HEROES ─ Fred Weasley.

Capítulo 1.

23 de agosto, 1995.

Había algo en aquella mañana que se sentía completamente diferente. Se notaba todo de un tono frío y sombrío, como si toda la felicidad del mundo se hubiera acabado de un día hacia otro. Erin sintió escalofríos tras sentir una ráfaga de aire medio violenta que chocó con su piel expuesta.

Estaba en el espacioso jardín de su casa, observando con atención el cielo esperando que de por milagro, de un momento a otro, el sol se asomara entre las nubes dándole un poco de color a la mañana.

—¿Qué haces aquí, Erin? Te vas a congelar.

La castaña se voltea encontrándose con su hermano menor. Elio se posiciona a su lado, pasando su brazo izquierdo por sobre los hombros de la mayor tratando de observar lo que sea que ella estaba viendo tan concentrada.

—¿No crees que es raro tener un clima así en estas fechas? —en su voz se notaba algo preocupación, pero pasó desapercibido ante los oídos de su compañía.— Aún no termina el verano.

Él se encoge de hombros restándole importancia al asunto para luego decir: —Ya sabes, el calentamiento global está cada vez peor. —bromeó, pero a Erin no le causó gracia.— Papá quiere que vayas adentro, los Weasley llegarán en cualquier momento.

—¿Los invitó? —Por primera vez, Erin se voltea para observar a su hermano.

—Hum... Sí. —alzó su ceja.— ¿Por qué te sorprende? Siempre vienen a visitarte en tu cumpleaños

—Lo sé... —acomodó un mechón de cabello rebelde que caía sobre su rostro.— Es solo que después de lo que sucedió el año pasado, creí que no se arriesgarían a aparecer por aquí.

—Molly no se perdonaría a si misma si falta a tu cumpleaños, Erin. —dijo entre risas.— Ya sabes cómo es ella con su Sinclair favorita.

Le dio un leve empujón con su cadera, bromeando con ella y provocándole una sonrisa leve. Rodó los ojos con diversión.

—Solo estás celoso, Elio.

—¡Claro que estoy celoso! —se detuvo por un par de segundos antes de ver la expresión de Erin que le incitaba a explicarse a si mismo.— Los mejores suéteres se quedan para ti. —se quejó.— Fred y George están de acuerdo conmigo.

Ella frunció el ceño, luego alzó unas de sus cejas, cuestionándole.

—¿Fred y George? —él asintió en respuesta.— ¿Desde cuándo hablas con Fred y George? Pensaba que no te agradaban.

—No, es Ron el que no me agrada. —bufó con fastidio, Erin muerde su labio tratando de no reír ante su expresión.— Siempre piensa que me quiero sobrepasar con Ginny, es incómodo.

—¿Acaso se equivoca? —dice burlona.

Antes de que el menor protestara, se vieron interrumpidos por un silbido que provenía desde el interior de la casa; era su padre, quien no se veía muy alegre. Ambos hermanos se miraron mutuamente previo a que la misma mueca se formara en sus rostros y comenzaron a caminar en silencio hacia donde estaba su padre esperándolos.