3. Toda magia viene con precio.

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Peter no pensaba irse con las manos vacías. Así que visitó uno de los pocos lugares que conocía del pueblo.

La campana sobre la puerta sonó cuando Peter entró a la estancia.

- Bienvenido a la tienda del Señor Gold - exclamó un chico del otro lado de la barra.

Era alto como Félix y parecia de la misma edad. Se presentó como Gideon y le preguntó que quería.

- Necesito pociones - Pan miraba las cosas a su alrededor. Recordaba haber estado ahí hace mucho tiempo. Todo se veía exactamente igual.

- Aquí no hay pociones - respondió Gideon apoyando sus manos en la mesa - todas esas cosas las tiene la reina del inframundo -

Peter preguntó por la reina y Gideon respondió que Cruella de Vil era la que gobernaba el lugar.

- Cruella de Vil - repitió Peter como si intentará recordarla.

Salió de la estancia agradeciendo a Gideon.

Caminó hasta la alcaldía pero se encontró con dos grandes perros dalmatas, cada uno en un extremo de la puerta.

Los perros empezaron a ladrar y gruñir, el chico los dejó dormidos con un movimiento de su mano.
Pasando las grandes puertas se encontro con otra que decía: Oficina de Cruella de Vil.
Entró y la misma mujer de pieles blancas y negras estaba sentada en una silla giratoria al otro lado de la sala.

Otros dos perros que la acompañaban empezaron a ladrar.

- Silencio queridos - ordenó haciendo que los canes se callaran.

Se puso de pie y caminó hacia Pan.

- ¿Quien eres tu? - preguntó sosteniendo un palo largo y liso entre sus dedos.

- No es relevante, solo quiero una de las pociones que guardas -

La mujer giró en torno al muchacho mientras lo examinaba.

- ¿Que me darás a cambio? -

- ¿Porque debería darte algo a cambio? Sólo dame lo que quiero - No iba a dejar que esa mujer lo intimidara, no le importaba si fuera la reina del inframundo.

- Porque aquí todo viene con precio querido, quieras o no - Cruella dejó de girar y lo miraba con cautela.

- ¿Que es lo que querría la reina? - preguntó el joven perdiendo la paciencia.

- Salir de este lugar - su tono se volvió más serio.

- Aquí eres una reina, estoy seguro de que en el mundo de arriba no sería lo mismo -

- No me importa ser una reina, extraño el mundo de arriba, aquí no hay nada que yo quiera -

- Lo haré, pero primero dame lo que quiero - expectó el joven.

- ¿Y que clase de poción quieres muchacho? - preguntó apoyando sus manos en su cadera.

- Necesito que alguien en especial cambie de opinión - le pidió intentando sonar logico.

- Se a lo que te refieres, pero lamento decirte que no tengo de eso, lo que puedo hacer es que esa persona olvide porque esta aquí, incluso quien la trajo aquí -

Peter aceptó de inmediato.

La mujer se dirigió a la mesa junto a ellos y abrió un cajón, en él había una caja negra de madera. Dentro había frascos pequeños con líquidos de colores diferentes. Sacaba uno y lo miraba, luego lo volvía a guardar segura de que no era el correcto.
Levantó el último y sonrió.

- Es este - Peter extendió la mano para tomarlo pero ella lo atrajo hacia si - antes debes a prometerme que me llevarás contigo al mundo exterior.

- Si, lo haré - por supuesto que no lo haría pero debía hacerle creer que cumpliría su promesa.

Cruella le extendió el frasco y Peter corrió hacia la salida. Los perros aún seguían dormidos para su suerte.

Ahora lo único que tenía que hacer era encontrar a Emily y convencerla de que tomara la poción.
Que estúpida Cruella, creyendo en las palabras de un desconocido. La mujer jamás había sido muy inteligente, así que no esperaba mucho de ella.

Por suerte no fue difícil encontrar a Emily, estaba en el muelle mirando el horizonte. No era muy lindo, pero a ella le traía recuerdos.

Se acercó silencioso y se sentó junto a ella.
Emily lo miro con desprecio.

- ¿Linda vista no crees? -

- ¿Porque sigues aqui? - Emily no queria verlo ni mucho menos tenerlo a su lado.

- Vine a darte esto - le ofreció el frasco y Emily miro el objeto confundida.

- ¿Que es eso? - preguntó con voz monótona.

- Sólo quiero que la tomes - respondió suplicante - por favor -

- No bebere nada que venga de ti - se dignó a mirar al frente y dada por terminada la conversación.

- Sólo necesito que confíes en mi otra vez, se que ahora no quieres hacerlo pero necesito que bebas la poción, si no lo haces por mi hazlo por ti - suplicó, abrió el frasco y se lo entregó. Ella no lo tomó.

- Tienes razón, no confío en ti. Pero lo haré para que pueda vivir en paz y te larges de mi vida -

Aceptó el frasco y bebio su contenido, de todos modos estaba muerta y nada podría hacerle daño.

Cuando terminó miro el frasco esperando a que algo cambiará pero no fue para bien. Su cuerpo se sintió cansado y cayó acostada. Peter se asustó y se puso de pie.

- Lo siento querido, pero sabía que no cumplirías con tu palabra. Así que te di la poción incorrecta. ¿Astuto no? - dijo Cruella caminando hacia el joven con dos de sus perros junto a ella.

- Que harás ahora. ¿Matarme? Adelante. No estoy muerto como los de aquí - el joven sabía que si moría al fin y al cabo sabía donde terminaría y con quien.

- No voy a matarte - argumentó para luego susurrar para si misma - un estúpido escrito en tinta me lo prohíbe - luego aumentó su tono de voz - lo que haré es asegurarme de que jamás regreses al mundo de arriba, mientra que yo si lo haré -

La mujer se río victoriosa y Peter alzó a Emily en sus brazos. Unos hombres grandes y musculosos se dirigieron a Pan y lo llevaron a la fuerza a un calabozo oscuro y sucio.
El joven dejó a la chica en la camilla e intentó despertarla pero ella seguía dormida.

- Déjala niño - un hombre a su lado hizo escuchar su voz desde una pequeña ventana en la ñarte superior del muro de roca - Dejala así, se despertará cuando tenga que despertar -

- Debo salir de aquí - le habló Peter viendo la puerta y buscando un punto débil.

- No podrás salir jamás, me tienen aquí desde hace varios años, jamás logre salir de aquí -

Pan intentó usar su magia pero el hombre volvió a hablar al ver lo que intentaba hacer.

- No funciona eso aquí abajo, ya lo intenté. Son jaulas antimagia. No hay nada que puedas hacer -

Peter recordó una frase que él una vez había dicho: "todo viene con un precio, y si no lo pagas tendrás que sufrir las consecuencias"

Así se sentía el, estaba sufriendo las consecuencias de sus actos.
Se sentía inútil y absurdo. Se sentó en el suelo rendido. Se permitió un momento para descansar quedándose asi dormido.

Bueno hasta aquí el capítulo. Estoy segura de que Gideon no murió pero quería agregarlo en la historia.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

Niña Perdida.  PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora