Estaba caminando por las hermosas calles de Inglaterra, yendo al parque de enfrente de mi casa. Amaba ese parque, nunca hay mucha gente y hoy no era la excepción.
Mientras caminaba divisé a un hombre en el suelo, me preguntaba si estaba bien y me dirigí a él.
-Necesito ayuda- dijo tartamudeando, tenía manchas de sangre en su ropa y algunas cortaduras en su rostro.
No sabía que hacer, no estaba bien dejarlo ahí, pensaba llevarlo a mi casa para curar sus heridas, ¿Y si era un asesino violador?
Lo ayudé a levantarse y lo guié a mi casa.
Mi madre siempre ayudaba a todo el mundo, decía que aveces la felicidad de uno se debe a poder ver a alguien sonreír.
Una vez que llegamos lo recoste sobre el sillón y comencé a curar sus heridas, mis manos temblaban, no estaba acostumbrada a ver tanta sangre. Tenía una gran herida en uno de los costados de su abdomen, le puse alcohol y la cubrí con vendas. Por ahí no era tan grave como me imaginaba, pero para mí era terrible.
Guarde las cosas en el botiquín y puse a lavar su campera y remera mientras él dormía plácidamente en el sillón. Era un chico muy apuesto, rubio, alto y un pircing decoraba su labio.
¿Que pasará cuando despierte? Quizá le supliqué que me tenga piedad y me asesine de una forma no dolorosa, o por ahí solo es un pobre chico al que le robaron.
-Supongo tendré que esperar a que se que despierte- dije para mi misma.
Subí a mi habitación y dormí hasta que el ruido de un trueno me despertó.
-Sin duda alguna, hoy no es mi día- dije mientras tallaba mis ojos.
Bajé al recordar al desconocido
-¿Quien eres ?- preguntó mientras me apuntaba con un cuchillo
Genial.
- Soy Sky, ¿tu?- dije asustada
-No te importa
- Si me importa, estas en mi casa, curé tus heridas y dejé que no mueras en el parque, como mínimo creo que tengo que saber tu nombre-Dije y lo fulmine con la mirada
-Soy Luke, también conocido como el ángel de la muerte
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El ángel de la muerte l.h
AléatoireSky Jackson llevaba una vida normal, hasta que se topó con él. Ella decide ayudarlo y su vida se ve envuelta en miles de problemas causados por nada más y nada menos que él ángel de la muerte. Portada: IriSaccani