"Hay algunas barritas energéticas." Me dijo mientras colocaba su pie sobre el mío para acariciarlo.
"Y yo he traído ramen para los dos". Le propuse al instante pues no quería comer esos insípidos rectángulos que atentaban contra el paladar humano.
"No voy a comer esa basura." Su ruda voz contradecía la ternura de su gesto, pero estaba tan acostumbrado a su carácter que sabía cómo manejarlo.
"Pues come de esas barritas que parecen trozos de cartón con pasas." Le respondí a su insolencia. "Más para mí."
Él se quedó en silencio, pensando. Yo, correspondí a su toque con la misma delicadeza y entrelacé los dedos de mi mano con los suyos.
No había comida para todo el fin de semana y no habíamos pensado en ello, pues fue la primera vez en muchos años, que podríamos compartir más que unas pocas horas o una rápida noche.
"Supongo que tendremos que comprar algo para comer." Un agradable cosquilleo inundó mi estómago ante la idea. Él se mantuvo callado, probablemente contando los diversos motivos por los que no deberíamos salir juntos por la aldea. Tras unos segundos en silencio, en los que me dediqué a mirarle suplicante a los ojos, me respondió.
"¿Qué quieres comprar?" Me sorprendió gratamente su pregunta. Puede que él también se estuviese dejando llevar por esa cálida sensación que se escondía en nuestro interior.
"No lo sé... ¿Arroz?" Realmente no supe qué decirle ya que no había cocinado en toda mi vida, salvo el ramen instantáneo. "Pero no hay arrocera." Él negó con la cabeza, exasperado por mi inexperiencia.
"Puedes hacerlo en una olla normal, idiota." Asentí, despacio, curioso por su experiencia culinaria. "Tendríamos que comprar huevos, soja, nori, algo de carne o pescado, aceite..." Su expresión pensativa me dió a entender que necesitaríamos más alimentos que los ya nombrados. Por mi parte, me sentí ansioso, hambriento e ilusionado, por lo que me puse de pie, y me vestí lo más rápido que pude, cogiendo algunas prendas de Sasuke en el intento, debido a que nuestra ropa estaba dispersa aleatoriamente en el suelo de la poca iluminada habitación.
"Esa camiseta es mía." Dijo cuando termine de vestirme. Rodé los ojos, pues ambas eran oscuras y con mangas largas. Busqué la similar prenda y se la tiré a la cara.
"¡Date prisa! Tengo hambre." En realidad, mi estómago se sentía pesado, producto de la novedad. Nunca habíamos hecho algo similar y a pesar de la simpleza del acto, un creciente anhelo ardía en mi pecho. Y sumado a la impaciencia, no pude contenerme ante la parsimonia del moreno para vestirse "¡Mueve el culo, joder!" Él me ignoró y ralentizó aún más su movimiento.
Salí de la habitación, ya que de lo contrario golpearía a ese imbécil. Me senté en el sofá, junto al gato y le dediqué toda mi atención.
"Tu dueño es insoportable. Que suerte tienes de parecerte a mí." Él mínimo ronroneó feliz ante mis caricias y se echó sobre mi regazo. "Vamos a comprar algunas cosas... ¿Quieres algo, Tenma-chan?" Normalmente hablaba a ese gato como si fuera responderme. Sasuke, al principio, se burló de mí por ello, pero ahora, le había pillado haciendo lo mismo algunas veces. Además, el animal, solía responder con distintos maullidos. Esta vez, estaba demasiado extasiado mientras acariciaba su barriga como para decir nada. "Te traeré una lata enorme de sardinas."
"Ya tiene sus latas de comida" Escuche, repentinamente a mi lado, asustandome.
"Deja de aparecer así, joder." Le grité. Dejé al gato en el sofá y repliqué. "No tiene porque comer siempre esas latas de comida light para gatos."
"Está gordo." Fingí indignación mientras tapaba las orejas al gato.
"¿Cómo puedes decir eso? Es un gato grande." Ambos miramos al mínimo, que ronroneaba y serpenteaba la cola, de forma hipnotizante.
El moreno acarició la cabeza del animal y después cogió mi mano, pidiéndome en silencio que me levante del sofá y le siga hasta la puerta. Mire al gato una última vez antes de cruzar el umbral y di un paso adelante, sintiendo como mi corazón quería salirse de mi pecho.
El sol aún estaba en lo alto y sus rayos ofrecían un calor reconfortante que se oponía a la fría brisa del otoño. Caminamos en silencio entre la maleza de la entrada, aún con nuestras manos unidas y sentí vergüenza, por lo que me dediqué a mirar el suelo, a pesar de que estábamos solos en ese paraje.
"¿Naruto?" Me llamó el moreno, curioso por mi cohibida actitud.
No pude encontrar palabras para describir lo que sentía. Tan complejo pero tan simple: felicidad.
Antes de salir de la propiedad, rompí la unión y llevé mi brazo a los hombros del moreno, abrazándole, amistosamente.
"¡No he traído dinero!" Exclamé riéndome de sus intentos de separarse de mí. Él me miró en silencio, negando con la cabeza, buscando con la mano en el bolsillo de su pantalón, sacando una cartera que lanzó apuntando hacia mi cara. Coji la cartera aún riendo y la guarde en mi chaqueta. Me separé del moreno, no sin antes darle un fuerte azote en el culo. Me adelanté unos pasos inmediatamente, pues distinguí un brillo rojizo en su asesina mirada, pero no me importó y seguí riendo, a pesar de que en unas horas, probablemente, intentaría vengarse.
Sasuke rápidamente se situó a mi lado, con su típica estoica actitud, de no ser por la pequeña sonrisa que intentaba disimular cada vez que nuestros meñiques se rozaban.
Definitivamente, no podría vivir sin ese engreído.

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Todo y nada
FanfictionEse fin de semana, abrumados por la culpa y el dolor, no fue más que el comienzo. Ambos, perdidos en el tiempo: Naruto atrapado en un presente imposible y Sasuke, deseoso de revivir el pasado. Sasuke x Naruto Sasuke x Boruto