdoc había ido ha hablar con Noodle.

-No sé si te diste cuenta pero... Stu y yo nos besamos ayer en la noche-. Noodle no se lo creía, tampoco se creía que Murdoc estuviera triste por eso.

-¡¡Oh Dios mío!! Eso es genial Mudz, hace mucho que te gusta ¿en serio estas triste por eso?

-Fue todo por el alcohol, si no hubiera estado ebrio, no le habría besado, ni me habría atrevido, ¿y si él no quería besarme? No sé qué hacer.

-A veces pareces idiota-. Murdoc miró a la nipona con confusión, la verdad, no le estaba siendo de mucha ayuda ahora mismo- si realmente quiere saber lo que él piensa, habla con él, tampoco es tan difícil.

-Si lo es, a lo mejor él no quiere hablar conmigo.

-¡Te dije que eso no lo sabrás hasta hablar con él! No seas cobarde y confiésate de forma adecuada-. Exclamó Noodle, realmente no quería ver a su mejor amigo triste, y aún menos por una tontería, pero, al fin y al cabo, así es el amor.

-Está bien, hablaré con el-. El azabache de repente se puso de pie, con mucha determinación, gracias a las palabras de Noodle.-Pero si la cosa va mal, la culpa será tuya.

-Si si, lo que tú digas, pero va, no tienes nada que perder, ves ha hablar con el- dijo la nipona, acariciando la cabellera de su amigo.

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Si puedo, intentaré hacer otro hoy.
Espero que os haya gustado uwu

«°Our house°»      [Studoc/2doc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora