Capitulo 22

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La noche de karaoke fue todo un éxito, a pesar de los pequeños contratiempos que surgieron.

Annie y Nora eran todo un caso.

El trayecto de vuelta al departamento de Lena fue tranquilo, aunque algo incómodo. Principalmente por el hecho de que Mia y Annie se estaban ignorando a más no poder.

Una vez llegamos a casa, la primera en retirarse a su habitación fue Mia, por alguna extraña razón su humor había empeorado después de que Annie cantara.

Me prepare mentalmente para dormir sola esta noche en la habitación de huéspedes. Pensaba que Annie insistirá en dormir sola con Lena, pero no fue así. Para sorpresa mía ella pidió quedarse en la habitación de huéspedes, alegando que quería darnos privacidad.

Lena, no pareció muy convencida de dejarla dormir sola, y siendo sincera yo tampoco lo estaba.

Díganle intuición de madre o que me veía reflejada en ella, pero sabía que algo le pasaba.

Lo supe en el momento en que ella no peleo por el último trozo de sushi. Al principio pensé que era por la presencia de Mia, pero esa idea cambió en el karaoke. Annie trababa de disimular, pero durante ciertos momentos ella se perdía en su mente. Buscaba mostrarse alegre, pero cada que no la veían su rostro cambiaba. Y lo que termino de disparar mis alarmas: fue ver la mirada inquisitiva y la vez preocupada de Nora.

Era como ver mi relación con Alex desde afuera. Annie estaba actuando tal como yo lo hacía cada vez que ocultaba o me preocupaba algo, y Nora, actuaba igual que Alex cuando me miraba preocupada al no saber qué me pasaba.

Me levante sigilosa de la cama, a pesar de la hora, no podía dormir.

Use mis máximas habilidades de súper héroe para no hacer ruido alguno en la habitación. Una vez estuve fuera de ella, me dirigí a la habitación de Annie, pero al llegar la encontré vacía.

-No de nuevo- susurré.

-Esta en la sala- susurró una voz a mis espaldas que por poco me hace pegar un grito del susto. Mia estaba parada en la entrada de la habitación. No dijo nada más, solo se dio vuelta y se retiró a su habitación.

Aún no sabía muy bien cómo actuar con ella después de lo que Lena me contó. Decidí no pensar en eso por ahora y me fui a la sala.

Annie estaba sentada en el sillón de Lena, abrazando al oso de peluche que Lillian le había llevado. Su mirada estaba perdida en las grandes ventanas del departamento, las cuales le permitían contemplar el hermoso cielo nocturno.

-Para ser un súper, no eres nada silenciosa mamá- dijo suavemente.

-Quizás no para alguien que tiene un súper odio- contesté- ¿Esta todo bien?- pregunté al acercarme a ella.

-Sí- contestó. Ella trató de limpiar disimuladamente su rostro, pero no pasaron desapercibidas para mí las pequeñas lagrimas que trato de ocultar.

-¿Segura?-

-Segura. Solo que no podía dormir, así que vine a contemplar el cielo-

-Es una noche muy bella- dije al sentarme cerca de ella.

-Lo es-

Un silencio se formó entre nosotras, un silencio cómodo. Ahora entendía el porqué me decían que no sabía mentir o ocultar algo, que mis ojos siempre me delataban. Lo sabía, por que estaba viendo eso en los ojos de mi hija. Y no sabía cómo manejar la situación.

-Mamá- dijo suavemente Annie- alguna vez, tú...podrías ¿Dejar de quererme?- preguntó abrazando con más fuerza al oso.

Su pregunta me sorprendió, no entendía la razón de esa pregunta, pero era obvio que solo había una respuesta.

Si Tú SupierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora