HEROES ─ Fred Weasley.

Capítulo 4.

El primer día de clases en Hogwarts ya había comenzado, aquel día el gran comedor se encontraba lleno de alumnos desayunando en sus respectivas mesas para dar el comienzo a sus clases. Lamentablemente para Erin, su primera clase era justamente con la desagradable Dolores Umbridge.

Sin embargo, su cabeza estaba completamente distraída por el hecho de que no había visto a Elio desde que subieron al tren. No estaba en la cena de bienvenida ni tampoco en la sala común aquella noche. Con todo lo que estaba ocurriendo, a Erin solo se le ocurría lo peor. A Ezra se lo había cruzado un par de veces durante la mañana de camino al comedor y gracias a su sonrisa despreocupada supo que ni siquiera había notado la ausencia de su hermano.

Es por eso que luego del desayuno, le dijo a Luna que tenía algo que hacer y comenzó a buscar a su hermano por todo el castillo con la esperanza de que al menos esté dentro de la escuela, llegó a pensar que quizás su padre había tomado mucho tiempo al despedirse y que Elio ni siquiera pudo entrar al tren en primer lugar.

—Erin. —la chica se sobresaltó.

Se voltea a su izquierda observando dos cabezas igual de naranjas mirándola con intriga, la muchacha les dio una sonrisa nerviosa, pensaba que sería la única que estaría en ese lado del castillo a aquella hora. Estaba equivocada.

—Fred, George, ¿qué están haciendo aquí?

—Creo que la pregunta es, ¿qué haces tú aquí? —responde Fred haciendo énfasis en el "tú".

—Pregunté primero. —contraatacó.

—Estamos probando un nuevo producto y necesitamos pasillos vacíos para eso. —le contesta George ignorando la mirada de su hermano.

—¡Era un secreto, George! —le reprende su gemelo.

—Fred, Erin no dirá nada, ¿verdad? —ella asintió— ¡Ves! Nuestra pequeña Erin es de confiar.

Revolvió su cabello desordenando sus castaños rizos y ella rodó los ojos tratando de evitar sonreír para parecer firme frente a ellos.

—¿Y qué haces aquí? —vuelve a preguntar Fred.

—Que chismoso eres. —él lo miró mal.

—¿Han visto a Elio?

Ambos se observaron pensativos, quizás para recordar cuando fue la última vez que vieron al muchacho, ambos acordaron en que la última vez que lo vieron fue cuando estaba subiéndose a una de las tantas carrozas que los llevaban al castillo. Erin suspiró aliviada al saber que al menos si se encontraba en la escuela y que tan solo debía buscarlo.

—¿Por qué tanta preocupación?

—¿Por qué tantas preguntas, Weasley? —Fred se mostró ofendido ante el hecho de que la menor le haya llamado por su apellido. George solo rió.