Nunca pensé sentir algo tan fuerte, algo que ni yo misma pudiera controlar. Siempre creí que sería el amor el que no cupiera en mi pecho, pero en su lugar es la ansiedad y el miedo. El miedo de que esto se termine, de no tener de nuevo esos espasmos de cosquillas recorriendo mi cuerpo y llegando a mi estómago en forma de emoción por hacer algo o porque alguna canción me lo provoca.
No quiero tener miedo nunca más.
No quiero sentirme de otra forma que no sea feliz, pero sé que el miedo es mi auto-sabotaje, el problema es que no sé qué hacer con él. Lo intento dibujar pero no tiene rostro, intento encontrar una buena definición pero no hay palabras, no tiene identidad más que la mía, lleva mi voz y tiene mi cuerpo.
Tener miedo no te hace débil, le explico a mi yo interna.
Tener miedo no te hace menos.
Tener miedo está bien.
Salir del infierno es nuestro deber.
Disfrutar la vida quiero.
Amar mi cuerpo.
Usar un bikini descaradamente atrevido y descubierto que pueda mostrar todos esos "defectos" que aprendí a aceptar, a amar.
Dejar que alguien me ame.
No dar algo a cambio para no ser abandonada.
Permitir que alguien me escuche sin temor a que me calle porque hablo demasiado de lo que me apasiona.
Escucharme.
Quererme.
Y aunque parezca un escrito es una lista de cosas por hacer conmigo.
Porque el miedo puede ser intenso pero espero que el amor propio lo sea aún más.
Porque lo merezco aunque mi voz diga que no.
Porque lo merezco aunque el miedo que sienta no me lo permita.
Porque lo merezco, por todos los años hundida.
Porque existo lo merezco.