Capitulo 5

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Martes 10:30 am. (Sexta semana)

POV Dustin.

Luego de crear todo un plan con Clara para pedirle perdón a Delanie fuimos a su casa. En donde la señora Adams nuevamente me explicó que no podría hablar con su hija, y aunque estuve a punto de entrar por la fuerza, no servía. Delanie se encontraba en Manhattan, junto a su ya no desaparecido padre. Su regreso aún no tenía fecha, así que mi plan se fue a la completa mierda.

Me sentí como si todas mis esperanzas de enmendar las cosas se hubiesen esfumado. Caminé un largo rato acompañado del silencio. Llegué a un parque infantil y me senté en una banca.
Pensé en como la madre de Delanie me había pedido ayudarla con su falta de impuntualidad.

-Dustin, ella es Lena Adams, es mi compañera de trabajo ¿La recuerdas, cierto?-Nell entró a la cocina, donde me encontraba preparando un café. Saludé con una sonrisa a la señora rubia y asentí. Siempre la veía con Nell cuando la llevaba a su trabajo.-Perfecto, necesitamos un favor-Mi madrastra apoyo sus codos de la islita frente a mí, y me dió una mirada suplicante.

-¿Para qué soy bueno?-Bromeo.

-Mi hija-Comienza la señora.-Nell me contó que eres muy estricto con los horarios-Asentí, odio llegar tarde-Bien, mi Delanie... Es todo lo contrario-¿Ese nombre me suena? ¡Ah! Literatura, sí. Rubia, ojos verdes. Muy linda.-¿Podrías ayudarla?.

-¿De qué manera?-Interrogue. Curioso. Aunque esa chica es linda y se ve amigable. Nunca la he visto interactuar más qué con una castaña que siempre está con ella. Es algo así como asocial. O tal vez sólo es reservada.

-Mmm, bueno pensé que podrías ir en las mañanas tú mismo a despertarla. Le cuesta mucho esa parte, he tratado de todo. Pero termino llegando a pésima hora a mi trabajo-Explicó. La propuesta era algo ¿Rara?. Pero aún así, asentí.

-¿Cuando empiezo?-Sonreí, y ella me devolvió el gesto.

-Mañana mismo.

Lo que nunca me imaginé fue que su madre no le contó que un extraño sería su despertador matutino. Nunca olvidaré la cara que puso cuando llegue.

-¡Mamá! ¡Se metió un... Un... Un pejelagarto! ¡Auxilió!

Reí un poco al recordarla, gritó horrorizada cuando me vio. Pero no estoy tan feo para parecer un pejelagarto ¿O sí?.

Recordé incluso la primera vez que llegue con el silbato.

Entre con mucho cuidado, Delanie yacía enterrada bajo sus mantas. Usaba dos, y eran como una red que se envolvían por todas partes. Me posicione a su lado y saqué mi nuevo juguete junto al cronometro. Lleve el silbato a mis labios y sople aire con fuerza. Ocasionando que un ruido chillón saliera de él.

-¡No me quiero morir!-Gritó la rubia, saltando de su cama. Pero como ya dije, sus mantas se enredan, tanto que le ocasionaron una caída. Un golpe seco se escuchó, y luego un quejido de su parte. No pude evitar reírme a grandes carcajadas.-Algún día, Murray. Algún día-Murmuró. Como si me amenazara.

Una estúpida sonrisa se mantuvo en mis labios. Para qué todo aquel que me viese, creyera que me encontraba bien. Pero es qué hasta la persona más rota puede dar una sonrisa sincera, incluso si ya está en sus últimos momentos de luz. No importa que tan duras sean nuestras batallas interiores, tendremos periodos cortos. Como esté. Para recordar lo que nos podría reparar el alma entera.

-No te quedarás allí sentado dando lástima, ¿O sí?-Clara apreció a mi lado, sus brazos cruzados y su ceño fruncido levemente.

-¿Tengo otra opción?-Solté. Abatido.

Desperte queriendo soñarte ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora