–Ahora dinos, ¿qué fue lo que sucedió ese día? –Inquirió curioso JungKook. –Y no sigas manteniendo todo este asunto como si de un secreto se tratase. ¡Vamos, hyung! Que nada ganas con guardarte todo esto para ti. Porque si sigues así, se volverá más pesado la carga. –Declaró colocando su mano sobre el hombro del pálido, en signo de confianza.
Soltando un gran suspiro, YoonGi prosiguió a contar absolutamente todo lo ocurrido ese día, desde la pequeña discusión- al parecer- sin sentido alguno que tuvieron, hasta la parte del beso. Mientras sus amigos lo observaban detenidamente, sin atreverse a interrumpir el relato del pálido.
Pasados un par de minutos en donde YoonGi ahora se dedicaba a consumir parte de la pizza que habían pedido, NamJoon fue el primero en romper el silencio.
–¿Tanto te gusta Park? ¿No será solo algo pasajero?
Nuevamente el silencio reinó en aquel lugar, las voces de los clientes de aquel local habían pasado a un segundo plano.
Todos los reunidos eran conscientes que YoonGi no era esa clase de chico que llegaba a enamorarse al instante.
Pero podían notar el nerviosismo palpable en aquel cuerpo, no podían hacerse los ciegos al tener a YoonGi temblando ligeramente, con sus nervios a flor de piel, mientras les hablaba.
Los tres chicos se encontraban preocupados por el estado de YoonGi, con el tiempo que llevaban conociéndolo, nunca lo habían visto actuar de tal manera. Todo esto era una situación seria.
–Han visto que reiteradas veces he tratado de hablar con él, pero termina escabullendo de mí. –Murmuró con voz débil. –Siempre que hablamos de él siento como mi cuerpo reacciona y mis temblores no se hacen de esperar. –Suspiró, tomando una servilleta limpió las comisuras de sus labios. –Saben que nunca me vi interesado en investigar para poder encontrar a esa otra persona que conformaría en ser mi mitad, solo quería enfocarme en mí y dejar en manos del destino el si quisiera que la pudiese conocer.
El estado de ánimo de YoonGi se iba convirtiendo en uno melancólico, más abatido conforme las palabras salían de su boca.
–Nunca imaginé en encontrarla tan rápidamente. –Una sonrisa cargada de tristeza se apoderó del rostro del pálido. –Él es como un sueño para mí, JiMin es alguien a quien le tengo demasiado cariño desde que éramos pequeños. Siempre me estuvo animando cuando mis situaciones se me hacían cada vez más complicadas, en donde no podía darle la cara y enfrentarlas por mí mismo.
–Podía sentir mi vida colmada de desdichas, casi al borde del abismo, sentía como las tinieblas tocaban fondo y se apoderaban de mí, pero él estaba siempre ahí, inclinando su oído a mi clamor... –Suspiró pesadamente, el hecho de traer a sus memorias, aquellos recuerdos, lo hacían sentir nuevamente vulnerable. –JiMin es alguien maravilloso, puede llegar a ser tímido, como otras veces no lo será; es un chico inteligente, carismático y demasiado accesible, un chico brillante sin lugar a dudas, puede llegar a ser terco y decidido. Nunca antes había llegado a experimentar todo lo que él causa en mí.
Todos aquellos estragos. Ahora hasta podía decir que conocía claramente aquella frase de mariposas en el estómago, aunque si fuese eso lo que sintiera se relajaría un poco, pero era todo lo contrario. En vez de mariposas lo que sentía eran como unos juegos artificiales explotaban a diestra y siniestra en todo su interior, como un dragón revoloteaba de un lado a otro causando un gran desastre, y como su corazón palpitaba rápidamente, como si quisiese salir de su pecho en cualquier momento.
A veces hasta temía que alguien pudiese escuchar el ruido tan ensordecedor de su corazón.
Se había convertido en un total desastre por tan solo un joven, el mismo chico a quien le pertenecía una piel tersa y canela, como si un ángel la hubiese besado, dejándola tan inmaculada.
Sentía que estaba viviendo en una ilusión tan espléndida, temía que cuando abriese sus ojos, todo aquello se hubiese desvanecido. Si era así, preferiría no querer despertar nunca, o al menos hasta donde el tiempo detuviera todo aquello.
Pero por el momento seguiría soñando con él, con la emoción de sentir algo tan hermoso, como lo era aquel sentimiento.
–Pero mi tiempo se está agotando. –Continuó hablando. –Me estoy dando por rendido. Yo solo busco verlo feliz, y si esa felicidad la encontrará con alguien más, me resignaré a tan solo admirarlo de lejos.
–Hyung. –Murmuró el menor de los chicos. –No deberías de renunciar tan fácil, ¿sabes?
–Pero tampoco quiero ser rechazado por él. –Su voz salió en un susurro. Aquellos ojos gatunos aguardaban por derramar aquellas lágrimas que rogaban por salir.
–No quiero obligarte a hacerlo, pero es justamente lo que haré. –Dijo SeokJin con una mueca en su rostro. –Mañana. –Las miradas confusas de sus amigos cayeron sobre él. –Mañana hablarás con él, le explicarás todo con claridad.
SeokJin permanecía en el mismo lugar, mirando detenidamente sus manos, como si fuese la cosa más importante, sin saber que su amigo, con tan solo escuchar aquellas palabras, había logrado ocasionar un gran revuelco de emociones.
¿Cómo podía ir a buscar a Park después de sus continuos rechazos hacia su persona?
Pero debería intentarlo, como su última oportunidad. ¿Tan difícil era hacer todo aquello?
Ahora sus pensamientos se focalizaban en aquella idea. Esperaba que fuese cual fuese su decisión final, no terminara estropeando todo.
Iba a ser realmente complicado el acercarse a él. Sus sentimientos se encontraban en la palma de su mano, y solo una persona podía tomarlos o ignorarlos.
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╰🌻︙ᴀᴄᴄɪᴅᴇɴᴛᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ ᴅᴜʟᴄᴇ ➳ ʏᴏᴏɴᴍɪɴ
Fanfiction❝ Min YoonGi era el típico chico popular, el chico perfecto para otros, el causante de muchos suspiros dentro de aquella universidad. YoonGi comenzó a regalarle chocolates, JiMin los aceptaba gustosamente. Pero, ¿quién diría que tras de ese lindo g...