18.

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NARRA LOLA

Estábamos a punto de hacerlo de nuevo, pero alguien no paraba de llamarme.

Decidí ignorarlo, pero esa persona seguía insistiendo. Javi soltó mis manos y se giró para mirar la pantalla.

Frunció el ceño y luego me miró con cara de culo. ¿A éste que le pasa?

Se levantó de encima y agarró el teléfono para luego dármelo.

- Toma. Contesta. —me dijo cortante.

Al ver la pantalla solté una risita y entendí al instante porque se estaba comportando así.

El que me estaba llamando era uno de mis follamigos. Suelo quedar con él de vez en cuando para follar y luego cada uno para su casa.

- Hola preciosa. —me saludó Raúl.

- Hola cariño, ¿cómo estás?

Normalmente no soy para nada cariñosa, pero esta vez tengo ganas de cabrear un poco a Javi.

- Mucho mejor ahora que te escucho.

- ¿Nunca cambias eh? —le pregunté sarcásticamente y nos reímos a la vez.

- ¿Estás libre? Tengo ganas de verte.

Nunca se va por las ramas y eso me gusta de él.

- No, ahora mismo estoy un poco ocupada. ¿Mañana te viene bien?

- Mañana no podré yo. ¿Qué te parece si te quedas en mi casa este fin de semana?

- No puedo, tengo que estar el sábado en la Fms.

- ¿Y el domingo? Venga Lola, no te hagas de rogar. —solté una risita.

- El domingo está bien. —dije finalmente.

La expresión facial de Javi estaba cada vez más tensa y su mandíbula daba la impresión de que en cualquier momento iba a explotar.

- De puta madre entonces. ¿Qué has estado haciendo estos días? Estás perdida.

- Asistiendo a las clases virtuales, como una buena niña. — le dije y empezó a reírse porque sabía que me la suda la universidad — ¿Tú?

- Yo bien, trabajando y poco más.

- Supongo que estarás cansado.

- Sí, un poco reina.

- Cuando nos veamos te quitaré el estrés bebé. —le dije sin mirar a Javi esta vez.

Me imagino su cara, así que no quiero hacerlo. Si antes quería castigarme, ahora me va a matar.

- Bueno, entonces nos vemos el domingo. Cuídate.

- Besos. —le colgué.

Por fin me digné a mirar a Javi y suspiré al verlo. Tenía las venas del cuello muy marcadas y me miraba con ganas de ahorcarme.

- ¿Estás bien? — pregunté y asintió — Venga Javi, no te enfades por tonterías. —solté una risita nerviosa.

No me respondió, me agarró del pelo atrayéndome hacia él hasta caer sobre su regazo.

- ¿Quién era ese? —preguntó con su voz ronca.

Seguía estirando mi pelo con su mano, mientras que con la otra acariciaba mi culo.

Me levantó el camisón dejándolo al aire y me estremecí al sentir como lo apretaba con firmeza.

- Responde. —le dio una palmada fuerte y solté un pequeño grito.

- Un amigo. —susurré y me dio otra palmada.

- No seas mentirosa. Es la última vez que te lo preguntaré. —me dijo serio.

- ¿Qué te importa? — recibí otra palmada aún más fuerte — Ya te dije, un amigo.

Echó mi tanga para un lado y metió dos dedos en mi interior. Sentía como me ardía el culo, pero lo disfrutaba más de lo que me hubiera imaginado.

- ¡Ah! —gemí al sentir como empezaba a moverlos.

- Ponte en cuatro, te aseguro que el domingo no irás a ninguna parte.













Una puta mierda éste capítulo, pero bueno.

Mad Love; BnetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora