Capítulo IX: Travesía

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No sabía dónde esconderme, hacía que dirección correr o cual camino tomar, lo único que tenía claro es que debía proteger a Clarke, no podía permitir que la dañaran. No la era primera vez que corríamos de la mano, de hecho la primera fue cuando le huimos al gorila en la tierra, cuando ella me demostró que no era tan débil como yo pensaba. Esa vez pensé que iba a morir y la verdad no me importaba mucho hacerlo, pero algo dentro de mi quería ser salvado por Clarke, no solamente de aquel animal sino de todo en general, necesitaba que ella me salvara, que directa o indirectamente me dijera que tenía que sentir lo que muchas veces me impedí hacer, el amor.

 Esa vez pensé que iba a morir y la verdad no me importaba mucho hacerlo, pero algo dentro de mi quería ser salvado por Clarke, no solamente de aquel animal sino de todo en general, necesitaba que ella me salvara, que directa o indirectamente me d...

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No se cuantas horas pasaron hasta que mis rodillas ya no respondieron y tropecé, cayendo de rodillas sobre unas piedras que rasgaron inmediatamente mi piel y se me escapó un leve y tenue quejido.

- Oh, mi amor ¿estás bien? - Me preguntó ella de una forma tan dulce que me provocó un pequeño puchero, como esos gestos que hacen los bebés cerca a sus madres y los hace lucir extremadamente tiernos. Que ridículo, he luchado toda mi vida, he han roto la piel y los huesos mientras mi rostro permanece inexpresivo, pero hoy estoy frente a ella y me siento frágil, eso me causa ella, fuerza y fragilidad, cosas que no pueden ser una sola y sin embargo hoy existen.Me levanté del suelo y la tomé de la mano. Cada vez que la tomaba de la mano se sentía como la primera vez, como si un pedazo de universo estuviese entre mis dedos y eso me paralizaba del meñique al anular, y me encantaba. Su mano es como el terciopelo, como el pétalo de una rosa bañada del rocío de la madrugada en primavera, es la pradera de un campo suizo o la inexistente solidez de una nube.

- Tenemos que escondernos, Clarke, no puedo continuar.

- No te preocupes, déjame llevarte en la espalda hasta un lugar seguro.

- Pero mi amor, como si no estuvieses cansada tú también, no.

- Anda que no pesas tanto, Lexie.

Y sonrio, como si no estuviéramos metidas en suficientes problemas, como si la muerte no estuviera tras nuestro rastro, pero cuando ella también sonríe se me paraliza el mundo, siempre ha sido así, incluso cuando traté de ocultarlo.

Me subo en la espalda de Clarke y siento que mis pies descansan, siento un alivio físico profundo, pero lo físico no es nada comparado a la protección que siento mientras reposo mi cabeza en su hombro derecho y la abrazo. Que paz, que descanso me has dado, Clarke. No se cuantos minutos pasan porque me quedé dormida, pero no creo que haya sido mucho tiempo porque ella no aguantaría tanto conmigo en su espalda y de pronto desperté en una cueva justo cuando ella me afirma que hemos llegado.

- Gracias, Clarke, y lo siento.

- Que va, si solo cargué contigo diez horas.

- Querrás decir diez minutos.Y ambas reímos.

- Que haremos, Lexa?

- Vamos a ir a la tierra, aquí no es seguro para nosotras.

- Lamento que hayas tenido que matar a ese hombre.

- Yo no lo lamento, pequeña.

- jus dreim jus daun? -Pregunta entre risas.

Y la beso, la beso despacio y suave, para que el tiempo no se vaya, que no avance en ese preciso instante en que yo la estoy besando, porque la nieve está caliente y el cansancio se ha marchado. Su boca está seca, pidiendo que no deje de besarla, que me sumerja poco a poco en ella, que mi lengua abrace su lengua y no puedo parar.

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Segundos después, ambas sentadas en el suelo, apoyadas contra una pared húmeda, el cansancio nos domina y nos quedamos dormidas.

De pronto, me despierta el frío, es insoportable estar a la intemperie en un invierno tan intenso y temo una hipotermia, no puede pasar eso ahora, no tenemos a donde ir y tenemos un largo camino por delante antes de llegar a la piedra. Y pienso en Leopoldo, ha vuelto a quedarse solo.

- Lexa, no luces nada bien, ven acá. - Me abraza tan fuerte que puedo sentir como se rompen mis miedos y busco fuerzas de donde no las tengo para abrazarla también.

- Si las clases de vida terrestre que tomé en el arca fueron útiles, entonces puedo hacer fuego

Y se levanta, para volver a regresar a los pocos minutos y tratar de hacer fuego. Yo solo la observo, dándome cuenta que cada día aprendo más de ella y lamento haber pensado que era débil, su amor la hace fuerte, la persona más fuerte que conozco es Clarke y yo tengo la suerte de que sea mi chica. Entonces me pongo a pensar en que nunca nos hemos pedido ser novias, que absurdo que no lo hayamos hecho, pero es que no hace falta porque sin siquiera nombrarlo sabemos que lo somos.

El fuego se enciende y poco a poco mi cuerpo comienza a estabilizar su temperatura, aunque el frío persiste.

- Clarke, recuerdas mi cama en polis?

- Claro, como olvidarla, eh - *sonrie*

- Por eso y porque la anhelo ahora mismo - *también sonrio*

- Pero me tienes a mi.

- Para siempre, ratón.

- Hey, mapache de fin del mundo. - *ríe*

- Eso es cierto. - *río*

Y así pasamos el tiempo, hablando cosas que a lo mejor no tienen mucho sentido, pero realmente para mí, cada palabra con Clarke tiene todo el sentido del mundo.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2020 ⏰

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