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La casa estaba sola, la jornada escolar ya había terminado, no ancianitos, no escuela. Solo él en ese garaje, quería descansar desde que llegó a la ciudad y al fin lo podía hacer, después buscaría la manera de resolver todo el problema y volvería a su vida normal( o eso creía), por ahora solo descansaría un poco...

-¡Hola! Sra. Robbinson, ¿Está en casa?- No no no, ni esa particular vocecilla ni esos golpeteos a la puerta principal perturbarían su sueño ni sus planes de dormir. Apretó más los ojos, cruzó sus brazos y se acurrucó más en el viejo sofá.

-¿Hay alguien en casa? soy Jimin, Sra. Rosita...

Si ignoraba el hecho de que parecía que el chico le estaba hablando justo al lado de su oído entonces podría esperar hasta que se cansara y se fuera.

-No me iré hasta que abra.- Los golpes a la puerta principal siguieron resonando en sus tímpanos.

Puta madre...


Un gran resoplido abandonó sus fosas nasales y sus pies a rastras se dirigieron a la salida. Traía un humor de perros y ese de allá afuera iba a sufrir las consecuencias de un lobo enfadado.

-¿Qué quieres?- Dijo al llegar a porche de la casa, el chico  pegó medio brinco al escucharlo por detrás.

-Dios mío, me asustaste.- Se puso una mano en el pecho y suspiro aliviado.

Alto.

El chico inmediatamente se posicionó rígido y como paranoico de mierda que era dió dos pasos hacía tras, manteniendo aún más la distancia de él como si fuera un  probable ladrón o aún peor... Asesino de ancianos.

-¿Dónde están los Robbinson y qué haces tú saliendo de su garaje?- Le examinó hostilmente, como si hubiera descubierto el más grande secreto del chico nuevo.

-No están en casa ¿qué es lo que quieres?- Cruzado de brazos alzó sus cejas en señal de espera por una respuesta. Podría estar dormido ya pero ese castaño aparecía siempre en momentos menos esperados.

-Qué hiciste con ellos?- preguntó para después subir todo el porche y tocar fuertemente la ventana.- ¡SEÑORA ROSITA! ¿ESTÁ BIEN?

-¿Qué carajos crees que les hice? ellos están en el centro.- Aparte de aburrido ahora le creía criminal, sin duda este chico era más divertido de lo que aparentaba.

-Deduzco a base de lo que estoy viendo.

-Yo vivo aquí.

-Los Robbinson viven solos.

-Pues ya no más.- hizo un ademán con sus hombro, cansándose de la situación.

-No tienen familia, dime la verdad Jungkook ¿Qué haces aquí?

Huyendo.

-Vivo aquí.

El castaño entrecerró sus ojos, no le creía así que sacando su móvil, marcó el número de la anciana.

-Hola, si, soy Jimin... Si ya comí. No le quito mucho tiempo, quiero decirle que hay un chico en su casa y sé que usted no tiene nietos...

El castaño le dió la espalda como si eso evitara que escuchara su conversación. Ingenuo.

-Ohh, ahijado, ya veo Sra. Rosita. Entonces si el señor ni usted están en casa ¿Qué hay de cachito?

¿Cachito? ¿qué es un cachito?

-Si está bien, eso haré, suerte en su bingo, los visitaré después, chao.

-Bien, ahijado lejano segundo o lo que sea. Dejaré a cachito contigo y si le haces algo prometo aparecer en tus sueños y jalarte los pies.- Le advirtió bajando del porche y dirigiéndose a su auto.- Le acabo de dar de comer, así que la Sra. puede alimentarlo cuando ella llegue. No lo dejes solo, no volvió a ver a su dueño en semanas y ha estado muy triste.

-Primero ¿De qué estamos hablando?

El castaño le rodó los ojos y sacó la pequeña jaula del asiento trasero. la dejó en el suelo y la abrió para tomar en brazos a un cachorro.

No grites como como niñita emocionada Jungkook, eres un alfa, compórtate hombre.

-Un.. cachorro.

-Si. Cachito te presento a Jungkook, el te cuidará y también los Robinson. No creo que te apapachen tanto como yo pero se harán cargo de ti, ¿verdad?

Ahora el que parecía un cachorro era el castaño. Jungkook, en un lapso récord había podido ver a distancia muchas de las facetas de este chico, sus instintos sabían que el lobo oculto debajo de él era igual, tan dual, multifacético e interesante de apreciar.

-¿Verdad?- Volvió a cuestionar.

-Verdad.

-Bien, tómalo con cuidado, por favor no lo dejes solo. Acarició una vez más la cabeza del cachorro y se despidió mentalmente de el, lo visitaría seguido y jugaría con el, no lo dejaría en su pérdida solo.

Dejó la jaula en el asiento trasero y cerró la puerta, encaró al pelinegro con ahora el cachorro en brazos y un poco incómodo se despidió.- Creo que nos vemos por ahí. -Se dió media vuelta en camino al lugar del piloto.

-Hey tú.- Detuvo su camino y de un segundo a otro el pelinegro estaba detrás de él.

-¿Qué sucede?- No obtuvo respuesta.

Solo un acercamiento del cuerpo contrario hacia el suyo propio, algo en su subconsciente alertando a sus sentidos y a su corazón acelerando al momento. Bajó la mirada hacia la pequeña cara que tenía enfrente a la vista que ahora también examinaba la suya.


Jungkook, para un lobo como el suyo, esos ojos avellana encajaban perfectamente a la esencia que descubrió cuando llegó, que le despertó y le liberó. La verdad dentro de él y aún así era ignorante de ello. ¿Cómo se le ocultó a alguien como Jimin su verdadero ser? ¿Cómo alguien le arranca y le priva de aquella luz que le hacía falta esos curiosos ojos? ¿Cómo haces que un lobo no sea un lobo?

Y allí, tan cerca de ellos, podía sentirlo, más que un color, más que un olor, un aura pequeña pero tan fuerte y deseosa por poder salir, por poder vivir. Ese anhelo de sentirse completo y libre, ese sentimiento de querer vivir, todo lo que no se podía decir. Un lobo sintiendo a otro lobo.

-Sin duda eres como yo.- Finalizo y se devolvió a la casa con el cachorro aún entre sus brazos.

Había encontrado el lobo de Jimin pidiéndole ayuda.

Y lo haría.

Porque los suyos no abandonan.

🖤

》WOLF EYES: El Comienzo《 •KOOKMIN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora