Nasténka se revolvió justo en frente de la silueta de Eclair. Su cuerpo nubloso y fantasmagórico había vuelto para atormentarme durante unos momentos, se movía gracialmente sobre el cespéd que se suponía que pisaba y su piel se encontraba tan pálida como la última vez que la había visto.
El espacio comenzó a oler a azufre, tal cual como había pasado en las ocasiones pasadas. El humo vólcanico apareció, cubriendo todo el espacio en el que nos encontrabamos y el corazón aceleroceme por el simple hecho de que ella estuviese allí.
La cicatriz en el pecho comenzó a punzar, llevé mi mano hacia ella e intenté desgarrarla por encima de mis ropas pero era simplemente imposible.
Nasténka se acercó hacia mí, moviéndose alrededor como si fuera una bailarina experimentada. Posiblemente lo era.
-Y aquí empieza, querido -dijo observando al cielo -. Dios lo ha previsto.
-¿Acaso Dios planeó todo este camino? -Cuestioné.
-Dios prevé todos y cada uno de los caminos del hombre, querido -tomó mi mano -. Previó tu avidez ante los escritos y también previó todo el camino que ocurre en este momento. Pero Dios no se inmiscuye en los asuntos del hombre, el hombre es libre en su elección y es libre de elegir al Dios o al Diablo que los dos son uno y a la vez son otro.
-¿Cómo Dios puede saber la respuesta del hombre antes que el hombre mismo? ¿Acaso el conocía tus cartas que nunca llegaron o lo miserable de mi alma? Entonces es probable que Dios sepa la guerra, y si Él la sabe entonces nadie más puede saberla.
-¡¿Pero qué cosas dices, querido mío?! -Cuestionó a lo alto.
Nasténka se revolvió entonces frente a mí, extendiendo los brazos y llevando su cuerpo de un lado a otro.
-¡Dios conoce los caminos del hombre, pero no conoce su alma! -Respondió ella -. ¡Dios mismo vio los destinos de cada hombre y no busca condenarlos sino amarlos por esos caminos!
-¡Entonces explicame, Nasténka! ¡¿Cómo un hombre no puede sentirse miserable cuando el mismo camino que escoge lo es?! ¡¿Acaso Dios no ama al hombre?! ¡¿Entonces por qué lo hace dejar ser miserable?!
-¡Al igual que mis cartas, amado mío! -Exclamó -. ¡Dios ama lo miserable del hombre y eso también lo hace un miserable a su manera! ¡Dios lo sabe todo! ¡Grande es Él que en su gloria nos guarda a los dos!
Entonces volvía a la realidad. Nakasuga se encontraba a mí lado, Kikuyo había comenzado a dar las palabras de presentación y Eclair mantenía su vista fija sobre mí. Llevé la mirada hacia mis manos, una libre mientras la otra se hallaba cubierta por el guante sin falanges. Luego observé hacia la cintura, donde se encontraba el sable que había recibido de Koume el día en que robamos los tanques de Kuromorimine.
Me cuestionaba cómo se encontraba. Akaboshi era quien estaba más cerca de ser engullida por el león de lengua vipera, pero sorprendentemente había resistido lo que más podía a sus fieros ataques. Mientras nosotros luchabamos aquí, buscando llegar hasta donde ella se encontraba, la joven que ayudóme a comprender varios asuntos básicos del deporte intentaba hacer su mejor esfuerzo para permitirnos alcanzarla.
Ganar este combate era avanzar hacia ella.
-¡Saluden! -Exclamó Kikuyo.
Las dos jovenes frente a mí inclinaron sus cabezas. Nakasuga y yo hicimos lo mismo.
-¡Tengamos un buen combate! -Gritamos al unísono.
Al levantarnos nuevamente observé hacia Emi, quien se quitó unos mechones de cabello de su rostro, luego me dirigí hacia Eclair antes de que tomase rumbo hacia el lugar en dónde estarían apostados sus tanques.
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Serie Fanfic Girls Und Panzer #3 - Jauría de Lobos y Leones
FanfictionEs el inicio de la resistencia contra Mara Avellaneda. Liam hará lo necesario para recuperar a Kuromorimine de sus garras con tal de detenerla. Nadie sabe acerca de cómo es ella realmente más que él y pese a que la entiende profundamente y tenga las...