«Esto no puede estar pasando... Esto no me puede estar pasando...»
—Preciosa, ¿qué te pasa? —dijo un hombre a la chica de cabellos plateados. De su boca salían las palabras con un inmundo olor a alcohol.
—Parece que se aburre —le respondió otro de los hombres con una sonrisa perversa.
—¿Te aburrimos, belleza? —preguntó otro, observandola de arriba abajo en todo momento.
—O acaso... —retomó la palabra el primero, acercando su rostro al de ella y alargando su mano para acariciar delicadamente la cara de la chica—, ¿te damos miedo?
Sus ojos escocían y su corazón bombeaba rápidamente con el horror impregnado en cada latido apresurado.
Estaba aterrada.
Estaba aterrada de la lujuria y la perversidad que brillaba en los ojos de aquellos hombres.
—Parece que ahora ya no eres tan valiente, preciosa...
Tragó grueso, mientras la mano de aquel sinvergüenza acariciaba suavemente su mejilla. Sentía sus piernas temblando. Las lágrimas estaban a punto de escaparse de sus ojos para empezar a rodar lentamente por su cara.
Pero...
El brazo del que sujetaba el rostro de la chica fue firmemente tomado por una mano, que lo apretaba con fuerza.
El hombre fijó su vista confundido en la mano que lo sujetaba, desplazando su vista por el brazo de aquel que lo había sujetado, para encontrarse con unos dientes apretados con enojo, un entrecejo fruncido con furia y unos ojos verdes que brillaban con cólera, liberando la violencia tras ellos.
—No... la... toques —siseó con la rabia contrayendo todo su rostro en una mueca de profunda ira.
La joven abrió sus ojos de par en par.
«¡¿Asta?!»
Dos horas antes...
La chica caminaba por las calles con la cabeza en las nubes. Había decidido ir un rato a la ciudad para despejarse ya que estando en su habitación solamente se atormentaba más y más.
Había pasado por la casa de su prima pero el cargo de consciencia no le dio la fuerza suficiente como para armarse de valor, tocar la puerta y hablar con ella. Claramente no pensaba contarle lo que había pasado con Asta, pero al menos quería hablar de cualquier cosa para quitarse todos los remordimientos que carcomían su cerebro.
Sus pasos no tenían rumbo fijo y miraba al suelo con una expresión desinteresada mientras le daba vueltas a un mechón de su cabello sumida en sus pensamientos.
«¿Realmente tengo que hablarlo?»
«No sé qué debería decir...»
«Esto... "Asta.. ¿Recuerdas cuando estábamos esperando a que Vanessa nos recogiera y entonces casi... casi... casi... "»
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¡Ese idiota!
De TodoLa preparatoria Clover es una de las instituciones más prestigiosas de toda la ciudad, con una manera de impartir conocimiento algo distinta a los colegios normales. Asta es un chico de las afueras de la ciudad que apenas logró entrar por los pelos...