Vanessa estaba parada en el marco de la puerta de la habitación de la peli-plateada. La última la miraba extrañada y la adicta al refresco se contrajo en una mueca de nerviosismo, casi sentía que el sudor le corría por la frente.
«Mierda... —pensaba Vanessa—. ¿Por qué demonios no preparé un discursillo cutre para poder hablar con ella?» —en esos momentos un Zora carcajeandose y burlándose de ella vino a su mente. Casi podía oir sus irritantes risas.
—Ríete y te rajo, pendejo —dijo por lo bajo sin darse cuenta que esto lo había pensado en voz alta.
—¿Eh? —preguntó la otra, que no había alcanzado a escuchar casi nada de lo que dijo, además que le estaba preocupando un poco la expresión de ogro-con-la-regla-que-le-acababan-de-pisar-el-pie-donde-tenía-un-uñero que tenía su amiga.
La de cabellera rosada volvió a la realidad, mostrando una sonrisa nerviosa por fuera y ahorcándose a sí misma por dentro.
—¡Oh! Nada, nada. ¿Puedo pasar? —inquirió entrando a la habitación.
—Pero si yo todavía... —empezó Noelle confusa por el comportamiento de su compañera—. Bueno, no importa. ¿Qué pasa? —preguntó cruzándose de brazos y cerrando la puerta.
Vanessa se sentó en la cama y la peli-plateada la imitó sentándose ella en la silla de su escritorio, quedando las dos frente a frente.
«Okey, Vanessa, el primer paso para poder intentar sacar información es hablarle de algún tema trivial»
—Lo que pasa es... ¡Que me he ganado la lotería!
—¡¿En serio?!
—Nah, es broma —respondió riéndose nerviosamente.
La de cabellos plateados volvió a mirarla con una cara que claramente decía: wtf?
«¿Qué demonios estás haciendo, idiota?»—se reprendió la chica mentalmente.
Vanessa aprovechó ese momento para tomar la pequeña botella de refresco que llevaba consigo y beber todo el contenido de golpe, debía haber pensado una buena estrategia para ese momento, pero su imagen de victoria la había desconcentrado tanto que se olvidó completamente de ese pequeño detalle.
«No hay de qué preocuparse, al fin y al cabo lo que más resulta es ser sutil, pero directo. Sutil, pero directo»
—¿Te pasa algo con Asta?
«¡No tan directo!»
Noelle abrió sus ojos como platos a la vez que sus mejillas se coloreadan un poco y antes de que pudiera decir algo la peli-rosa volvió a tomar la palabra.
—As.... ¡Hasta luego! , ¿te pasa algo con eso? Es que siempre que te lo dicen pones una cara un tanto rara, chica.
Nuevamente la aludida volvió a poner una cara como de: ¿pero qué cojines...?
—Vanessa, ¿estás bien? ¿No habrás tomado demasiada Coca-Cola?
«Y falta que me hace...»
—Tranquila, estoy bien —contestó con el sudor corriendo por su frente—. Es solo que el calor... El calor me desestabiliza un poco —volvió a soltar unas pequeñas risitas.
—Pero si no estamos ni a treinta grados.
«¡Me cago en las mentiras, los mentirosos y todos los malditos cojos de mundo!»¹
—Bueno... Es que... Ya sabes... Yami nos obligó a Zora y a mí a dar cincuenta vueltas al colegio... y pues... supongo que por eso entré un poco en calor.
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¡Ese idiota!
RandomLa preparatoria Clover es una de las instituciones más prestigiosas de toda la ciudad, con una manera de impartir conocimiento algo distinta a los colegios normales. Asta es un chico de las afueras de la ciudad que apenas logró entrar por los pelos...